Crítica: The Spirit (2008)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2008: Gabriel Macht (The Spirit / Denny Colt), Sarah Paulson (Ellen Dolan), Eva Mendes (Sand Saref), Samuel L. Jackson (Octopus), Scarlett Johansson (Silken Floss)

Director: Frank Miller, Guión: Frank Miller, basado en el comic creado por Will Eisner

Trama: The Spirit es un vigilante enmascarado que colabora con la policía de Central City. En realidad se trata de Denny Colt, un agente de la ley que cayera bajo las balas y consiguiera resucitar milagrosamente en el cementerio. Ahora Spirit se encuentra tras los pasos de su principal némesis, el villano Octopus, quien gobierna los bajos fondos de la ciudad a través de sus drogas. Pero el misterio es que tanto Octopus como Spirit poseen la capacidad de regenerar inmediatamente sus heridas. Octopus ahora se encuentra tras la pista de la sangre de Hércules – el mítico heroe griego -, la que le podría dar total inmortalidad. Pero en la investigación de Spirit, el vigilante se topa con Sand Saref, un viejo amor de su adolescencia y que ahora se dedica al crimen, la que posee accidentalmente la sangre de Hércules que Octopus tanto desea.

The Spirit Habitualmente se la considera a The Spirit como una historieta seminal en el mundo del comic. Creada en 1940 por Will Eisner para un diario norteamericano, el autor se propuso crear algo diferente que pudiera sacar al género del ghetto. En sí el personaje no deja de ser un individuo de clase media, con un simple antifaz y sin superpoderes – Eisner aborrecía los disfraces y los recursos artificiales de los comics fantásticos -, y sus historias variaban de tono notablemente, con guiones que abarcaban tanto al policial como la comedia, la ciencia ficción y lo sobrenatural. A Eisner no le gustaban los encasillamientos y siempre buscaba sorprender al lector.

El tema es que, más que el personaje en sí, lo más importante del trabajo de Eisner era el estilo que utilizaba. Los esquemas narrativos, los colores, las técnicas terminarían por hacer escuela y prácticamente todos los comics modernos han utilizado los patrones que Eisner ha creado en The Spirit. Por ello es que se le considera como el padre de la novela gráfica contemporánea.

A partir de 1940 el personaje sería protagonista de un serial, de adaptaciones radiales, e incluso de un telefilm en 1987 con Sam Jones (Flash Gordon) como Spirit. Pero el telefilm – usado como piloto para una futura serie – fallaría en cautivar al público. De allí en más nos llega ahora esta versión con Frank Miller a la cabeza: el legendario guionista de comics que co dirigiera Sin City y que ahora se anima a rodar este film en solitario.

Ciertamente The Spirit me resulta un personaje desconocido. Es un carácter mucho menos popular que Batman y Spiderman (por poner un par de ejemplos), en donde uno ya tiene idea de qué hace y en qué mundo vive. Apenas recuerdo algo de la película de Sam Jones, y lo único que queda en mi memoria era que dicho film no se tomaba muy en serio a sí mismo. Es posible que ése sea el espíritu del comic, porque la versión 2008 sigue esa misma línea. Aquí Miller aplica todo el expertise adquirido en Sin City, y filma sobre pantalla verde, superponiendo en post producción fondos y efectos digitales. Sin dudas The Spirit es un filme ideal de compañía para ver junto con Sin City y 300.

Pero es un filme plagado de problemas de tono, y Frank Miller es el principal responsable. Mientras que estilísticamente hablando es fabulosa, por el otro lado es una película descomunalmente tonta, que no sabe si decantarse como filme de super héroe, comedia ligera, historia policial, parodia de género o aventura fantástica. Francamente Spirit es un héroe incompetente cuyo mayor talento es ser irresistible con las mujeres; pero su nivel de seducción es similar al de las películas de Matt Helm con Dean Martin como protagonista (basta una mirada para que las mujeres terminen por desnudarse). No posee superpoderes, salvo el de regenerar sus heridas – algo que, creo, es un agregado de Miller y no figuraba en el comic original -, pero el film comete el error imperdonable de lanzar al espectador al medio de este mundo ya establecido y sin explicar las reglas del mismo. Una estructura más standard – por ejemplo, comenzar por cómo Denny Colt se convirtió en The Spirit – hubiera resultado adecuada. La historia de origen recién es contada en flashbacks a mitad de la proyección. Lo mismo sucede con el origen de Octopus; con lo cual la platea se encuentra con una pelea descomunal entre estos personajes a principio del filme, donde uno queda rascándose la cabeza de cómo esta gente sobrevive a golpes brutales, cuchillazos y balazos en el cuerpo. Luego hay una larga narración en off de Spirit – como una especie de oda a su ciudad – que se extiende demasiado, no explica nada, y se deshace en adornos.

Y así como la narración en off, pasa lo mismo con el resto de la película. Todo el mundo habla demasiado y muy florido – tal como los filmes de serie negra de los años 40 -, hace poco y no descubre nada. Aparecen de la nada personajes bizarros – como los secuaces clonados de Octopus, que mueren como moscas y siempre con una sonrisa -, mujeres fatales, y planes estrafalarios. Nadie reconoce a Spirit (y eso que lleva un mínimo antifaz), y el héroe vive haciendo macanas propias de los Tres Chiflados. Uno no deja de reconocer que hay momentos en que el diálogo resulta tan florido que es interesante, pero el problema de fondo es que la historia en su totalidad sólo apunta a superficialidades. Que un individuo casi indestructible como Octopus quiera la sangre de Hércules para hacerse inmortal es una tontería más que se suma a una cantidad enorme de pavadas que incluye el relato – es algo innecesario para un personaje así -. Jamás se explica por qué Octopus se disfraza a cada momento (incluso de nazi) o por qué viven obsesionado con los huevos.

Además de algunos momentos del diálogo, está Samuel L. Jackson que la pasa bomba sobreactuando a niveles más allá de esta galaxia y que por lo menos le da algo de vida al relato. En sí todo el cast es muy bueno, en especial Eva Mendes que sintoniza a Raquel Welch en sus mejores momentos. El problema es la historia, y es pura y exclusiva responsabilidad de Miller: inconsistente y auto indulgente a la hora de dirigir el relato. Por ejemplo, establece un excelente clima propio de los 40 (los trajes, la arquitectura, los autos), pero mezcla elementos modernos como notebooks e iphones lo que resulta chocante en extremo. Los villanos elaboran complejos planes y discursos pero nunca hacen nada y tienen el mismo grado de amenaza que una mosca. Al héroe el título le queda grande y es más torpe que el inspector Clouseau. El cast recita enormes parrafadas de diálogo superficial; y al final nada de lo que ocurre en la pantalla le termina por interesar a la platea. En definitiva The Spirit termina siendo un ejercicio de estilo por el estilo mismo, sin substancia, sin carisma y sin nada concreto por contar. Intenta darse de creativa e inteligente pero es abismalmente hueca; y quizás en las manos de otro director el tono y los chistes podrían haber tenido gracia.