Crítica: The Society (2019)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

4 atómicos: muy buenaRecomendación del EditorUSA, 2019: Kathryn Newton (Allie Pressman), Jacques Colimon (Will LeClair), Rachel Keller (Cassandra Pressman), Toby Wallace (Campbell Eliot), Kristine Froseth (Kelly Aldrich), José Julián (Gordie), Alex Fitzalan (Harry Bingham)

Creada por Christopher Keyser

Trama: El pueblito de West Ham viene siendo asolado desde hace días por oleadas de mal olor que bordea lo intolerable. La alcaldía firma contrato con una empresa que se va a hacer cargo del problema y, mientras fumigan, todos los adolescentes serán trasladados al pueblo contiguo. Pero el viaje sale mal, la tormenta inunda las carreteras y los buses se ven obligados a regresar. El problema es que, cuando los chicos bajan de los buses descubren que no ha quedado ningún adulto en West Ham. Lo que al principio parece un traslado mal organizado pronto se transforma en una realidad inquietante: no falta ropa ni dinero, los autos están y, lo que es peor, no hay internet, televisión ni comunicaciones con el mundo exterior. Al intentar escapar del pueblo comprueban que está rodeado por un bosque interminable y Gordie, el nerd de la secundaria local, ha comenzado a descubrir que las estrellas están en una posición distinta a la normal… como si se hubieran desplazado en el espacio a otro planeta. Con el caos y descontrol tomando las calles, la líder del equipo de debates Cassandra Pressman toma de hecho el liderazgo del pueblo, exponiendo con suma inteligencia una serie de pasos lógicos para organizar la supervivencia, lo que va desde el racionamiento de alimentos hasta la convivencia compartida en pocas casas amén de repartir tareas comunitarias como la preparación de comida, la vigilancia y la recolección de la basura. Pero nadie quiere a Cassandra, la consideran una snob intragable y, cuando la chica aparece muerta víctima de un crímen de odio, la comunidad adolescente de West Ham entra en estado de shock. Todos miran a Allie, la hermana de Cassandra, para que tome el liderazgo: pero ella es la chica fiestera de la escuela, la muchacha que vive a full cada uno de sus días y no es ni por asomo el líder cerebral que el pueblo reclama. Sin embargo Allie emergerá como una fuerza gobernante dura, justa e implacable, la cual formará una fuerza policial con los deportistas y armará una investigación para dar con el paradero del asesino de Cassandra. Y una vez hallado, habrá que tomar decisiones cruciales para que el fenómeno no se repita y para que Allie rubrique con fuego su autoridad… aunque ello implique que todos deban cruzar límites que nunca en su vida habrían soñado cruzar… un shock para la frágil sociedad de West Ham y lo cual terminará generando consecuencias para Allie y todos sus aliados.

Crítica: The Society (2019)

“Esta noche, damas y caballeros, van a ser parte de un experimento social…”

Las distopías son, por definición, simulaciones de laboratorio de sociedades a las cuales se les han alterado una o mas reglas. El cine y la literatura fantástica están plagadas de ellas, sean mundos en donde la raza blanca es una minoría discriminada, no se puede tener hijos debido a la superpoblación mundial (o, en el caso contrario, hay una epidemia de esterilidad que llevará inevitablemente a la raza humana a su extinción), los hombres se extinguieron y sólo quedan mujeres, el gobierno ha sido aniquilado y la gente debe sobrevivir y organizarse como puede, leer es un delito castigado con la pena de muerte, la raza humana ha perdido el uso de los sentidos… o un estado policial monitorea todo el tiempo la intimidad de sus ciudadanos. Son sociedades indeseables, simulaciones sociales en donde el autor decide explorar el desarrollo lógico de semejante escenario. En los 60 y 70 las distopías estaban de moda en el cine fantástico – La Fuga de Logan, ZPG, Cuando el Destino nos Alcance, Fahrenheit 451 -, simplemente porque Estados Unidos estaba pasando una crisis profunda como sociedad y se estaba planteando temas de fondo – la derrota de la Guerra de Vietnam, la corrupción que terminó con la renuncia de Richard Nixon, la crisis del petróleo de 1973, el surgimiento de movimientos ecologistas que nos decían que estábamos matando al planeta -, corriente que duró unos años. El calentamiento global y el auge de los movimientos ecologistas resucitaron la moda en el nuevo milenio, ya sea en la forma de obras serias (Hijos de los Hombres, V de Vendetta) como de espectáculos pasatistas como fue el caso las adaptaciones de obras de la llamada “Literatura para Jóvenes Adultos” – como Los Juegos del Hambre, Divergente y un vasto etcétera -.

Ciertamente la idea de “un mundo sin adultos” no suena como la mas apetecible de las distopías. Uno imagina adolescentes fuera de control, comportamientos inmaduros permanentes – gente que se pelea por las cosas mas estúpidas o que acapara todo con tal de llevar una vida de fiesta e intoxicación permanente -, y un montón de gilipolladas propias de la escuela secundaria pero elevadas a la enésima potencia. Gracias a Dios The Societyde Marc Webb (de 500 Days of Summer y el vituperado reboot de El Sorprendente Hombre Araña) y Christopher Keyser (Party of Five) – sobrepasa ampliamente las expectativas negativas que genera la premisa. No sólo es un drama extremadamente inteligente, plagado de grandes performances y excelentes actuaciones, sino que crea un desarrollo lógico, profundo y admirable de semejante escenario. Es como un híbrido entre Lost y El Señor de las Moscas, una sociedad nueva con facciones enfrentadas donde la puja del poder es constante… y donde las decisiones reñidas con la moral (en haras de la supervivencia) son cosa de todos los días.

Ciertamente el aspecto fantástico es el que menos funciona, y suena muy a los bolazos de Lost metan cada tanto un descubrimiento tan asombroso como ilógico para seguir creando misterio y atraer la atención del espectador -, pero el desarrollo dramático tiene momentos gloriosos. El pueblo de West Ham, Connecticut, ha sufrido de oleadas de malos olores desde hace meses. La alcaldía planea una investigación y eventual fumigación del pueblo y, para ello, todos los adolescentes son evacuados en autobuses. El tema es que, cuando regresan, no hay ni un solo adulto. No solo eso: cuando exploran sus casas se dan cuenta que las personas simplemente desaparecieron – no hay rastros de corridas, no falta dinero ni ropas ni autos -y cuando intentan ir al pueblo cercano se encuentran con que la vegetación ha cubierto todas las rutas de acceso de manera impenetrable. No hay internet ni comunicaciones al mundo exterior, e incluso hay eclipses… que deberían ocurrir dentro de una década según un calendario astronómico que encontraron en la biblioteca. Puede que no estén en la Tierra… o que estén en ella, pero en una versión del futuro. Los drones no encuentran signos de civilización en decenas de kilómetros a la redonda, solo un vasto e impenetrable bosque que cubre todo por doquier.

Pasada la sorpresa, lo que queda es sobrevivir. Los primeros días son de caos, la gente vandaliza los negocios, es un viva la pepa. Surgen dos facciones contrarias: Harry Bingham, un niño bien que solo piensa en vivir drogado y enfiestado, y Cassandra Pressman, la presidenta del equipo de debates que nadie soporta y que empieza a cantarle las cuarenta a los otros sobre la necesidad de organizarse para sobrevivir. Contar provisiones, establecer tareas, compartir casas. Cassandra tiene una hermana, Allie, la típica nena malcriada que solo piensa en vivir el momento… y hasta tiene cierto feeling por Harry. Pero Cassandra es una mente brillante, una mujer que puede anticipar todos los problemas que vendrán y que pronto comienza a ser escuchada y seguida por la mayoría del pueblo. Claro, están los varones – que son anárquicos, que no quieren un matriarcado, que odian que la snob del pueblo les diga lo que hay que hacer – y todo amenaza con volverse una guerra civil hasta que los argumentos irrefutables de Cassandra terminan por doblegar a las mentes mas rebeldes. Y, claro, está el tema del duelo, de vivir en un mundo sin padres, de aprender a tomar sus propias decisiones y de pelear por imponer las ideas que la lógica de la situación dicta.

Los diálogos son una delicia. Estos adolescentes no son caricaturas sino caracteres completamente formados y plenos de múltiples facetas. El pendex millonario es un egoísta que no deja de desarmarse por su novia Kelly, la cual lo capta al vuelo y le chanta en la cara todas sus equivocaciones. Hay un moreno, Will, que tiene sentimientos tanto por Kelly como por Allie. Criado en hogares adoptivos es un pibe curtido que habla con toda la honestidad. Y si bien hay otros personajes secundarios interesantes, el factor de desbalance es el primo de los Pressman, Campbell, el cual es un sicópata declarado… pero tiene su costado débil por una rubia antisocial (Elle), a la cual primero ama y después abusa. Todo este licuado termina por volar por los aires cuando Cassandra es asesinada y la comunidad de West Ham entra en crisis.

Si The Society funciona es porque los mecanismos dramáticos son creíbles. Esta gente crece, se desmorona, se reconstruye. Cuando Cassandra muere, los chicos buscan a su hermana Allie para que tome su lugar. Y Allie (una brillante Kathryn Newton, la chica malcriada a la que asesinan en Three Billboards Outside Ebbing, Missouri) no está capacitada para eso. Ni siquiera puede hacer el duelo de su hermana. Lidiando con una tormenta de sentimientos encontrados Allie comienza a emerger de la sombra de su hermana – la madura, la organizadora -, creándose una personalidad dura y pragmática. Armando un cuerpo policial (la Guardia) con los deportistas musculosos de la secundaria. Incautando armas en todo el pueblo.  Poniendo al nerd del pueblo a estudiar los casquillos hallados en la escena del crimen para dar con el culpable. Formando un comité de gobierno que la asesora, sea su amiga Helena – religiosa de corazón, el espíritu de la fe de la nueva sociedad… y amante de las armas como sus conservadores padres -, el nerd de Gordie, el interés romántico de Will. Pronto la chica débil se ve tomando decisiones cruciales, incluyendo la captura, el juicio y el castigo al asesino de su hermana. Esta es una sociedad implacable. El gobierno debe dar respuestas demoledoras para sembrar el orden y ser respetado. Es por defecto una dictadura, pero una establecida porque nadie en el pueblo quiere asumir los riesgos y las decisiones y han delegado todo el poder – de manera infantil – a alguien que decida por ellos. Pero el accionar de Allie – lógico, justificado, irreprochable – genera resquemores. Después de todo son adolescentes, son chicos impulsivos que terminan – a la corta o a la larga – pensando en términos de su propio egoísmo.

The Society es una serie brillante y atrapante. Hay muchos personajes pero es fácil seguirlos y están escritos como la hostia. Desde ya que tiene sus problemas, pero la construcción de sus diálogos supera de sobra sus defectos. Lamentablemente en los dos últimos capítulos se desmadra un poco, cayendo en algunos de los clichés que uno temía – de que a los adolescentes les va a terminar por importar un pito la crisis y van a querer recuperar sus lujos y libertades a toda costa -, y generándote un cuadro de ansiedad que debes controlar hasta que llegue la temporada 2 en el 2020. Pero, mientras tanto, pueden disfrutar de la temporada actual, la cual es inesperadamente buena y altamente recomendable.