Crítica: El Regreso de Daimajin (1966)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 1966: Hideki Ninomiya (Tsurukichi), Shinji Harii (Daisaku), Masahide Kizuka (Kinta), Muneyuki Nagatomo (Sugimatsu), Toru Abe (Hidanokami), Takashi Nakamura (Sanpei)

Director: Kazuo Mori, Guión: Tetsuro Yoshida

Trama: Lord Arakawa está preparando sus fuerzas para un ataque devastador a los feudos vecinos. Para ello ha atrapado a un grupo de campesinos y leñadores, y los ha convertido en sus esclavos para trabajar en las minas de azufre – material indispensable para fabricar pólvora y alimentar la maquinaria de guerra de Arakawa -. Un grupo de cuatro niños, enterados del secuestro de sus padres, ha decidido ir hasta el campamento de Arakawa para ayudarlos a escapar; pero la única manera de esquivar el cerco de las fuerzas del Lord es ir a través de la montaña prohibida donde reside el dios Majin. La travesía resultará mucho más dura que lo esperado, y los chicos terminarán al límite de sus fuerzas estando a poca distancia de su destino final. Solo un milagro provocado por el temperamental dios podrá ayudarlos.

El Regreso de Daimajin Return of Daimajin es el segundo capítulo de la trilogía creada por la Daiei y estrenada a lo largo de 1966. Para nosotros, los occidentales que no entendemos un pomo de idioma japonés, subsiste la interrogante de si éste es el segundo o tercer filme de la saga – el detalle de los cast y las reviews de sus contenidos están mezclados en la IMDB, la Wikipedia, e incluso en los sitios de críticas especializadas -. Para colmo, las tres partes de la trilogía fueron estrenadas con escasos meses de diferencia entre una y otra, lo que confunde más las cosas.

Ya hemos dicho que la saga de Daimajin es la mezcla del chambara – o género de samurais y espadachines – con el kaiju eiga. El primer filme era un experimento más que interesante, pero las entregas posteriores comenzaron a dar muestras de resentimiento en su estructura – es tan rígida la fórmula que a la larga todos los capítulos se ven similares -. Es un caso bastante similar a lo ocurrido con la saga de Robocop, en donde los guionistas no quisieron – o no pudieron – encontrar variantes al universo que habían creado en la película original. En el caso de Daimajin las cosas podrían haberse decantado por algo más tradicional al kaiju eiga – p.ej. la introducción de un segundo dios o una criatura diabólica que estuviera del lado de los malos, lo que sería la excusa para un clásico choque de monstruos (monster bash) -; pero como las premisas de la serie son estrictamente realistas, lo que sigue es básicamente una regurgitación de la estructura del primer filme con algunos detalles cosméticos.

Aquí la diferencia con la historia original es que al menos Majin parece haberse puesto del lado de la clase obrera. En las otras entregas siempre terminaba defendiendo a lords exiliados o en desgracia, pero aquí termina por poner bajo su ala a unos campesinos esclavizados por el malvado de turno. Dicho sea de paso, el desgraciado Lord Arakawa sufre el castigo sin comerla ni beberla – a diferencia de otros villanos de la serie, no atenta contra la estatua del Dios, ni siquiera lo insulta -. De esto se infiere que Maijin termina por desempeñar un papel más heroico y protector que en los otros filmes en donde sólo se enfurecía cuando lo desafiaban.

El otro detalle es que ahora los héroes de turno son una pandilla de niños, a los que no les va muy bien en la travesía. Hay algo en todo ese viaje que tiene un tufillo al peregrinaje de Frodo y Sam de El Señor de los Anillos – los chicos viven en peligro constante en la montaña, con los hombres de Arakawa y el mal clima acechándolos; pierden gran parte de la comida; se salvan raspando la mayoría de las veces -. La diferencia aquí es que el libreto no hace concesiones y se despacha con un par de muertes inesperadas. Los chicos no son muy buenos actores, pero al menos no son irritantes; e incluso tienen alguna que otra secuencia simpática, como el robo de comida a los guardias de Arakawa que los persiguen (que resulta bastante gracioso).

Pero por lo demás, El Regreso de Daimajin sigue la estructura del resto de la saga, a veces demasiado linealmente. El clímax es bastante largo y disfrutable pero uno tiene una fuerte sensación de deja vu – los mismos ángulos de cámara, incluso la fortaleza de Arakawa pareciera ser el mismo decorado del villano de la Daimajin original, sólo con algunos colores y logos diferentes -. Por lo menos el director Kazuo Mori se despacha con algunas imagenes de vuelo poético, como las escenas con el halcón guardián del dios sobrevolando la montaña helada, o bien en el final cuando Maijin se esfuma como si estuviera hecho de nieve.

El Regreso de Daimajin es muy buena; el problema es que precisaba mayor originalidad. Al respetar demasiado la estructura del filme original termina siendo un clon de éste. Pero por el resto, es un espectáculo sólido y disfrutable para los fans del cine fantástico japonés.

DAIMAJIN

Los filmes de la saga de Daimajin son: Daimajin (1966), El Regreso de Daimajin (1966) y La Furia de Daimajin (1966)