Crítica: Star Wars Episodio III: La Venganza de los Sith (Revenge of The Sith) (2005)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2005: Hayden Christensen (Anakin Skywalker / Darth Vader), Ewan McGregor (Obi-Wan Kenobi), Ian McDiarmid (Supremo Canciller Palpatine), Natalie Portman (Padme Amidala), Frank Oz (Yoda), Samuel L. Jackson (Mace Windu), Anthony Daniels (C3PO), Kenny Baker (R2D2), Matthew Wood (Voz de General Grievous), Jimmy Smits (Senador Bail Organa), Christopher Lee (Conde Dooku), Temuera Morrison (Comandante Cody)

Director: George Lucas, Guión: George Lucas, Productor – Rick McCallum para LucasFilms, Musica – John Williams

Trama: El Supremo Canciller Palpatine ha sido secuestrado por la insurgencia, y se encuentra bajo el poder del General Grievous. Fuerzas Jedi logran infiltrarse y consiguen liberarlo. Admirado por el desempeño del joven Skywalker, Palpatine pide que sea su intermediario personal frente al consejo de los Jedi. Pero en realidad se trata de una maniobra para seducirlo al lado oscuro de la Fuerza. Habiendo visto en el futuro que Padme se encuentra embarazada de Anakin y que puede fallecer en el parto, el canciller revela su verdadera personalidad – ser el Dark Lord Sith Sidious – frente a Anakin. Al joven lo asaltan sentimientos encontrados, pero termina por decantarse hacia Palpatine. Y en medio del conflicto, el Canciller correrá el rumor de que los Jedis desean liquidar el Senado, aprovechando Palpatine la ocasión para implantar una dictadura, creando un nuevo imperio galáctico y exterminando a los Jedis.

La Guerra de las Galaxias - Episodio III La Venganza de los Sith Esta es la conclusión de la nueva trilogía creada por George Lucas y basada en la renombrada saga de La Guerra de las Galaxias. Lucas enseñó a Hollywood el significado de la palabra precuela, y desde entonces la industria americana del cine se ha sumergido en una voragine de precuelas de las franquicias más conocidas (desde Batman y El Exorcista hasta James Bond).

Pero si bien Lucas impuso la moda, tampoco fue una movida que le saliera muy bien. Sin duda Episodio I y Episodio II han rellenado las arcas de Lucas – que dicho sea de paso, después de Star Wars e Indiana Jones, ha sido incapaz de crear algo potable, y ha vivido exclusivamente del merchandising de sus franquicias y de sus empresas especializadas en efectos visuales y sonido -, pero artística, crítica y popularmente han sido un desastre. La gente ha acudido masivamente al llamado, pero la espera ha resultado ser un fiasco. Tanto Episodio I como Episodio II son fabulosos catálogos multimediales de lo que puede crear la ILM, pero como películas son terribles. Los argumentos son ridículos, las actuaciones pétreas, los diálogos pura cursilería, y el sentido de la aventura casi nulo. Si bien es cierto que la trilogía original no era Shakespeare, tenía al menos cierta coherencia interna: había un espíritu comic muy fuerte de la aventura, los personajes eran algo estereotipados pero funcionaban, y la historia no quedaba sepultada bajo los efectos especiales. Las cosas eran simples, y los malos eran realmente malos (y funcionaban).

Pero la trilogía de precuelas sólo cometió un error tras otro. Primero, enredándose en los golpes de efecto que Lucas había tirado en la trilogía original (Leia y Luke hermanos; Darth Vader el padre); segundo, porque puso toda la trama bajo una serie de procedimientos burocráticos que atosigaron a los espectadores. Una compleja trama de políticas y traiciones que no resultaban demasiado interesantes, en especial por el tercer punto que son los personajes sosos. Si la primera trilogía mantenía la pureza de la simpleza, reduciendo las cosas a terminos similares al Western (buenos contra malos, minorías contra mayorías), la nueva saga olvida completamente sus orígenes. Y el cuarto punto es la exageración de todo; demasiadas naves, demasiados alienígenas, demasiados superpoderes para los Jedi… abandonando cualquier concepto mínimo de credibilidad.

Por eso es que cuando llega Episodio III, los fans se encuentran aburridos de la saga. Salvo los efectos especiales, nada resulta admirable de las últimas entregas, y uno podría suponer que lo mejor que podría haber hecho Lucas es haber creado una trilogía posterior a la Star Wars original (contando lo que le pasó a Luke, Leia, etc), o bien dejar la trilogía de precuelas en manos de otros directores. Ese es el problema de la gente demasiado exitosa y con gran poder, que no tienen a nadie que los frene a tiempo o que al menos le impongan un control de calidad.

Pero por suerte, Episodio III termina por transformarse en lo que los fans y público en general estaban esperando. Episodio I y II directamente no existen; sólo es válida La Venganza de los Sith. Lucas termina por sacarse las telarañas, y ha entrado en forma, atendiendo más a la historia que a los efectos especiales. Eso no significa que Episodio III llegue siquiera a ser una buena película (los díalogos y las actuaciones siguen siendo terribles), pero al menos recupera el sentido épico de la trilogía original.

Los efectos especiales son descomunales, y posiblemente sea visualmente la mejor película de FX de la historia. Hasta ahí, no hay nada de qué asombrarnos. Pero al menos, entre la catarata de efectos visuales, Lucas se hace un tiempo para algunas escenas más intimas que terminan por darle profundidad al relato. El debate moral de Anakin, la tentación al lado oscuro por Palpatine, o el duelo final entre Obi Wan y Anakin (ya convertido) están bien desarrollados.

El problema es que al guión le falta una pulida general. Sólo algunos personajes están elaborados, pero el resto sigue portándose como idiotas. El papel de Mace Windu (y Jedis en general, con excepción de Kenobi y Yoda) es de un autismo impresionante, y ni siquiera un actor tan potente como Samuel L. Jackson puede darle algo de vida. En general uno llega a justificar la suerte de la República, ya que está en manos de gente que no tiene dos dedos de frente, actúa de modo ingenuo y perece bajo la avalancha de la burocracia. ¿Por qué los Jedis utilizan al sospechoso ejército de clones?. ¿Por qué Mace Windu va a arrestar a Palpatine con unos escasos Jedis?. ¿Cómo es que nadie sospecha de las verdaderas intenciones de Palpatine?.

Y otro problema es Hayden Christensen. Si bien en Episodio II era el único que mostraba algo de vida, acá se notan todas sus limitaciones actorales. No le da el perfil para mantener una actuación digna de lo que debería ser el profundo dilema moral de una persona conflictuada. A veces uno piensa en las contradicciones de Star Wars – en La Guerra de las Galaxias, Kenobi da a entender que Anakin era un general mayor, un cuarentón que se sedujo por el lado oscuro -, y termina por concluír que es ridículo que la suerte del Universo dependa de un adolescente impulsivo.

Pero mientras que Christensen no da con el perfil, al menos su personaje hace algunas cosas interesantes. Es allí cuando el filme termina por dar pasos arriesgados y con coraje. La secuencia de la matanza de los aprendices Jedi (todos niños) es fabulosa. Es en momentos así cuando Lucas termina por poner toda la carne en el asador, cosa que no hizo en las películas anteriores. Lo mismo que la orden 66 dada a los clones para matar a los Jedis, o el climax minimalista con los gemelos entregados a Bail Organa y a los tios de Skywalker. En ese tono pesimista que encuentra el filme en su segunda mitad, es cuando termina por darle estatura a la historia. Por ello es que cuando Anakin se erige con la armadura negra, ya convertido en el Darth Vader que todos conocemos, que la audiencia aplaude a pesar de lo triste de la situación.

Es un filme oscuro; pero la inercia de los hechos que relata supera todos sus problemas de guión. Es también una pildora amarga que obliga inmediatamente a alquilar la trilogía original completa, para quitarse el gusto de la boca. Pero sin dudas es una película digna para incluir en la saga, que termina por rehabilitar a Lucas con los fans y el público en general.

STAR WARS – LA GUERRA DE LAS GALAXIAS

Precuelas: La Amenaza Fantasma (1999) – El Ataque de los Clones (2002) – La Venganza de los Sith (2003)
Trilogía original: La Guerra de las Galaxias (1977) – El Imperio Contraataca (1980) – El Regreso del Jedi (1983)
Trilogía moderna de secuelas: Star Wars: El Despertar de la Fuerza (2015) – Star Wars: Los Ultimos Jedi (2017) – Star Wars: El Ascenso de Skywalker (2019)
Filmes ambientados en el universo Star Wars: Rogue One: una historia de Star Wars (2016) – Han Solo: Una historia de Star Wars (2018)
Series ambientadas en el universo Star Wars: The Mandalorian (2019) – El Libro de Boba Fett (2021) – Obi-Wan Kenobi (2022) – Andor (2022) – Ahsoka (2023)