Crítica: Sahara (2005)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2005: Matthew McConaughey (Dirk Pitt), Steve Zahn (Al Giordino), Penélope Cruz (Eva Rojas), William H. Macy (Almirante Jim Sandecker), Rainn Wilson (Rudi Gunn), Delroy Lindo (Carl), Lambert Wilson (Yves Massarde), Lennie James (General Zateb Kazim)

Director: Breck Eisner, Guión: James V. Hart, Thomas Dean Donnelly & Joshua Oppenheimer, basados en la novela homónima de Clive Cussler

Trama: El aventurero Dirk Pitt se encuentra obsesionado con la historia del CSS Texas, un acorazado confederado construido al final de la Guerra de Secesión norteamericana y del cual se cree que ha desaparecido con un botín inmenso de monedas de oro. Pitt tiene la disparatada teoría de que el barco ha ido a parar a Africa luego de que toda su tripulación muriera en extrañas circunstancias. Ahora las pruebas parecen darle la razón a Pitt, ya que monedas de oro de la Confederación han aparecido en Mali, y ahora el aventurero está decidido a seguir la pista hasta el final. Pero su camino se cruzará con el de la doctora Eva Rojas de la OMS, quien ha estado rastreando el origen de un misterioso virus que está provocando numerosas muertes en Nigeria y que parece provenir de Mali… justo de la zona del desierto del Sahara en donde Pitt cree que se encuentra enterrado el CSS Texas.

Sahara (2005) Si hablamos de bolazos con clase, las palmas se las lleva Sahara. No hay otra manera de calificar a este delirio. Es imposible tomarse en serio a un film en donde el climax consiste en un acorazado confederado de más de 150 años de edad, enterrado en el desierto del Sahara, y cargándose a bombazo limpio a un helicóptero artillado y un escuadrón de tanques modernos. Eso sí que es tener mucha imaginación.

Sahara es un proyecto personal del actor Matthew McConaughey, quien vio la posibilidad de generar una franquicia a partir de las novelas del aventurero Dirk Pitt, un personaje creado por el escritor Clive Cussler. Si Dirk Pitt les suena, es porque era el protagonista de la fallida Rescaten al Titanic (1980), y en aquella oportunidad lo interpretaba Richard Jordan. Pitt es una especie de Doc Savage moderno pero con los pies sobre la tierra, un aventurero millonario que suele ayudar al gobierno norteamericano y que se embarca en misiones que tengan algo que ver con expediciones marítimas – tema que apasionaba a Cussler en la vida real -. Si en Rescaten al Titanic Pitt era una especie de Howard Hughes, en Sahara el personaje ha sido remodelado como una especie de Indiana Jones moderno y submarinista. Lamentablemente el filme resultó más caro de lo esperado y no recaudó todo lo que debiera, con lo cual las expectativas de una franquicia fílmica quedaron en la nada. A su vez se sumó a todo esto que el mismo Cussler se convirtió en un dolor testicular para los productores: primero exigió tener el visto final sobre la producción, y un cargo como consultor; luego, jamás apareció en el set, con lo cual arrancaron el rodaje sin él… y después apareció con una demanda por incumplimiento de contrato, juicio que perdió / ganó / volvió a perder, etc, a medida que pasaban los años y los jueces por la causa.

Sahara entra dentro de la categoría de aventura histórica delirante, subgénero que inventó El Codigo Da Vinci y que luego siguiera con National Treasure. Examinen el pasado, encuentren alguna conspiración / tesoro escondido, y empiecen a seguir sus pistas a través de los siglos, indicios que se encuentran escondidos en pinturas / esculturas / grabados, etc. Y a mi juicio, de toda esa tanda Sahara es la que se queda con el premio mayor. Eso se debe a que no se toma en serio a sí misma y se despacha con uno de los argumentos más absurdos que uno haya escuchado en años. No sólo se trata de un acorazado fantasma de la Guerra Civil norteamericana que termina en un río seco en el Africa, enterrado en medio del Sahara, sino que involucra plantas futuristas de energía solar, guerras civiles, desperdicios tóxicos, agentes de la CIA, epidemias desconocidas, y toda una sarta de disparates que terminan por calzar en su lugar de manera asombrosa. Es cierto que a lo largo del filme se presentan varias oportunidades en que uno dice “guau, esto ha sido demasiado!”, pero es tanta la energía que le pone el director Breck Eisner (The Crazies), que uno le perdona la vida y sigue disfrutando del circo delirante que tiene para ofrecer la historia.

Quizás el mayor problema con Sahara tenga que ver con la fluidez de la trama; aquí hay argumentos como para dos peliculas (la conspiración respecto de los desperdicios tóxicos y la historia del barco fantasma) y el relato salta de uno a otro cuando en alguno de ellos se queda corto de nafta. Al final el acorazado de la confederación termina por aparecer como un enorme Deus Ex Machina como para justificar un climax improbable y espectacular en medio del desierto.

Sahara es una aventura formidable. Apague el cerebro y diviértase, porque hay acción, risas y paisajes formidables a raudales. Los protagonistas exudan carisma, los villanos son deliciosamente retorcidos, y el filme siempre tiene una vuelta de tuerca fresca y nueva para ofrecer cada dos minutos. ¿La lógica? Bien, gracias. Por el resto es un delirio para aplaudir de pie, y uno termina por lamentar que semejante descerebre no haya dado pie a la saga cinematográfica que se merecía con total justicia.

LAS AVENTURAS DE DIRK PITT EN EL CINE

Rescaten al Titanic! (1980) – Sahara (2005)