Crítica: Slither, Criaturas Rastreras (2006)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2006: Nathan Fillion (Sheriff Bill Pardy), Elizabeth Banks (Starla Grant), Michael Rooker (Grant Grant), Gregg Henry (Jack MacReady), Tania Saulnier (Kylie Strutemeyer), Brenda James (Brenda Gutierrez)

Director: James Gunn, Guión: James Gunn

Trama: Un meteorito cae en el pueblito de Wheelsy, y de él surge un parásito alienígena que infecta a Grant Grant, un veterano potentado de la zona. Al principio Grant cree que todo fue una pesadilla, pero pronto comienza a padecer cambios físicos, los cuales no pasan desapercibidos para su esposa Starla. Buscando ayuda para su marido, Starla llama al sheriff Bill Pardy – el que estuvo enamorado de la chica durante toda su vida – y el oficial descubre a Grant en su estado mutante más monstruoso. Ahora Grant ha engendrado un ejército de babosas, las cuales han comenzado a apoderarse de los habitantes de Wheelsy, y las que forman una conciencia colectiva con el mismo Grant. Y el mutante potentado – así como sus legiones de infectados – han entrado en un bizarro ataque de celos y han comenzado a perseguir a Pardy, para castigarlo por seguir deseando a Starla.

Slither, Criaturas Rastreras Diversión pura. Es la mejor manera de definir a Slither, Criaturas Rastreras. Acá James Gunn – el mismo que escribiera los guiones de la remake de El Amanecer de los Muertos (2004) y los filmes de Scooby Doo – debuta en la dirección y se despacha con una comedia de terror como se hacían antes, alternando humor negro con escenas realmente siniestras. Es cierto que sobre el final la película flaquea un poco, pero durante el 95% del viaje el entretenimiento está asegurado.

Acá Gunn ha depredado ideas de todas las películas de terror que tanto le gustan. Hay referencias al director de culto Frank Henenlotter, uno de los caracteres se llama igual que el personaje de Kurt Russell en El Enigma del Otro Mundo (1982), y hasta hay una escuela que lleva el nombre del caracter de Fred Ward en Tremors (1990); y las citas siguen y siguen. A su vez Slither, Criaturas Rastreras parece abrevar en dos fuentes: La Mancha Voraz (1958) y El Terror Llama a su Puerta (Night of the Creeps) (1986). De la primera toma la idea del parásito espacial que llega a la Tierra en un asteroide, y de la segunda imita la mayoría de su estructura – incluso hay aquí otras babosas mutantes que penetran por la boca y transforman a la gente en zombies -. Aquí hay un veterano adinerado (Michael Rooker, a años luz de Henry, Retrato de un Asesino) casado con una bella y joven profesora de secundario (Elizabeth Banks, que por lejos es la más floja de todo el cast). El tipo, en una noche de calentura (nunca mejor dicho) descubre el lugar del impacto de un meteorito y se le prende un parásito que, lentamente, comienza a mutarlo. Ya que el hombre está realmente raro – se encierra en el sótano para hacer cosas que no sabe nadie, aunque sale un olor hediondo de él; está empezando a llenarse de pústulas; compra cantidades industriales de carne -, su esposa llama al sheriff (Nathan Fillion, quien algún día obtendrá el estrellato que se merece) y éste llega en el momento justo en que el veterano se transforma en un engendro mutante lleno de tentáculos. Revelada la identidad del monstruo, Fillion organiza una cuadrilla para atraparlo, sin saber que Rooker ha preñado (por decirlo a algún modo) a una chica que tiene de rehén y la ha convertido en una especie de reina madre, infestada de miles de babosas alienígenas. Estas se diseminan y comienzan a atacar a todo el pueblo; una muchacha (Tania Saulnier) logra sobrevivir a uno de los ataques, aunque en el medio ha incorporado la información genética del engendro a través de la sangre – recurso que usa el guión para que sepamos de dónde viene la criatura, qué es lo que planea hacer y cómo se puede combatir -. También de allí nos enteramos que todos los infectados forman parte de la mente colectiva de Michael Rooker y por ello se lanzan a atacar a Nathan Fillion hordas de zombies que le reclaman a los gritos por la infidelidad de su esposa, lo que termina por convertirse en una especie de versión alucinógena de Shaun of the Dead (he aquí otra comedia romántica, sólo que con babosas espaciales mutantes).

Slither, Criaturas Rastreras está plagada de personajes excéntricos y graciosos. Son todos tan campechanos que toman como algo rutinario el enfrentarse a la versión mutante de Michael Rooker y hasta bromean con ello. Eso no quita de que terminen por poner pies en polvorosa cuando descubran de que el bicho es mucho más fuerte y letal de lo que ellos piensan. Gunn alterna con mucha habilidad la comicidad de la idiosincracia de estos pueblerinos con momentos de terror bastante tensos, como el ataque de Rooker a su antigua novia o el climax, en donde las cosas han evolucionado a un nivel realmente monstruoso. En todos los casos la dirección es muy precisa y efectiva, aunque hay momentos en que da la impresión que Gunn es mejor director que guionista. Hay un par de personajes (como el molesto alcalde que compone Gregg Henry) que no tienen mucha utilidad, salvo hacer de comic relief; hay alguna que otra muerte que bordea el mal gusto (como la novia de Rooker, depredada frente a su hijo); y el climax es demasiado siniestro y ambiguo, como si se trata de un filme standard de terror – ni siquiera la relación de los dos protagonistas está resuelta como debería -.

Pero eso no quita que uno descubra un gran potencial en la obra de Gunn. El Amanecer de los Muertos fue una remake muy inteligente, y la primera película de Scooby Doo terminaba por sorprender hasta al espectador más desconfiado (como yo) por su abundancia de ideas frescas (de su secuela ya no tengo tantos buenos recuerdos). Acá hay buen ritmo y un libreto más que entretenido. Si a James Gunn se le siguen presentando oportunidades, puede llegar a crear cosas geniales. Y mientras terminamos de deleitarnos con Slither, Criaturas Rastreras, esperaremos el estreno de la parodia del género de superhéroes Super, el que está agendado para Abril del 2011.