Crítica: Self/Less (2015)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2015: Ryan Reynolds (Edward Kidner), Matthew Goode (Dr Albright), Ben Kingsley (Damian Hale), Natalie Martinez (Madeline), Victor Garber (Martin O’Neill)

Director: Tarsem Singh, Guión: Alex Pastor & David Pastor

Trama: El potentado Damian Hale está muriendo de cáncer. Su destino parece inevitable pero un día es contactado por un ejecutivo de la misteriosa Organización Fenix, el cual dice tener la solución para su enfermedad. Así es como accede a visitar sus instalaciones, descubriendo que tienen un laboratorio dedicado a crear clones, los cuales han alcanzado un alto grado de madurez. La propuesta del doctor Albright, jefe de Fenix, es realizar una transferencia de la mente de Hale a uno de los nuevos cuerpos, simulando su propia muerte y recomenzando una vida en el anonimato. El desesperado Hale accede, abonando una fortuna y no sin antes tomar algunos recaudos como esconder parte de su patrimonio en caso de una eventual emergencia. Ahora Hale ha renacido como Edward Kidner, un hombre saludable de treinta y pico de años y poseedor de un físico envidiable. El tema es que, para mantener la estabilidad de su nuevo cuerpo, Hale / Kidner deben tomar periódicamente una pastilla roja suministrada por Albright, un detalle que no le gusta nada al antiguo potentado. Y las cosas se salen de control un día en que Kidner olvida el tratamiento, lo cual comienza a generarle alucinaciones cada vez mas reales, fuertes y elaboradas. Ocupándose de investigar los fugaces pantallazos visuales de sus alucinaciones, Hale pronto descubrirá que no se tratan de fantasías al azar sino que están basadas en lugares y personas reales a las cuales nunca conoció. Y enorme será su shock al entender que el cuerpo que habita no es un cascarón vacío producido por la clonación sino que pertenecía a un ser humano comun y corriente, al cual abducieron y le borraron la memoria para ocuparla con la de Hale. Pero la gente de Albright está al tanto de los descubrimientos de Hale y pronto se lanzan tras sus pasos para eliminarlo, ya que su existencia representa una amenaza a la integridad de la organización misma. Y sólo el recuerdo de las habilidades obtenidas en la vida pasado por el cuerpo de Hale – se trataba de un ex marine – será lo único que mantenga al ex millonario con vida mientras intenta desmantelar toda la conspiración oculta tras la fachada de la Organización Fenix.

Self / Less Tarsem Singh: un director fascinante, un virtuoso en el apartado visual. Quizás sus filmes no sean una maravilla en cuanto a historia – La Celda, Espejito, Espejito, Inmortales – pero estéticamente son impresionantes. Es un cineasta que trabaja con fantasías, colores, texturas, creando auténticos cuadros vivientes, talento que ha dado prueba patente en La Celdaquizás su mejor obra -. Sea por ocio, dinero o como un reto personal, lo cierto es que aquí Tarsem ha abandonado todo su estilo florido y se ha encastrado con un thriller común y corriente, el cual ni siquiera califica de minimamente potable. ¿Ha perdido su mojo?. ¿Tanto le ha disgustado la historia que ha trabajado a desgano y por eso produjo este bodrio?. ¿O será que, aparte de lo visual, no hay un auténtico talento como narrador en las manos de este cineasta indio?.

El filme viene rubricado por los hermanos Alex y David Pastor, los cuales hicieron la pasable Infectados (2009) y la extraña Los Ultimos Dias (2013). Aquí hay una idea de fondo que es apasionante, pero el enfoque tomado es una pifia de acá a la Quiaca: un hombre asume otra identidad (y otro cuerpo) y empieza una nueva vida, hasta que descubre algo intrigante que comienza atormentarlo y arruina su nueva existencia. No es una idea nueva – la brillante Seconds de John Frankenheimer es quien inauguró el concepto, convirtiéndolo en un thriller paranoico excepcional -, pero aquí está terriblemente ejecutada. Comenzando por el casting, en donde Ben Kingsley se la pasa haciendo tics, destilando soberbia y frialdad. Si el tipo es el millonario que se va a morir (y a cambiar de cuerpo), algo de su personalidad debería permanecer en el nuevo recipiente… pero no. El alma de Kingsley va a parar al cuerpo de Ryan Reynolds, el cual no conserva ni el mas mínimo gesto de Kingsley. Al menos lo que tiene en comun es ese carácter hosco que lo pone a un millón de kilómetros de la simpatía del público. Es cierto que la agriedad de Kingsley genera una subtrama tan pequeña como insulsa – el distanciamiento con su hija -, que hubiera sido preferible podarla y hacer al personaje un tipo mucho mas social y afable. De paso le daban la excusa de poner a Reynolds en su mejor terreno; pero acá hasta Reynolds desentona, y parece tan a disgusto como en R.I.P.D.. Por suerte la inminente Deadpool se encargará de sacarnos el sabor amargo de la boca.

Sin dudas hay cosas buenas en Self/Less; una de ellas es Matthew Goode. Es expeditivo, destila inteligencia y, cuando empieza a pormenorizar el proceso de transferencia de mentes, es por lejos lo mejor del filme. El problema con Self/Less es que no agarra el camino paranoico de Seconds, o siquiera un estilo filosofal / introspectivo (un tipo detestable que tiene la oportunidad de comenzar una vida nueva; o el conflicto de ver cómo su corporación y sus logros siguen sin él – ¿debería comenzar un emprendimiento parecido?; ¿un genio puede aceptar tan fácilmente el anonimato y los placeres terrenales? -), prefiriendo meterse en el trillado terreno de la acción. Oh, qué casualidad, el cuerpo nuevo de Kingsley no le pertenece a un almacenero o a un albañil, sino a un letal ex marine que conoce 60 maneras distintas de matarte con el dedo pulgar. Por otra parte el shock de reconocer que se trata de un cuerpo “usado” no está barajado como debiera. Todo en el filme es rutinario e incluso traído de los pelos: cuando la historia no sabe como avanzar, Reynolds olvida de tomar su pastilla roja y obtiene (en un sueño) los convenientes recuerdos que le guían hacia la guarida secreta del villano. Eso sin considerar que – honestamente – un tipo tan egoista y despreciable como Kingsley tenga de pronto alma y sentimientos, y decida sacrificar su existencia para devolver la vida a la familia abandonada por Reynolds (cuando estaba vivo!), amén de combatir a la organización que hace transferencia de mentes y cuerpos. Es como que Donald Trump salga a patearle los traseros a los científicos que lo pusieron en el cuerpo de un latino, y no por una cuestión de racismo sino porque destrozaron los sueños de una familia mexicana. Absurdo, ¿no?.

Self/Less es profundamente insatisfactoria. Mas le hubiera valido a Tarsem Singh firmar con el seudónimo de Alan Smithee, ya que no hay nada aquí que remita al talento anterior exhibido por el cineasta. Self/Less es una película mal escrita, mal actuada y mal dirigida, y ni siquiera entretiene en un nivel mínimo; es simplemente una mediocridad que toma una idea apasionante y se da maña para arruinarla, tomando un enfoque demasiado rutinario y carente de personalidad.