Crítica: El Esqueleto Perdido de Cadavra (The Lost Skeleton of Cadavra) (2001)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2001: Larry Blamire (Dr. Paul Armstrong), Fay Masterson (Betty Armstrong), Andrew Parks (Kro-Bar), Susan McConnell (Lattis), Brian Howe (Dr. Roger Fleming), Jennifer Blaire (Animala), Dan Conroy (Ranger Brad)

Director: Larry Blamire, Guión: Larry Blamire

Trama: El cientifico Paul Armstrong viaja al valle en compañía de su bella esposa Betty. Ambos se encuentran en la búsqueda de un meteorito que cayó a tierra hace escasos días, y que Paul está convencido que está compuesto de Atmosferio, un rarísimo metal radiactivo. Mientras tanto el ambicioso arqueólogo Roger Fleming también se dirige al valle para localizar el misterioso esqueleto perdido de Cadavra, del cual dice la leyenda que le brindará riqueza y poder al que lo encuentre. Pero al ubicar al esqueleto, éste resulta ser un demonio ancestral que se apodera de Fleming y le ordena obtener un puñado de Atmosferio, el único metal que le puede dar la energía necesaria para volver a la vida y dominar al mundo. Y, por si todo esto fuera poco, una nave espacial del planeta Mavia ha debido hacer un aterrizaje de emergencia en el valle y, con la violencia del impacto, la jaula en donde viajaba la enorme mascota mutante de los alienígenas se ha roto y ha liberado a la criatura. Ahora los extraterrestres no sólo deberán buscar al monstruo sino tendrán que ubicar un puñado de Atmosferio, el que usa el motor de su nave como combustible. Mutantes, esqueletos, arqueólogos locos y extraterrestres terminarán por darse cita en la cabaña de los Armstrong, para sacarse los ojos por un puñado del meteorito compuesto por el invaluable Atmosferio.

Arlequín: Crítica: El Esqueleto Perdido de Cadavra (The Lost Skeleton of Cadavra) (2001)

– ¿Extraterrestres, quienes? ¿Nosotros?. ¡Usted y sus ridículos chistes terrícolas…!

Larry Blamire es un prolífico escritor que comenzó en los comics en los años 80. A pesar de ser su pasión, Blamire se sintió limitado por el formato y pronto comenzó a experimentar en otros medios, escribiendo novelas y obras teatrales. Una de ellas resultó ser La Tumba de la Novia Mutante, en donde parodiaba viejas películas de aventuras y sci fi de los años 50. Blamire obtuvo un gran éxito y pronto se animó a llevar la idea al cine. Tomando la base de La Tumba de la Novia Mutantey expandiéndola con nuevas ideas – terminaría por dar a luz a El Esqueleto Perdido de Cadavra, una película independiente de bajísimo presupuesto que se convertiría en inmediato objeto de culto. Acá hay una deliciosa parodia al cine fantástico serie B de los años 50 que cumple a rajatabla con todos los clichés del género y los utiliza en su contra; y, a su vez, funciona como un cálido homenaje a esas producciones de imaginación salvaje y presupuesto comprimido.

Aquí hay tres sub historias que se cruzan sobre la mitad de la trama. Primero está la pareja de científicos (compuesta por el propio Blamire y Fay Masterson) que van a ubicar un extraño meteorito que cayó en el valle. Luego hay un arqueólogo ambicioso (Brian Howe) que intenta ubicar al legendario esqueleto del título y que termina por transformarse en el villano de la historia. Por último hay un dúo de alienígenas (Susan McConnell y Andrew Parks) que quedan varados en el planeta, sin combustible y – para colmo – se les ha escapado su enorme mascota intergalactica. Los tres confluirán sobre el dichoso meteorito, ya que posee un metal rarísimo que uno u otro precisa para satisfacer sus necesidades.

Si uno se atiene a lo técnico, la puesta en escena roza lo impecable. Blamire rueda todo en blanco y negro, utiliza autos, peinados y ropas de la época, y hasta se da el lujo de usar la música de stock de Valentino Music (que se ha escuchado en infinidad de filmes baratos de terror y ciencia ficción, como The Blob). Con la excepción de algunos planos móviles y modernosos, resulta imposible determinar de que el filme no fue rodado hace cincuenta años. Para colmo el actor, director y guionista copia el ritmo yámbico de la serie B de los años 50, con diálogos ingenuos y floridos, explicaciones ostentosas de lo que pasa, y expresiones que se dejaron de usar hace décadas – toda esta gente habla como si estuviera en un filme de James Cagney – .

En cuanto a las performances son algo dispares. Blamire y Masterson están ok, son modositos y ampulosos tal como eran los matrimonios cinematográficos de la década del cincuenta; en cambio Brian Howe desentona, ya que bordea la sobreactuación aunque no termina de resultar irritante. Pero sin dudas los que se roban la escena son McConnell y Parks, que parecen salidos directamente de Plan 9 del Espacio Exterior. Ya que son dos extraterrestres varados en la Tierra deciden camuflarse con ropas terrestres para pasar desapercibidos y así poder obtener el dichoso Atmosferio … lo cual resultaría si no fuera por el hecho de que este par de idiotas no sabe ni siquiera cómo se usa una puerta o una escalera – esas cosas no existen en su cultura! -, y todo esto da pie a algunos de los gags más graciosos del filme.

El deleite de El Esqueleto Perdido de Cadavra pasa por el soberbio tono camp que Blamire le impone a toda la obra. No hay mucha diferencia entre los diálogos y situaciones que hay en este filme, y los que aparecen en obras del género como The Blob (1958), It Conquered the World (1956) (la de Roger Corman con el extraterrestre con forma de cucurucho gigante), o las películas de Ed Wood Jr. Los efectos especiales son patéticos a propósito, como el ridículo cohete alienígena o el mamotreto que hace de mutante extraterrestre; el esqueleto de Cadavra es un pedazo de plástico con unos hilitos claramente visibles; y el rayo mortal de los aliens no es más que un pulverizador de DDT camuflado. A esto se suma las ordenes de Blamire de que los actores interpreten sus papeles de la manera mas estoica posible. Todo esto termina resultando una ensalada deliciosa de personajes y diálogos absurdos, que culmina por explotar en la fabulosa escena de la cena en la cabaña, en donde se reúnen todos los personajes. A la troupe de locos antes descripta se le suma una ardilla convertida en mujer humana (!) – gracias a un aparatito alienígena que encontró Howe y con el cual se fabricó una compañera para no ir solo al evento -, la que termina lamiendo a la mitad de los invitados y haciendo toda clase de estupideces. Resulta imposible narrar la cantidad de situaciones absurdas que ocurren en esa cabaña cuando todo están juntos; definitivamente hay que verlo para disfrutarlo.

El problema con El Esqueleto Perdido de Cadavra es que, pasada la formidable escena de la cena, el filme pierde momentum y queda ruedas para arriba. El último acto es muy dispar, demasiado estirado, como si el guión de Blamire no supiera cómo atar todos los cabos y las situaciones terminan siendo forzadas. Pero aún con ese detalle, aquí le damos cinco atómicos debido a que el 80% inicial de la película es encantador. La producción de Blamire sería algo escueta pero se despacharía con una secuela (The Lost Skeleton Returns Again, en el 2009), y con otras parodias de sci fi y terror que esperamos comentar en breve en esta sitio.