Crítica: Scream and Scream Again (La Carrera de la Muerte / El Grito del Fantasma) (1969)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 1969 Vincent Price (Dr Browning), Alfred Marks (Detective Bellaver), Christopher Lee (Fremont), Christopher Matthews (David Sorel), Marshall Jones (Konratz), Michael Gothard (Keith), Judy Huxtable (Sylvia), Uta Levka (Jane), Peter Cushing (Mayor Benedek Heinrich), Judi Bloom (Helen Bradford)

Director: Gordon Hessler, Guión: Christopher Wicking, basado en la novela El Hombre Desorientado de Peter Saxon

Trama: Tres historias fluyen hacia un único objetivo. Un maratonista se desvanece y se despierta en un hospital, en donde todos los días le amputan un miembro de su cuerpo. Un agente de inteligencia de un país totalitario comienza a eliminar a sus superiores, ascendiendo en el poder. Un asesino serial ataca a las chicas que acuden a una discoteca, y es apresado por la policía tras uan frenética lucha frente a su sobrenatural fuerza. Y las historias se unen sobre la figura del Dr. Browning, un científico ermitaño que ha comenzado a experimentar con la creación de seres humanos artificiales.

Scream and Scream Again Con el correr de los años Scream and Scream Again (Grita y Vuelve a Gritar) ha adquirido un pequeño status de culto. Si bien está su fantasiosa historia de fondo. lo realmente particular del filme es su estructura narrativa, en donde la trama arranca con tres líneas argumentales que aparentemente no tienen nada en común entre sí. En su momento mucha gente (incluyendo a Vincent Price) no entendió de qué trataba la película. El otro punto que atrajo la atención sobre el film es la reunión por única vez de tres monstruos del cine de horror como son Vincent Price, Christopher Lee y Peter Cushing. Pero la realidad es que, ni los tres actores comparten escena (o cuando lo hacen Lee y Price, apenas dura dos minutos), y cuando la trama se vuelve líneal, termina por resultar algo sosa.

Scream and Scream Again no es el bodrio incomprensible que muchos creen. Hay tres historias inconexas en apariencia, que lo único que comparten es que las situaciones tienen algún aspecto bizarro o sobrenatural. Hay un agente de inteligencia de un estado totalitario – moldeado al estilo de la Alemania Nazi – que empieza a asesinar a sus superiores con una especie de pellizco vulcano tipo Spock de Viaje a las Estrellas; mientras tanto, el tipo sigue ascendiendo en el poder. Hay un asesino serial que gusta succionarle la sangre a sus víctimas, las cuales cosecha en la discoteca de un pequeño pueblo. Y está un corredor que se despierta en un hospital, al cual todos los días le amputan un miembro. La película se toma una hora para unir los tres caminos, los cuales son bastante interesantes mientras duran – especialmente porque uno no sabe a dónde van a ir a parar -. En el medio hay una muy larga persecución en auto que dura como media hora, y que está ok sin ser demasiado excitante. En donde las cosas comienzan a dispararse un poco es cuando atrapan al asesino de chicas, el cual queda esposado al paragolpes de un auto y que – para escapar – decide arrancarse la mano.

Uno sospecha de que en realidad el uso de las tres líneas argumentales es un truco para crear algo de suspenso sobre una historia que, a la postre, termina resultando algo boba… y que es lo que termina por suceder. Cuando todo se fusiona sobre la figura del científico de Vincent Price, lo que terminamos por obtener es un capítulo doble típico de la serie Los Vengadores (1961 – 1969), sólo que sin Emma Peel ni John Steed. Aquí hay otro científico demente creando seres humanos artificiales, letales y super poderosos, que van a ir reemplazando a gente del poder hasta adueñarse del mundo. El tema es que, al partir la historia en tres, no nos queda ningún protagonista potable al cual seguir – el guión intenta apañar uno con el ayudante de forense, pero el actor es tan chato y anónimo que es como si no existiera -. Price hace un cameo en los primeros cinco minutos y reaparece recién sobre el final; Peter Cushing tiene otro cameo aún más breve, ya que dura apenas un par de escenas; y el papel de Christopher Lee es tan poco relevante que podría haberlo interpretado cualquier otro actor. La reunión de los tres monstruos sagrados del terror no es tal; y me hace acordar al criterio idiota de Irwin Allen en The Story of Mankind (1957), en donde el productor contrató a los hermanos Marx y puso a cada uno en un segmento por separado.

Scream and Scream Again es rara y podría haber sido mucho mejor de lo que terminó siendo. Aquí dirige Gordon Hessler – el mismo de El Viaje Fantástico de Sinbad – pero sin demasiado entusiasmo. El libreto se desbarata sobre el final, generando un montón de coincidencias poco creíbles y armando una resolución demasiado expeditiva y sin explicaciones – que alguien me explique qué es lo que hace Christopher Lee en el climax -. Aún por lo raro y bizarro de sus temas y su ejecución, Scream and Scream Again es interesante para recomendar, aunque sea para sacarse la curiosidad.