Crítica: She-Ra y las Princesas del Poder (2018)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

5 atómicos: excelenteRecomendación del EditorUSA, 2018: con las voces de Aimee Carrero (Adora / She-Ra), Karen Fukuhara (Glimmer), AJ Michalka (Catra), Marcus Scribner (Bow), Keston John (Lord Hordak), Lorraine Toussaint (Shadow Weaver)

Director: Adam Henry – Guión: Noelle Stevenson, basada en la línea de juguetes de Mattel y en la serie homónima de 1985

Trama: Hace siglos que el reino de Luna Brillante – escondido en los Bosques Susurrantes y habitado por un grupo de naciones gobernadas por princesas con poderes mágicos – está en guerra con la beligerante nación Hordiana. El avance hordiano es imparable y el curso de la guerra parece estar definido, a menos de que surja un milagro que cambie el balance del conflicto en el planeta de Etheria. Adora es una feroz guerrera, la gran esperanza de los Hordianos para ganar la refriega y, junto a su amiga Catra, deciden explorar en solitario el Bosque de los Susurros, un terreno demasiado peligroso y plagado de hostiles como para investigar sin un ejército de respaldo. Pero las cosas se salen de control, Adora se cae de su speeder y termina en medio del bosque junto a una espada mágica. Al tocarla, una hechicera ancestral le dice que ella es una guerrera mítica llamada She-Ra, la que pertenece al mundo de Grayskull y que su misión es impartir justicia en el universo. Pero Bow y Glimmer, del reino de Luna Brillante, han sidos testigos de la transformación y convencen a Adora de que ha estado peleando por el bando equivocado ya que los Hordianos solo siembran muerte y destrucción en Etheria. Obteniendo el visto bueno de Angella, reina de Luna Brillante, She-Ra se alía con éstas y va a la carga contra sus antiguos amigos… aún cuando ello implique llegar a la instancia de enfrentarse a muerte con su amiga Catra, devenida generala de todos los Hordianos. Pero la justicia es mas importante que la amistad y Adora / She-Ra confía en que podrá convencer a Catra de luchar por el lado adecuado antes que sea demasiado tarde.

Arlequin: Critica: She-Ra y las Princesas del Poder (2018)

Mis ojos están quemados por tanto rosa y tanto fucsia. Si cuando uno era chico veía a She-Ra con ojos hambrientos de pre-púber – chica guerrera ligera de ropas y exhibiendo una espada enorme como si hubiera salido de las novelas de Conan, el Bárbaro -, la versión 2018 es  estrictamente lo opuesto, un producto generado exclusivamente para niñas y adolescentes que parece un híbrido entre Mi Pequeño Pony y Red Sonja. Sumado al diseño tipo animé (pero hecho por norteamericanos) y la paleta de colores estancada definitivamente en el rosa y todas sus variantes, el porcentaje de Queerness de la serie se eleva al 150%. Imaginen a She-Ra – ahora rediseñada como una versión anime de Valkiria, la amiga de Thor – trepada a un pegaso con alas multicolor al estilo de la bandera del orgullo LGBT. Ver para creer.

Pero si todo esto suena a crítica, nada mas alejado de la realidad. She-Ra y las Princesas del Poder es una reimaginación hiper camp de un personaje clásico que me parece super válida para el nuevo milenio. ¿A quién le vamos a vender la idea de una princesa guerrera si no es a chicas y adolescentes?. Si el exceso de rosa desborda la pantalla, también es cierto que la serie tampoco se toma demasiado en serio a sí misma y se ríe de toda esa estética cursi. Y si el chiste es visual, la historia la acompaña con otros gags que le dan a los personajes simpatía y personalidad. Por Dios, todo esto podía ser espantosamente ridículo y detestable pero termina siendo no sólo admirable sino super disfrutable.

Lo que pasa con She-Ra y las Princesas del Poder es que, tras su fachada kitsch y camp, se esconde una serie sólida e inteligente, si bien su historia de base no es exactamente un alarde de originalidad (su personalidad se basa en el inusual enfoque que han elegido para contarla). Yo sospecho que, si uno deja los textos intactos y cambia los dibujos por guerreras semidesnudas al estilo Heavy Metal, obtendría una solida aventura para adolescentes y adultos. Los personajes son inteligentes, los villanos detestables. Con una enorme economía de medios la serie plantea casi toda su mitología de manera creíble en menos de un capítulo y medio; y cuando hay semejante claridad narrativa y de propósito, uno debe aceptar las reglas de juego. She-Ra y las Princesas del Poder es tremendamente divertida en sus excesos, pero también cuando hay drama y hay acción. Lo único que uno le puede reprochar es que, como se trata de un producto teóricamente infantil, a la hora de la masacre todo resulta demasiado aséptico. Cuando She-Ra lanza la espada como un boomerang – destrozando una decena de tanques hordianos -, la cosa se termina rápido en menos de 15 segundos y sin adrenalina alguna, cuando en realidad uno esperaba una masacre al estilo de Thor lanzando el hacha RompeTormentas en Avengers: Infinity War. He allí el punto flaco de la serie.

She-Ra y las Princesas del Poder es una serie muy recomendable. Es inteligente y opera con suficiente sofisticación como para enganchar a los adultos. La acción no ocurre en Grayskull, no está He-Man, sino que es una historia de origen al estilo del Rey Arturo con Adora encontrando la espada mágica por ser la elegida y convirtiéndose en una guerrera mística e invencible cuya leyenda nace en otro planeta. Para mí, que veía las series animadas de He-Man y She-Ra cuando era chico, me parece una buena reinterpretación y una excusa válida para un entretenimiento de buena calidad, siempre y cuando uno no adopte una postura dogmática y grite ¡Herejía!! cuando vea el pegaso rosa con alas de arcoiris.