Crítica: Montaña Rusa (1977)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1977: George Segal (Harry Calder), Richard Widmark (agente Hoyt), Timothy Bottoms (sicópata), Henry Fonda (Simon Davenport), Harry Guardino (Keefer)

Director: James Goldstone, Guión: Richard Levinson & William Link

Trama: Harry Calder es inspector de seguridad y estándares en Norfolk, Virginia. Si misión es chequear que, entre otras cosas, los entretenimientos mecánicos de los parques de diversiones de la zona estén en óptimas condiciones. Pero ahora Calder ha quedado en el ojo de la tormenta cuando parte de la montaña rusa del parque Ocean View que él mismo revisara hace dos meses – se desmorona, matando a una docena de personas. Sin embargo Calder es el único que encuentra inconsistencias entre los relatos de los testigos y, cuando un parque de atracciones del mismo estado sufre otro extraño accidente, comienza a creer que hay una mano negra detrás de todo esto. Al intentar localizar al dueño de Ocean View descubre que ha salido de apuro hacia Chicago para encontrarse con otros dueños de masivos parques de atracciones en una discreta suite de hotel. Calder los intercepta y es así como los hombres de negocios le revelan de que hay un chantajista exigiéndoles un millón de dolares a cambio de no sabotear las millonarias atracciones de sus parques. Al darle intervención a los federales, las autoridades pronto sacan del caso a Calder… pero el terrorista lo ha seguido y ha descubierto que Harry es el único hombre con perspicacia en todo este lío, así que le ha exigido al FBI que sea Calder el encargado de entregar el rescate. Pero nada sale como estaba previsto y ahora el terrorista, en pleno ataque de furia, está deseoso de explotar otra bomba… aunque las autoridades carecen de la mas mínima idea de dónde y cuándo. Sin embargo Calder ha visto el masivo aviso de la inauguración de la montaña rusa de Magic Mountain en Santa Clarita, California – la mas grande jamás construida – y está dispuesto a apostar todo a que ése será el nuevo objetivo del sicópata. Con el tiempo en contra Calder deberá convencer a las autoridades que sigan su corazonada, una jugada demasiado arriesgada que puede terminar en un masivo baño de sangre si la sospecha del investigador resulta equivocada.

Critica: Montaña Rusa (Rollercoaster)

    Montaña Rusa (1977) Pagaría lo que no tengo para volver en el tiempo hasta 1977 y estar presente en uno de los cines dotados del sistema de sonido Sensurroundun masivo sistema de parlantes de baja frecuencia que rodeaban a la audiencia y hacian retumbar la sala -. Ok, ahora tenemos Dolby, DTS, THX y toda la bola – prolijitos, computarizados, digitales – pero, en aquel entonces, las enormes toberas plagadas de woofers Cerwin-Vega vomitaban bajos salvajes, moviendo el aire de la sala, haciendo vibrar el piso y las paredes, rajando la mampostería de los cines y oprimiendo el pecho de los espectadores. (para mas detalles sobre el sistema les recomiendo el artículo que escribimos en Datacraft).

Claro, semejante obscenidad acústica era otro de los trucos técnicos y publicitarios que los estudios de Hollywood utilizaban como recursos desesperados para volver a atraer multitudes al cine – como en su momento lo fueron el Cinerama o el cine 3D -; y aunque el Sensurround era formidable, también era caro y poco práctico. Los sistemas de parlantes eran masivos (en algunos casos las toberas que contenían los grupos de altavoces tenía 8 metros por 1.5 de alto y otro tanto de profundidad; y por lo menos se precisaban tres de esas que se distribuían al frente y en el fondo), habían que alquilarlos y reformar parte del cine para que quepan y, desde ya, tomar los recaudos para que la mampostería no se viniera abajo. Es que el sistema Sensurround no funcionaba todo el tiempo sino que se activaba automáticamente en las escenas mas estruendosas del filme, apareciendo de la nada y asustando de golpe a los espectadores. El caso ejemplar es Terremoto (1974) – filme que inauguró el Sensurround – en donde el extenso sistema de woofers regurgitaba masivas bajas frecuencias sobre la gente durante los 10 minutos que dura la escena del sismo. Como las bajas frecuencias se sienten mas que se escuchan (haciendo vibrar todo, mezclado con un zumbido que te revuelve las tripas y te da una sensación de ahogo en el pecho si es demasiado fuerte), mas de un flaco se debe haber descompuesto durante la secuencia. Prueba del legado del Sensurround es que la edición blu-ray de Terremoto si usted dispone de un home theater medianamente potable – todavía puede asustar a mas de un vecino de su cuadra si usted pone el subwoofer al mango. Si eso le impresiona, imagínelo multiplicado por 100, en una sala a oscuras y rodeado de gente asustada, y en donde la presión de aire que ejercen las bocinas terminan por patearle el tórax como si fuera una cuadrilla de caballos desbocados.

El Sensurround duró poco – apenas un año – y dió a luz 4 o 5 películas. Una de ellas de Rollercoaster, la cual está tildada erróneamente de cine catástrofe. Ok, hay un par de explosiones y un par de carritos de montaña rusa salen volando por los aires, pero es mas un thriller que otra cosa. Y un thriller muy decente ya que está escrito por los padres de Columbo, Richard Levinson y William Fink. En lugar de Peter Falk tenemos a George Segal – tipo simpático si los hay, que estaba en el pico de su carrera en aquel momento -, el cual no es detective privado ni policía sino un simple inspector municipal de mantenimiento. No es un ejemplo de nadie – divorciado, con una hija mandona (Helen Hunt en sus primeros papeles, antipática como siempre), un auto viejo y un jefe explotador -, pero es un tipo avispado y eficiente en lo suyo. Pronto detecta que el accidente de la montaña rusa local no es tal, y que hubo alguien que no era del equipo del parque inspeccionando la atracción una hora antes del incidente. Descubriendo pistas por azar, pronto llega a la conclusión que hay un maníaco atacando parques de atracciones, extorsionando a sus dueños y exigiéndoles una fortuna si no quieren ver sus manos manchadas con sangre.

Si Segal es formidable, la dupla con Richard Widmark – gritón, recio, pero pragmático y eficiente – es genial. Los dos se sacan chispas de cómo capturar al tipo, y se maltratan de lo lindo cuando las cosas les salen mal. Hay muy buenos diálogos, un libreto con nivel cero de bobadas y hasta un par de vueltas de tuerca ingeniosas (como cuando el terrorista monta todo un show para enloquecer a los investigadores mientras Segal le entrega la paga). Quizás mi problema con el filme pase por Timothy Bottoms, el cual siempre me pareció un mal actor. Acá el tipo hace de calmado y cínico, brillante y amoral pero no logra impresionarme. Quizás sea que es demasiado robótico como para transmitir algo que resulte duradero.

Montaña Rusa es un filme injustamente olvidado. El efectismo del Sensurround – que se terminó aplicando al sonido de las excitantes tomas de las montañas rusas en movimiento – hace presagiar una película hueca u oportunista – montada a las apuradas para aprovechar el nuevo sistema de sonido – pero no es así. Es un thriller inteligente, bien actuado, sin un gramo de grasa y hasta con un par de sorpresas, lo cual lo hace altamente recomendable… a pesar de la presencia del insulso Timothy Bottoms.