Crítica: Sleuth, Juegos Siniestros (2007)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2007: Michael Caine (Andrew), Jude Law (Milo)

Director: Kenneth Branagh, Guión: Harold Pinter, sobre la obra de teatro de Anthony Shaffer

Trama: El veterano escritor de novelas de misterio Andrew Wyke recibe en su casa al joven actor desempleado Milo Tindle. El tono de su charla es casual, hasta que Milo devela que es el amante de la esposa de Andrew y viene a exigir su divorcio. Andrew está enterado de la situación y es reticente a firmar la separación… a menos que Milo le haga un favor. Como los negocios de Andrew están mal le propone a Milo que robe un carísimo collar de piedras, propiedad de su esposa, así él cobra el seguro y Milo puede venderlo para solventar una vida de lujo. El joven accede con reticencia y, cuando se encuentra en pleno robo, descubrirá que todo es una trampa de Andrew para vengarse por haberle quitado a su esposa. Pero éste no será más que el primer incidente en un juego del gato y el ratón que jugarán por turnos Andrew y Milo, con apuestas cada vez más altas y con un desenlace impredecible

Sleuth (2007) Sleuth es la remake 2007 del clásico de 1972 del mismo nombre, que en aquel momento protagonizaran Laurence Olivier y Michael Caine. Luego de 35 años Caine regresa a la obra, sólo que ocupa el lugar de Olivier en el original – ahora él es el veterano escritor de novelas policiales – mientras que su puesto pasa a ser ocupado por Jude Law (que casualmente venía de retomar otro papel de Caine en la remake de Alfie). A estos talentos se suma el shakespeareano Kenneth Branagh y el premio nobel Harold Pinter en la dirección y libreto. El tema es que semejante suma de quilates artísticos sólo termina por plasmar una basura de alta calidad en el celuloide. Los críticos más recatados hablaron de “experimento interesante”, pero lo cierto es que Branagh, Pinter y Cía se las ingeniaron para arruinar una obra de teatro a prueba de balas, reescribiéndola de tal modo que bordea lo indigerible.

Recuerdo que la original Sleuth, La Sospecha (1972) era una buena película. No en vano recibió una parva de nominaciones al Oscar, incluyendo candidaturas para Caine y Olivier. Era larga (casi 3 horas), y tenía otro timing. Lamentablemente todo eso fue tirado por la borda.Viene Branagh y cambia completamente el sentido de la historia. Trae a Harold Pinter – que será muy bueno en lo suyo, menos en adaptar Sleuth -, y el tipo la reimagina completamente. Creo que no coincide ni una frase en todo el libreto con el original. La trama de fondo sigue estando, pero los diálogos son diferentes, e incluso el último acto es completamente distinto.

En sí, la esencia de Sleuth era la de una trama de misterio desarrollada en un ida y vuelta entre los protagonistas – como en un partido de tenis, algo que se referencia explícitamente en más de un diálogo de la obra -, en donde el victimario pasaba a ser víctima y viceversa. Uno engañaba al otro, lo torturaba, el otro se vengaba y hacía lo mismo, y en el tercer acto se terminaba de resolver el match. Ciertamente había algún que otro hueco de lógica bastante grande (basta ver la resolución del primer acto), pero las piruetas verbales y el suspenso terminaba por hacer perdonable las fallas de la historia. Acá se ha respetado la misma estructura, pero los diálogos se han modernizado y se han hecho más floridos. Uno no puede negar de que los parlamentos del libreto de Pinter son bastante divertidos, llenos de proyectiles sarcásticos que los protagonistas se disparan mutuamente (y algunos de ellos son deliciosos). El problema es que la trama parece restringida sólo a ello; y en ningún momento la historia hace un parate para que estos individuos corten su show de la mordacidad y tengan un momento de sinceramiento (o de humanización de sus papeles). Por el contrario, se ensalzan aún más a medida que avanza la trama, y en el último acto las cosas bordean lo ridículo. Y no es por la “propuesta indecente” que surge en medio de semejante juego, sino por cómo el libreto, los actores y el director deciden materializarla.

Así como está, Sleuth, Juegos Siniestros es la historia de dos idiotas pedantes que deciden jugar juegos bizarros. Era imprescindible que en algún momento el sarcasmo se cortara y esta gente hablara desde su humanidad, como para que el espectador se interesara por su suerte y conociera sus motivaciones. Acá nada de eso existe y, para colmo, se suma la sobreactuación como decisión artística del director y los actores. Caine exagera un poco, pero la performance de Jude Law es directamente sideral. Acá tenemos a dos actores talentosos sobreactuando y gritando por cerca de 90 minutos, lo que termina de hartar en menos de media hora. Entiendo que Branagh quiso insuflar energía al relato, y que se supone que es una historia de dos tipos eufóricos que se pelean por la mujer que tienen en medio; pero al llevarlo a este extremo, el film bordea inintencionalmente lo camp.

Sleuth, Juegos Siniestros no es estrictamente mala, pero perdió el suspenso del original y lo diluyó en un show de pirotecnia verbal. Poco queda de la obra de misterio de 1972; ahora sólo hay una montaña de excentricidad.

SLEUTH

Sleuth – El Detective (1972) – Sleuth – Juegos Siniestros (2007)