Volver al indice de críticas por género / una crítica del film, por Alejandro Franco
USA, 1986: William Shatner (Almirante James T. Kirk), Leonard Nimoy (Spock), De Forest Kelley (Dr Leonard McCoy), Catherine Hicks (Dra Gillian Taylor), James Doohan (Scott), Walter Koenig (Chekov), George Takei (Sulu), Nichelle Nichols (Uhura), Mark Lenard (Sarek), Jane Wyatt (Amanda), Robin Curtis (Saavik), John Schuck (embajador Klingon)
Director: Leonard Nimoy, Guión: Harve Bennett, Peter Krikes, Steve Meerson & Nicholas Meyer, Musica – Leonard Rosenmann
Trama: Una nave alienígena se dirige hacia la Tierra, absorbiendo todo tipo de energía y comenzando a evaporar los oceanos. El Almirante Kirk y su tripulación se encuentran en Vulcano, donde han llevado al cuerpo revivido de Spock para volver a fusionarlo con su espíritu. De regreso a la Tierra, preparándose para enfrentar una corte de justicia por cargos de rebeldía, descubren a la sonda alienígena y deducen de que ésta intenta contactarse con ballenas. Pero los cetáceos se han extinguido en el siglo XXIII, y la única manera de detener el sendero de destrucción de la nave es trazar un viaje en el tiempo hasta el siglo XX, para capturar dos especímenes y traerlos al futuro. Pero incontables contratiempos ponen en riesgo la misión, y con ello el futuro de la Tierra misma.
Star Trek IV: The Voyage Home (1986) es la tercera secuela del revival de la serie de televisión Viaje a las Estrellas (1966 – 1969), que comenzara como saga para la pantalla grande en 1979 con Viaje a las Estrellas: La Película.
Star Trek siempre fue ciencia ficción pensante, y el éxito de culto que se ganó la serie se basaba tanto en sus premisas como en una troupe de actores de amplio carisma. Los grandes problemas que comenzaron a surgir con la adaptación de la saga a la pantalla grande tienen que ver con lo colosal de los objetivos propuestos, algo que con el tiempo empezó a verse como rutinario y desgastado. Esto es parecido a la saga de James Bond, donde después de cierta cantidades de filmes se empieza a preguntar si 007 es el único agente secreto que siempre puede salvar al planeta de un holocausto masivo. El primer film estaba excedido de ambiciones y los personajes habían sido mutilados hasta quedar como piezas standard de una space opera, perdiendo toda la esencia que los hiciera entrañables en la serie. En La Ira de Khan la saga comenzaba a recuperar el sabor perdido, aunque también tenía que ver con otro proyecto monumental como el misil de reforma planetaria Genesis. Y a partir de Star Trek III, la serie comenzaría a degenerarse; todas las virtudes como sci fi pensante comenzarían a perderse en favor de crear una telenovela para fans, con personajes entrañables que se pelean entre ellos o mueren, amén de sumar enormes cuotas de melodramatismo y empezar a descuidar la coherencia de sus argumentos. Star Trek III además tiene la particularidad de que esta troupe ha comenzado a portarse de un modo corporativo, tomando las riendas creativas del show. Esto no es nada nuevo en Hollywood – es algo muy usual en, por ejemplo, la televisión norteamericana, donde las estrellas terminan por producir, guionar y dirigir sus propios programas -. Usualmente esto no es un mal comportamiento; en muchos casos, los intérpretes terminan asegurando cierta calidad mínima de sus productos, ya que ellos conocen mejor que nadie cómo deben desarrollarse los personajes y las historias. Pero, por contra, determina un enorme grado de conservadurismo en donde todo tipo de paso atrevido sobre nuevos caminos queda automáticamente cercenado en miras de la estabilidad del show.
Y si en Star Trek III: La Busqueda de Spock Leonard Nimoy se había introducido en la producción (y comenzado a bajar la calidad del producto), aquí pasa más de lo mismo pero con agravantes. Viaje a las Estrellas IV: Mision: Salvar la Tierra no es un film malo (ni siquiera uno que se pueda odiar) pero tampoco es un buen film. Es simplemente un show para los fans. Mientras que una gran parte de la película (en especial con la llegada de la tripulación a San Francisco) es disfrutable y provee buenos momentos de comedia amigable, uno no deja de sentir que gran parte de la comicidad hace efecto o no de acuerdo a si usted le gusta y sigue la saga. Es como la fantasía Trekker de poder cruzarse en la calle con sus idolos aquí y ahora. También basa gran parte de su comicidad en el choque entre culturas, lo cual hace blanco la mayor parte del tiempo. Ver a Spock putear o a Scotty hablar a través del mouse saca unas cuantas carcajadas.
Pero si bien yo no tengo ningún problema con esos pasos de comedia, no puedo dejar de ver que la historia está muuuy traída de los pelos. Comenzando por el reciclaje de la amenaza espacial de Star Trek: The Motion Picture, siguiendo por la conducta errática de la sonda (¿por qué, si desea contactarse con una raza, comienza a arrasarle su planeta?), y continuando con una enorme cantidad de agujeros siderales que posee el guión – el viaje en el tiempo, la absurda relación que mantienen Kirk y Gillian, la obtención de los elementos que faltan para cumplir la misión, el regreso y el contacto con la sonda -, sólo el carisma de los actores hace digerible un libreto tan disparatado. El peor golpe de efecto es el final, donde a Kirk le perdonan la vida, lo regresan al grado de capitán y le dan la misma Enterprise que antes (levemente modernizada). Es un craso ejemplo de cobardía creativa, donde los que mueren resucitan y lo que está destruido se materializa como estaba antes. Nada que pueda atentar contra la esencia de la franquicia.
De todos modos es un extraño caso en que termino por recomendar un film mediocre. Si examina el guión es una galería de ideas sin pies ni cabeza; si apaga el cerebro, disfrutará la comedia. Pero es una película muy indulgente consigo misma y con la franquicia.