Crítica: La Guerra de las Galaxias (Star Wars) (1977)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1977: Mark Hamill (Luke Skywalker), Harrison Ford (Han Solo), Carrie Fisher (Princesa Leia Organa), Alec Guiness (Obi-wan Ben Kenobi), David Prowse (Darth Vader), Peter Cushing (Grand Moff Tarkin), Anthony Daniels (C3PO), Kenny Baker (R2D2), Peter Mayhew (Chewbacca), James Earl Jones (Voz of Darth Vader), Phil Brown (Owen Lars)

Director: George Lucas, Guión: George Lucas, Productores – George Lucas y Gary Kurtz, Musica – John Williams

Trama: En una lejana galaxia, fuerzas imperiales secuestran a la líder de la rebelión, la Princesa Leia. De la nave de la princesa escapan, con apenas tiempo, dos androides. Los robots irán a parar al planeta Tattoine, donde serán recogidos por la familia Skywalker. Sin querer, el joven Luke activará a uno de ellos, descubriendo que tiene un mensaje secreto para Ben Kenobi, un ermitaño que vive en el desierto. Resulta que el mensaje que le envía la Princesa es un pedido de ayuda, y el androide contiene los planos de una fortaleza militar capaz de arrasar mundos enteros, conocida como la Estrella de la Muerte. Pronto los androides, Luke y Kenobi deberán emprender la misión de alcanzar los planos a las fuerzas rebeldes, pero no sin antes rescatar a la Princesa, que se encuentra encerrada en la fortaleza orbital, bajo el asedio del supremo comandante del imperio, Lord Vader.

Arlequin: Critica: La Guerra de las Galaxias (Star Wars) (1977)

Escribir un resumen narrativo de La Guerra de las Galaxias es un trabajo fútil. Practicamente nadie en la Tierra desconoce de qué se trata o no ha visto Star Wars. Es un film basal, de esos de los que se puede contar la historia del cine antes y después de dicha película.

La historia de la creación del film es interesante, y muestra algunos detalles y carencias que marcan tanto éste como los siguientes filmes (incluyendo la trilogía de precuelas). Existió una época muy muy lejana en la que George Lucas no era nadie, apenas un director y guionista del montón, que había tenido ilusiones de cine arte (THX 1138) con pretensiosos resultados y un hundimiento estrepitoso en la taquilla, y que se había redimido en cierta forma gracias al éxito de American Graffiti, una película sobre estudiantinas ambientada en los 50. Lucas pertenecía a la generación 70, la más importante del cine americano, y que revolucionaría la historia del medio: entre sus alumnos figuran Francis Ford Coppola, Steven Spielberg, John Millius entre tantos otros.

Decidido a tener un éxito comercial, Lucas quiso adaptar el comic de Flash Gordon al cine, pero los derechos sobre el personaje resultaban muy caros, así que terminó por crear su propia historia de ciencia ficción.

La verdad es que La Guerra de las Galaxias fue un doloroso trabajo de escritura, de borradores rechazados por la Fox una y otra vez, donde la historia cambiaba radicalmente en cada nueva versión del guión. Salvo algún que otro nombre, los personajes siempre fueron los mismos, pero los roles cambiaban y las circunstancias también. En algunas ocasiones Han Solo era el héroe, en otras Luke tenía un hermano (Anakin), y un largo etcétera, con tramas muchas veces absurdas. Digamos que gracias al control de calidad de los ejecutivos de la Fox (milagro !, por una vez en la vida el filtro de los directivos dió resultados positivos), después de mucho esfuerzo pudo Lucas desarrollar un guión aceptable. Lamentablemente con la continuación de la serie, y el crecimiento en poder económico y creativo de Lucas (fundamentalmente gracias a hacerse de los derechos del merchandising, algo nuevo y desconocido para la época – y para los ejecutivos de la Fox), resultó cada vez más difícil tener alguien que controlara creativamente al chico prodigio, y los guiones fueron perdiendo potencia narrativa hasta la lamentable entrega de la trilogía de precuelas a partir de 1999.

Algún crítico escribió alguna vez que sólo hay 10 historias originales en el cine, y el resto son todas mutaciones de las mismas. El caso de La Guerra de las Galaxias no es la excepción: Lucas mezcla cosas de muchos géneros distintos, amén de nutrirse de fuentes literarias que van desde Tolkien, pasando por las leyendas arturianas, las leyendas europeas y, por qué no, el comic. Entre otras cosas, Lucas incluye: héroes rubios, princesas y emperadores al estilo Flash Gordon, religiones y razas conviviendo al estilo El Señor de los Anillos, dos soldados renegados que buscan una fortaleza oculta como el film The Hidden Fortress de Akira Kurosawa, un viaje a tierras desconocidas al estilo del serial de cowboys La Amenaza Fantasma (de donde tomaría el título para elEpisodio I), el llamado camino del héroe (una persona anónima destinada a la grandeza y a terminar con la opresión de una fuerza invasora) de los relatos del Rey Arturo, elementos del Western (tabernas, héroes borrachines y bribones al margen de la ley pero simpáticos como Han Solo), elementos de otras obras Sci Fi (planetas desérticos como Duna), y unos cuantos clisés de las películas de la Segunda Guerra Mundial, desde los discursos heroicos hasta las escenas de combate (basadas ciertamente en documentales de guerra). El mérito de Lucas es compaginar todo esto, hacerlo ágil narrativamente y atractivo al público, más que una simple regurgitación de elementos prestados.

El principal problema que padece La Guerra de las Galaxias es en término de diálogos. Hay muchos de ellos que suenan bastante a clisé, y no resultan efectivos (amén de cierta versión de segunda de un seudo Zen, caracterizado en La Fuerza, y que genera alguna de las frases más pretensiosas del film). Lucas nunca fué un gran director de actores ni un gran escritor de diálogos. Mientras que la fuerza de la historia atrapa al público (siempre la épica de un puñado de débiles frente a una fuerza superior opresora ha sido disfrutada por la platea), la interacción de los personajes es bastante más débil. Leia, por ejemplo, no da la impresión de una persona experta en la guerra, a pesar de estar al mando de la rebelión. Muchas de sus actitudes parecen pasos en falso, no terminan de convencer (solo demuestra mal carácter). Y Luke Skywalker es un héroe débil: si bien en La Guerra de las Galaxias es un inexperto adolescente, el personaje (y el actor) no pueden sacudirse esa imagen durante las dos películas siguientes. Parte puede ser la falta de brillo de Mark Hamill para con el personaje, y buena parte es la debilidad del guión en desarrollarle un caracter que va in crescendo en fortaleza y sabiduría. Al final de la saga, Skywalker debería ser tan aguerrido como Han Solo (posiblemente el mejor personaje en el lado del bien, el más carismático), pero no llega ni a la mitad. Y otra falla, a consecuencia de esto, es que el héroe no termina siendo ni atractivo ni poderoso (en la imagen del público) como para batallar con el villano.

Precisamente el otro factor del éxito de La Guerra de las Galaxias, sea el haber creado uno de los villanos más memorables del cine. Sin duda Darth Vader es una fuerza implacable de destrucción, con una presencia y voz espectaculares. Como en los filmes de James Bond, siempre se puede valorar la calidad de la cinta de acuerdo a la calidad del villano. Si la fuerza del mal resulta demasiado teatral, sobreactuada o banal, termina en el ridículo, y no nos interesa en absoluto que los buenos le ganen a alguien que no nos impresiona o atemoriza.

Por supuesto, el tercer factor del éxito de La Guerra de las Galaxias son los efectos especiales. Ciertamente no son los primeros efectos especiales de calidad que se ven en el cine (el mérito le corresponde a 2001, Odisea del Espacio), pero son los primeros que se ven en movimiento frenético. Las batallas espaciales son altamente creíbles y sin falla (quizás no se vean tan bien algunas explosiones ahora, pero bueno, en 1977 Lucas estaba inventando todo eso !). Y, fundamentalmente, el hecho de que, desde la Estrella de la Muerte hasta los detalles mínimos de la cantina de Mos Eisley están realizados de modo impecable. No es como la Sci Fi barata de los 50 y 60, donde se veían hilos de las maquetas o resultaba obvio que eran juguetes de plástico. Ni tampoco se trata de universos fantásticos y pristinos (como los de Star Trek, por ejemplo) con gente vestida impecable en lugares de un blanco sanitario. Lucas construye un universo vivo, donde la vida vale poco, sucio, lleno de detalles, y realizados con efectos especiales impecables, lo que lo hace totalmente creíble. Y en terminos de lo visual, los efectos producen estupor: desde la captura de la nave de la Princesa al inicio del film, hasta la presencia de la Estrella de la Muerte, resultan en momentos memorables, fijos en la retina de cualquier espectador del mundo.

Como espectáculo, sin duda es un clásico. La fuerza de su historia supera ampliamente sus debilidades, las hace obviar. Sumado a la inmortal partitura de John Williams, sin duda es un hito de los 70. Lamentablemente en siguientes entregas la serie iría ganando calidad técnica pero perdiendo calidad argumental hasta terminar de transformarse en un culebrón espacial, incoherente con partes de sus comienzos. Después de todo el libreto de Star Wars llevó años, y Lucas sólo habia escrito algunos borradores de una historia inicial y de una historia posterior. Con menos tiempo de preparación desarrollaría El Imperio Contraataca y El Regreso del Jedi, aunque eso es otra historia.

STAR WARS – LA GUERRA DE LAS GALAXIAS

Precuelas: La Amenaza Fantasma (1999) – El Ataque de los Clones (2002) – La Venganza de los Sith (2003)
Trilogía original: La Guerra de las Galaxias (1977) – El Imperio Contraataca (1980) – El Regreso del Jedi (1983)
Trilogía moderna de secuelas: Star Wars: El Despertar de la Fuerza (2015) – Star Wars: Los Ultimos Jedi (2017) – Star Wars: El Ascenso de Skywalker (2019)
Filmes ambientados en el universo Star Wars: Rogue One: una historia de Star Wars (2016) – Han Solo: Una historia de Star Wars (2018)
Series ambientadas en el universo Star Wars: The Mandalorian (2019) – El Libro de Boba Fett (2021) – Obi-Wan Kenobi (2022) – Andor (2022) – Ahsoka (2023)