Crítica: Space Master X7 (1958)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1958: Lyn Thomas (Laura Greeling), Bill Williams (John Hand), Robert Ellis (Joe Radigan), Paul Frees (Dr Charles T. Pommer), Moe Howard (Ravinger)

Director: Edward Bernds, Guión: Daniel Mainwaring & George Worthing Yates

Trama: La sonda Space Master X7 ha regresado a la Tierra con muestras recogidas durante su viaje al espacio profundo. El Dr. Charles Pommer se las lleva para estudiar en el laboratorio de su casa pero allí lo espera su ex pareja Laura Greeling, la que tiene una agria disputa con el científico por la tenencia de su hijo. Tras una feroz pelea entre Pommer y Laura, uno de los contenedores provenientes del Space Master X7 se rompe y libera un hongo alienígena altamente infeccioso, el que termina por matar al científico. Ahora los militares han llegado a la casa de Pommer y han descubierto que la vivienda se encontraba recubierta por el hongo mutante, tras lo cual proceden a incinerarla. Pero entre los restos de la casa encuentran una cinta grabada por Pommer minutos antes de su muerte y en donde descubren la voz de la mujer mientras discuten. Ahora las fuerzas del orden han montado una operación a nivel nacional para intentar hallar a Laura Greeling y detenerla antes de que sea demasiado tarde, y contagie el hongo por todos los lugares por los que ha viajado.

Space Master X7 Esta es una pequeña película independiente que he estado buscado desde que era chico. El único dato que retenía en mi memoria – además de las secuencias en donde el hongo mutante devoraba cosas y personas – es que Moe Howard (sí, el mismo de Los Tres Chiflados) tenía un cameo como taxista. Luego de sondear en la IMDB termino por enterarme que el yerno de Moe, Norman Maurer, era el productor del filme (incluso el director Edward Bends era un veterano de los cortometrajes de los Chiflados). Maurer dedicaría el resto de su carrera al reflotamiento de los Chiflados en la década del 60 (incluyendo nuevas peliculas y series animadas), además de escribir libretos para la Hanna Barbera.

Es posible que Space Master X7 haya quedado injustamente relegada al olvido ya que en el mismo año se estrenó La Mancha Voraz, un clásico con el cual tiene más de un punto en común. Ciertamente el título no es muy bueno, y me da la impresión de que el filme no consiguió la repercusión esperada por errores de marketing (en vez de Space Master X7 – que hace pensar en una aventura en el espacio – la hubieran tenido que titular La Amenaza Mutante de Marte o algo así). Perdonándole ese y otros detalles, la película es bastante competente.

El comienzo es bastante retorcido. Tenemos a un científico necio – el dios de las voces Paul Frees, el mismo que prestó su gola a Morocco de La Ardilla Secreta o Boris Badenov de El Show de Rocky & Bullwinkle, entre cientos de personajes conocidos -, al que sólo le importa su trabajo. Por su parte tiene una ex novia ligera de cascos, la que se ha pescado a un millonario y, ahora que se va a casar, viene a reclamarle la tutela del hijo que le dejó y que provenía de una relación anterior. Como el científico se siente usado, no se le ocurre mejor idea que saltarle encima a su ex – como para cobrarle el favor en especie -, intentona que le sale muy mal y por lo cual termina con una patada en los testículos (ahora ya sabemos de dónde viene la facilidad de Paul Frees para hacer voces).

Como puede verse, ni uno de estos personajes vale la pena y el guión se encarga de subrayarlo. Entre la calentura (en más de un sentido) y las gónadas a punto de explotar, el científico comete más de un descuido con el cacharro de las muestras y termina dejando escapar el hongo que, ipsofacto, se transforma en un souflé alienígena que se lo devora. La chica, previo a esto, ya se había ido y lleva encima algunas esporas (que nadie sabe ni cómo ni cuándo se contagió). Entonces se desencadena toda una persecución policial al estilo Dragnet, con estoicas narraciones en off, patrulleros que van y vienen, y oficiales de la ley interrogando a medio mundo.

La película es entretenida, no hay que negarlo, pero las secuencias con la criatura mutante se quedan algo cortas. Al menos en el final hay bastante tensión – el hongo se desencadena en un avión durante el vuelo y comienza a recubrirlo -, pero uno hubiese deseado que hubiera más de ciencia ficción / terror y menos de trabajo policíaco. La persecución en sí es bastante estúpida (¿por qué esta mujer insiste en huir, cambiarse de nombre y de color de pelo, si es inocente?), pero al menos es coherente con el carácter retorcido de la protagonista.

Space Master X7 no hará historia y queda deslucida contra La Mancha Voraz, pero tampoco es un esperpento. Los hongos mutantes tienen sus momentos, y el relato es prolijo. Era un filme que precisaba algo más de presupuesto y un libreto un poco más delirante, pero no deja de ser un serie B competente y entretenido.