Crítica: Robot & Frank (2012)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2012: Frank Langella (Frank Weld), Rachael Ma (Robot), Peter Sarsgaard (voz del Robot), James Marsden (Hunter Weld), Liv Tyler (Madison Weld), Susan Sarandon (Jennifer)

Director: Jake Schreier, Guión: Christopher D. Ford

Trama: El escenario: un futuro muy cercano. Frank Weld es un anciano gruñón al cual los años le están pasando factura. Se olvida de las cosas, desconoce por momentos a sus hijos, pierde la noción del tiempo y el espacio. Es por ello que su hijo Hunter decide adquirir un robot de compañía, un ayudante terapeútico capaz de supervisar la salud de Frank y asignarle rutinas para mantener su mente activa. Mientras que al principio Frank reniega de su acompañante cibernético, pronto comienza a encariñarse con el androide cuando descubre que posee otras cualidades. Y es que Frank es un ladrón de guante blanco jubilado, un especialista en desactivar alarmas y abrir cajas fuertes. Cuando Frank descubre que el robot puede hacer dichas tareas – de manera mucho mas veloz y sin falla -, decide adiestrarlo para que lo asista en el último robo que tiene planeado: apropiarse de una versión antiquisima de Don Quijote, la cual se encuentra depositada bajo llave en la biblioteca del pueblo en donde vive. Pero el mayor problema no son las dificultades tecnicas para apoderarse del libro sino la fallida memoria de Frank, la cual le hace descuidar detalles primordiales a último momento… errores que podrán a las autoridades tras el rastro de Frank y su compañero robot.

Robot & Frank A veces la ciencia ficción no es un propósito en sí, sino un instrumento que ayuda a ilustrar una idea. Tomemos por ejemplo Robot & Frank, un pequeño drama independiente que incluye a un androide en su relato. Mientras que cualquier otro autor hubiera hecho que el robot a) se vuelva un asesino serial, b) desate una rebelión junto con otros robots, o c) se vuelva consciente de su propia naturaleza y se despache con una reflexión existencial, en Robot & Frank el androide sólo es un mecanismo para ilustrar las miserias de la senilidad y, en todo caso, ser un compañero sin remordimientos capaz de darle una oportunidad (quizás la última) de redención a su protagonista. A excepción de su capacidad para formatear / rebootear su memoria, no hay mucha diferencia entre el robot y un ayudante terapeútico humano.

Este es un drama humano, propio del ámbito del festival de Sundance (en donde fue presentado). Frank Langella es un ladrón retirado, un sesentón al cual la vejez le está jugando una mala pasada. Se olvida de las cosas, se desorienta, piensa que su hijo aún sigue en la universidad (aún cuando sea un cuarentón recibido hace rato). Y, como no puede con su genio, aún roba pequeñas cosas como para mantener la emoción de lo prohibido. Pero la salud mental de Frank va en rápido declive y el hijo, alarmado, decide ponerle un robot de acompañante. En si, el robot no es nada del otro mundo – de hecho es un androide concebido de manera bastante realista, el que me hace acordar a uno experimental que había hecho la Honda hace unos años y habían pasado por los noticieros de TV -. El robot cocina, ordena, le pone los enemas diarios a Frank (no es chiste!), y el tipo pronto descubre que tiene capacidad de aprender y es muy diestro en tareas de precisión. Considerándolo parte de su programa terapeútico – asistir al paciente en tareas que considere útiles y estimulen su deteriorado intelecto – el robot se embarca en la misión de convertirse en el asistente perfecto para un robo, desactivando alarmas y abriendo cerraduras. En poco tiempo la salud mental de Frank mejora, básicamente porque vuelve a hacer lo que más le gustaba.

Si uno analiza en detalle, verá que el protagonista es un egocéntrico de aquellos, un tipo que se decanta a la satisfacción de sus propios placeres antes de pensar en el bienestar de los demás. El guión intenta redimir a Frank con algunas acciones forzadas sobre el final, como si un tipo así – que mantuvo semejante carácter durante décadas – fuera capaz de cambiar mínimamente, aunque sea ahora en el ocaso de su lucidez. Quizás la intención de la historia sea mostrar que, cuando nos debilita la vejez, revalorizamos los vínculos familiares que despreciamos (o subvaloramos) en nuestra etapa de lucidez y fortaleza. Ahora nos vemos obligados a depender de otros y, a la fuerza, nos vemos obligados a aprender una lección de humildad.

Aún con todo ello, el libreto de Robot & Frank da atisbos de dichos conceptos pero no logra plasmarlos como corresponde. La “normalización” de Frank – en los cinco minutos finales – se ve forzada, y uno no deja de pensar en que el tipo sigue siendo el mismo cretino egocéntrico que vive pensando cómo saltar el tapial y forzar la cerradura del vecino. En cambio, lo más logrado del filme es la sensación de encierro que vive Frank: su mundo es uno que cambia cada día que pasa y que se va quedando escaso de opciones. Hoy se olvidó de una cosa, mañana de otra… y la frontera final – la mente en blanco, sin noción de pasado, presente o ubicación en el espacio – parece estar demasiado cerca. Es que la anécdota del filme apunta a que Frank reviva un momento de gloria antes del apagón final, el “canto del cisne” de su carrera como ladrón profesional.

La historia es deliciosa, especialmente porque la performance de Frank Langella es muy sutil. La relación que mantiene con el robot tiene sus perlitas, simplemente por el contraste entre su carácter gruñón y la fría objetividad de la máquina (que da por tierra la mayoría de sus argumentos). Por su parte, la inclusión del tema de Don Quijoteaquí como un libro incunable que está en la mira del próximo robo de Frank – no es gratuita, y uno puede ver a Langella y al androide como una especie de versión bizarra del caballero andante acompañado de su Sancho Panza robótico, embarcados en una aventura que excede sus capacidades.

Quizás el mayor problema del relato – además de quedarse corto en la tarea de rehabilitar al personaje de Frank sobre el final – sea el complicado climax, el que incluye alguna revelación sorpresiva y una rebuscada persecución con la policía. Es un intento forzado de meter un poco de adrenalina en una historia que no lo precisaba, y creo que le da un final no natural a la trama. Hubiera sido interesante que Frank terminara por considerar al robot como un amigo real, y decidiera sacrificarse por él.

Robot & Frank es un pequeño drama salpicado con gotas de comedia. Es una historia sobre la senilidad y la pérdida de la lucidez, trama que se vale de un elemento fantástico para ilustrar su punto. Y si bien ello le da un tinte tangencial de ciencia ficción, no implica que uno no pueda valorarla como corresponde, como una trama interesante y por momentos cautivante cuyos logros hacen que se merezca nuestra recomendación.