Crítica: Jinetes del Espacio (Space Cowboys) (2000)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2000: Clint Eastwood (Frank Corvin), Tommy Lee Jones (William ‘Hawk’ Hawkins), Donald Sutherland (Jerry O’Neill), James Garner (‘Tank’ Sullivan), James Cromwell (Bob Gerson), William Devane (Eugene Davis), Marcia Gay Harden (Sara Holland)

Director: Clint Eastwood, Guión: Ken Kaufman & Howard Klausner

Trama: Comienza el nuevo milenio, y la NASA entra en alerta al ver que un satélite ruso ha salido de su órbita y se precipita a tierra. Mientras que esto debería ser una rutina monitoreada por la Oficina del Espacio norteamericana, las urgencias comienzan cuando los rusos solicitan su ayuda para evitar – a toda costa – que el satélite termine por estrellarse. El problema es que la tecnología que posee es demasiado antigua y, lo que es peor, es de procedencia estadounidense. Es por ello que la NASA y los rusos acuden a Frank Corvin, un antiguo piloto aéreo de pruebas devenido en brillante ingeniero espacial, y el cual ha sido el diseñador original del circuito averiado en el satélite ruso. El punto es que Corvin ha mantenido una amarga rivalidad con el director de la NASA, Bob Gerson; ya que lo desestimó a él – y a otros miembros del equipo de pruebas conocido como Team Dedalus – en el momento en que se formó el programa espacial norteamericano hace ya 40 años. Ahora Corvin se encuentra decidido a chantajear a Gerson hasta las últimas consecuencias, exigiendo que él y su equipo Dedalus deben ir al espacio a reparar el satélite en persona. Esto supondrá dos gravísimos riesgos: el primero, que todo el equipo Dedalus está compuesto de ancianos cuya edad ronda los setenta años; y el otro, que el satélite ruso no es ni por asomo lo que parece… constituyendo un grave peligro para toda la humanidad. Pero ésa es una sorpresa que terminará por descubrir Corvin y los suyos cuando ya sea demasiado tarde.

Jinetes del Espacio Jinetes del Espacio no es una obra maestra, y quizás ni sea una buena película. La historia tiene una cuota importante de situaciones traídas de los pelos y omisiones cometidas en vista de crear sorpresas y un grand finale, amén de estar recargada de clichés de todo tipo y color; pero la dirección y las actuaciones están hechas con tanto gusto que resulta imposible no disfrutarla de comienzo a fin. He aquí un caso en donde los componentes realzan el valor de la historia, la cual no está mal pero tampoco hubiera sido gran cosa si hubiera caído en manos de otros creativos.

El tema central de Space Cowboys es gerontes en el espacio. He aquí un cuarteto de pilotos aéreos que tuvo su época de gloria en 1958 – cuando testeaban jets de última generación de aquél entonces -, y que terminaron siendo menospreciados por el recientemente lanzado programa espacial norteamericano – véanlos como una especie de rezago que compartió la era de records aéreos con los pilotos protagonistas de The Right Stuff -. Estos tipos pasaron a la vida civil, hicieron carrera en distintas actividades, y ahora se les presenta la posibilidad de materializar su viejo y ansiado sueño: ser astronautas. Por supuesto la cosa es mucho más complicada de lo que parece, ya que el jefe del antiguo equipo (Clint Eastwood) diseñó sistemas para satélites en la era previa al transbordador espacial, y parte de sus diseños (pensados para el famoso laboratorio espacial Skylab) terminaron infiltrándose en la estructura de un enorme satélite de comunicaciones ruso, el cual piensa venirse abajo en algo cerca de cuarenta días. Ya que resulta indispensable salvar al satélite, Eastwood accede a los pedidos de la NASA con la condición exclusiva de que mande al espacio a todos los antiguos pilotos – devenidos en decrépitos gerontes – y lo asistan en la misión de rescate. Por supuesto toda esta gente está mas cerca de un pañal para adultos que de una computadora pero, aún así, aceptan gustosos el encargo y se embarcan en un entrenamiento ultra acelerado (y nada creíble) de astronáutica, el cual toman mientras se masajean los juanetes y toman sus remedios para el reuma.

Queda más que claro que nada de esto es creíble. Oh, si, la NASA ha enviado a veteranos al espacio en la vida real (como John Glenn), pero al menos Glenn debía correr, hacer dieta y se vería en mejor estado que James Gardner – que es un tipo simpátiquisimo pero está totalmente entumecido y resulta absolutamente inapropiado para el papel… al menos en cuanto al physique du rol -. Por lo menos Tommy Lee Jones, el mismo Eastwood y Donald Sutherland se ven más frescos o, siquiera, más ágiles para su edad. Hubiera sido mejor elegir a cincuentones y avejentarlos, que poner a un grupo tan dispar en cuanto a edad (Jones tenía 52 mientras que Gardner 72 al momento del rodaje). Por otra parte me hubiera gustado ver esta versión con Sean Connery y Jack Nicholson (en los roles de Sutherland y Gardner respectivamente), los cuales eran los primeros candidatos a dichos papeles.

Aún con todas sus incoherencias, Jinetes del Espacio resulta una delicia. Los veteranos transpiran carisma por todos sus poros, y mastican con gusto cada uno de sus parlamentos (en especial Donald Sutherland, que es un permanente ladrón de escenas como el veterano mujeriego y recargado de testosterona). Los secundarios son muy buenos – en especial William Devane como el agrio director de vuelo -, y toda esta gente enriquece en gran forma una anécdota chiquita.

Por supuesto lo más jugoso de Space Cowboys es la hora final, (alerta spoilers) en donde los gerontes se las ven con un satélite ruso… que resulta ser una base misilística espacial soviética. Es un largúsimo climax rodado con mucha tensión y abundante en efectos especiales de primera mano. Por supuesto uno no se pregunta jamás cómo rayos saben estos tipos qué botones tocar o donde están las cosas en un artefacto escrito enteramente en ruso, amén de que uno supone que los tipos – de antemano – deberian haber practicado en alguna maqueta o, siquiera, tener una idea de lo monumental que era el dispositivo. (fin spoilers) ¿Para qué matarse en hacer preguntas tontas que jamás se obtendrá la respuesta?. Lo que importa son los personajes deliciosos, la buena dirección, y la tensión del largo final, los que transforman a Space Cowboys en una aventura sabrosa con la cual uno se hace complice sin pedirle demasiadas explicaciones.