Crítica: Rocketship X-M (1950)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1950: Lloyd Bridges (Coronel Floyd Graham), Osa Massen (Dra. Lisa Van Horn), John Emery (Dr. Karl Eckstrom), Noah Beery Jr. (Mayor William Corrigan), Hugh O’Brian (Harry Chamberlain), Morris Ankrum (Dr. Ralph Fleming)

Director: Kurt Neumann, Guión: Kurt Neumann, Orville H. Hampton & Dalton Trumbo

Trama: El cohete espacial X-M es lanzado en misión de exploración hacia la Luna. Pero a mitad del viaje sufre averías en uno de los motores, y los científicos de a bordo deciden recalcular tanto la trayectoria como el consumo de combustible. Las cosas no salen como lo esperado y el X-M se aparta enormemente de su objetivo, siendo lanzado hacia la órbita de Marte. Aprovechando el desvío, la tripulación decide descender en el planeta rojo; pero terminarán por descubrir los restos de una civilización muy avanzada, que ha sido devastada por una guerra nuclear y cuyos únicos sobrevivientes han regresado a la edad de piedra.

Rocketship X-M Destino: la Luna (1950) fue la primera producción de ciencia ficción moderna, pero no fue la primera película sci fi en estrenarse. Ese mérito le corresponde a Rocketship X-M. Al mejor estilo Cormaniano, el productor Robert L. Lippert se enteró del proyecto de George Pal, y se puso a hornear rápidamente un filme serie B que explotara el inminente estreno de Destination Moon. Rocketship X-M se rodó en tan solo 18 días y se estrenó varias semanas antes que el filme de Pal; y aún, a pesar de la premura, es una obra chiquita pero con unas cuantas ideas interesantes.

Si uno analiza los detalles y la puesta en escena, Rocketship X-M es una película barata y bastante aburrida. Un par de decorados, muchísimos diálogos, ritmo lento. El 90% del filme funciona como un drama de cabina, y encima uno que no es muy interesante. Lo destacable es que sienta algunas de las premisas sobre las cuales la vasta mayoría de las producciones sci fi de los 50 se erigirían. Por ejemplo, los astronautas es una troupe de gerontes que estarían físicamente incapacitados para soportar un viaje espacial en una situación real (con la excepción de Space Cowboys de Clint Eastwood). Hay una única científica a bordo que parece una Playmate de la época – el colmo de la ridiculez de este concepto en el género será la presencia de la “doctora” Raquel Welch en Viaje Fantástico -. La nave no deja de ser un vulgar misil (de hecho, en realidad parece una bomba de la Segunda Guerra Mundial con un par de ventanitas). La cabina tiene asientos de oficina y el despegue se soporta con la tripulación atada a sus cuchetas. Inclusive los trajes espaciales no son tales sino que son vulgares uniformes militares con máscaras anti gas. Ver a Lloyd Bridges y sus boys en pantalones y campera, correteando por Marte con revólveres y escopetas, es una muestra bastante patética de los valores de producción.

También los efectos especiales dejan bastante que desear. Parecen generados por alguien que no tiene ni idea de cómo funciona el espacio ni cómo se ven las cosas desde órbita. La Tierra es un vulgar mapamundi demasiado nítido y sin nubes; el Sol parece un Saturno con sus anillos excesivamente brillantes; y los tripulantes pueden ver tanto la Tierra (su punto de partida) como la Luna (su objetivo original) desde las ventanillas de la cabina. Uno se rasca la cabeza intentando imaginar cómo es la disposición geométrica de la nave para que los astronautas vean en el mismo plano cosas que deberían estar tanto adelante como detrás de ellos. Los galimatías geométricos continúan cuando la tripulación baja por una escalera a investigar los motores … y en la escena siguiente se encuentran gateando de manera horizontal por la misma escalera.

Lo que salva a Rocketship X-M del olvido son las ideas del guión, que son bastante más dramáticas y pesimistas de lo que uno podría esperar. Aquí está al mando del filme Kurt Neumann, el mismo del clásico La Mosca de Cabeza Blanca. Las películas de Neumann podrán ser baratas, pero generalmente son muy originales (como el caso de Kronos). Es un director que, con mayor presupuesto, podría haber obtenido cosas geniales. Lamentablemente Neumann fallecería en 1958.

Rocketship X-M es original, si bien no está correctamente ejecutada. La misión llega a Marte (momento en el cual la producción se gasta unos mangos y pasa la película de blanco y negro a un naranja furioso), y descubre los restos de una civilización devastada por una guerra nuclear. Los sobrevivientes han vuelto a la edad de piedra. Si bien la secuencia es demasiado breve – para acortar costos y tiempo de rodaje -, es interesante y es el primer alegato antibélico (y anti atómico) de esa década. Lamentablemente los años 50 serían inundados por obras más fantasiosas (a favor y en contra de la ciencia y del poder atómico) hasta la llegada de La Hora Final de Stanley Kramer en 1959, que se decidiría a tratar el tema sin rodeos. El otro tema que destaca de Rocketship X-M es que su final es inusualmente pesimista y dramático. Nadie regresa, al menos como para transmitirle el mensaje a la Tierra de lo que ha sucedido con la población de Marte. Queda un final abierto como que se va a empezar a preparar una segunda expedición, pero el tono del último fotograma no deja de ser deprimente.

Rocketship X-M es una rareza con buenas ideas y ejecución pobre. Comparado con la tonelada de filmes exploitation que sobrevendría durante la década, es mucho más seria y tiene mensaje. No será la mejor aventura, pero termina resultando muy interesante en sus propios términos.