Crítica: Risen (La Resurrección de Cristo) (2016)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2016: Joseph Fiennes (Clavius), Tom Felton (Lucius), Peter Firth (Pilato), Cliff Curtis (Jesús / Yeshua), María Botto (María Magdalena)

Director: Kevin Reynolds – Guión: Paul Aiello & Kevin Reynolds

Trama: Judea, año 33 de nuestra era. El tribuno Clavius ha sido convocado por el gobernador Poncio Pilato para que supervise la crucifixión de un líder revolucionario de los judíos, el cual clama ser el hijo de Dios y que ha de resucitar al tercer día. El tema es que Pilato teme que sus seguidores roben el cuerpo y hagan creer a la población la profecía de la resurrección, cosa que sumiría a la población civil en la rebelión contra los invasores romanos… en la inminencia de la visita del Emperador a Judea. Clavius establece una guardia armada en el sepulcro… pero el cuerpo desaparece de todas formas y ahora debe montar una investigación de apuro para encontrarlo antes del arribo imperial. Las milicias arrestan, interrogan, presionan a todos y revuelven todo el lugar, pero la única pista real parece ser la de una prostituta, María Magdalena, la que se reúne con los seguidores del revolucionario y parece saber mas de lo que dice. El problema es que al seguir la pista Clavius se topará con una verdad estremecedora… algo que sacudirá los pilares de su moral y transformarán al tribuno de una manera impensable y permanente. ¿Es que acaso ese revolucionario crucificado es realmente el auténtico hijo de Dios?.

Crítica: Risen (La Resurrección de Cristo) (2016)

Películas religiosas = gente pontificando desde la pantalla. El almidón rebosa por todos los poros y cualquier intento de salirse de la norma huele a herejía. Es por eso que las películas cristianas suelen ser excesivamente estoicas – por supuesto hay excepciones como La Pasión de Cristo o Ben-Hur que encuentran lo emotivo y/o lo épico por otros enfoques y, vaya que lo logran -, pero he aquí otra pequeña película que se suma al grupo de diferentes y bien logradas. Es otra de esas de “testigos en los tiempos de Cristo” pero, en vez de ser a lo Ben-Hurcontar una historia paralela al apogeo, crucifixión y resurrección de Jesús con ocasionales puntos de contacto -, transforma la muerte de Nuestro Señor en un thriller policial. He aquí un tribuno al que le encomiendan proteger la tumba lacrada de Jesús (Yeshua en el nombre original que usa el filme, entre otra tanda de cuidados detalles) ya que el tipo era considerado un líder revolucionario que provocaría la sedición contra los invasores romanos además de socavar la autoridad de los popes religiosos locales. Hay que evitar el robo del cadáver, no sea cosa que los fanáticos lo hagan para hacer creer la concreción de la falsa profecía de este charlatán – que realmente resucitó al tercer día – y ello fomente toda una revuelta en el caldeado territorio ocupado de Judea.

Risen es un filme brillante por muchísimas cosas. Lo primero es la naturalidad de los diálogos, de las actitudes de esta gente. Joseph Fiennes es un tribuno, un jefe militar que vive sucio y barbudo, bañado con la sangre de los enemigos del estado que tuvo que exterminar de manera brutal. El tipo toma baños “de negocios” con el prefecto Pilato (un lascivo Peter Firth, que no deja de hacerle señales de luces a Fiennes para ver si hay onda), quien ve que esto se le va de las manos justo a días de distancia de la visita del emperador a la zona. El cadáver desaparece y Fiennes debe investigar qué es lo que ha ocurrido. Comienza a apretar testigos, saquear cementerios, interrogar guardias… Es realmente un tipo duro pero, a la vez, es un tipo agotado. Sus manos desbordan de sangre, ha visto demasiada muerte en su vida y sólo quiere hallar la paz: tener un terrenito cerca de Roma, quizás formar una familia… tener al menos un día sin muertes.

Lo que fascina de Risen es como todo el montaje de la historia está armado de manera casual pero a la vez usando el sentido común y la inteligencia. El Clavius de Fiennes vió morir a Jesús en la cruz – al fin un Jesús creíble con el morocho Cliff Curtis como un tipo comunacho de tez morena, ojos y cabello negro en vez de las representaciones ari… demasiado rubias y de ojos azules de las estampitas – y la imagen es indeleble. Es realmente un cadáver colgado con un rictus de dolor, parece una estatua salida de las iglesias. (alerta spoilers… ¿en serio son spoilers si todo el mundo leyó la Biblia?) Cuando Clavius descubre lo que realmente pasó – y se topa con Jesús picando algo con sus apóstoles en una casita -, el grado de shock es impresionante. Wow, el director Kevin Reynolds (Waterworld, Robin Hood) ha logrado algo impactante sin usar un maldito efecto especial. Es simplemente ver a un tipo que estaba destruido, blanco, petrificado… ahora revivido y con mas vida y simpatía que nunca. (fin de spoilers)

(Siguen los spoilers). Pero no sólo eso: el shock no va solo por la sorpresa sino por la demolición moral del tribuno romano. He aquí un pagano que adora a dioses baratos, un tipo que se ha topado con un auténtico dios, uno real que le habla, le pasa el brazo e incluso le repite sus palabras ya que es omnisciente. Y lo mejor de todo es que Reynolds y el guionista Paul Aiello tratan a Jesús como un tipo común, canchero, un flaco que te lo cruzarías todos los días y hace bromas. Cuando están intentando pescar en Galilea y un tipo pasa caminando por la orilla, diciéndole a Pedro “che… ¿intentaste pescar del otro lado de la barca”… y la red se dobla por la cantidad de peces atrapados es un momento sublime. Es un momento de humildad suprema… y, de algún modo, me hace pensar en los momentos mas épicos de los filmes de superhéroes (!!). No es que esté fumado pero piensen esto: ¿qué te ha impactado mas: Superman destrozando robots gigantes o salvando la vida de Lois Lane de caerse de un mero helicóptero atrapado en las alturas del edificio del Diario El Planeta?. ¿Es mas glorioso Superman aniquilando o, como vimos en Superman & Lois, teniendo una charla casual con sus hijos y su esposa demostrando que con todo el poder del mundo no deja de ser un tipo simple y con mucho humor?. Cuando vos acercás a Jesús a la gente y lo humanizás – no es Charlton Heston, Jeffrey Hunter o Robert Powell hablando con voz de barítonoy escupiendo diálogos literalmente sacados de la Biblia sino que lo hacés casual, compinche, generoso – estás realmente haciendo enorme y épico al tipo simplemente porque se ve como vos y yo. Tiene todos los poderes del mundo pero quiere estar un rato con vos. Ups! Vio una injusticia – un leproso, alguien sin comida – y va a ayudarlo con una dosis de enorme amor… y luego vuelve a tu lado. Sip, hay dos o tres momentos muy fugaces en donde Aiello y Reynolds no pueden evitar que Jesús se escuche como el del sermón de los domingos pero el resto está hecho con una altura enorme. Incluso la ascensión está resuelta de manera brillante. Chapeau! por uno de los mejores filmes religiosos de los últimos tiempos (fin spoilers).

Risen, la Resurrección de Cristo es un filme imperdible. Olvidáte de los bodrios intragables de tres horas que te pasan en Semana Santa, ésta es una película hecha con sensibilidad, admiración y muchísimo sentido común. Las performances son muy buenas – en especial la de Fiennes, el cual siempre me pareció un tronco pero acá pasa por todos los estadíos emocionales posibles – y el filme sorprende todo el tiempo por su enfoque iconoclasta de una historia harto conocida. Y es que en realidad un filme religioso, si pretende ser efectivo, debe abordar los temas desde otra perspectiva descontracturada en vez de ser una reproducción taquigráfica de la Biblia. Risen no es Ben-Hur pero es un animal de otra especie: una especie propia – un thriller en tiempos de Jesús que termina desembocando en una experiencia religiosa -, en donde la fe no está en repetir como un loro palabras y sucesos harto conocidos sino darles un matiz diferente… dejar que un admirador rearme la historia, la reconstruya de manera creíble y subraye lo que nosotros – con ojos modernos – nos shockearía de haber vivido en semejantes tiempos y con semejante figura histórica. Es una joya subvalorada que merece redescubrirse y colocar en el sitial de honor que se merece.