Crítica: Relámpago Azul (1983)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1983: Roy Scheider (Frank Murphy), Malcolm McDowell (Coronel Cochrane), Daniel Stern (Lymangood), Candy Clark (Kate Murphy), Warren Oates (Capitán Braddock)

Director: John Badham, Guión: Don Jakoby & Dan O’Bannon

Trama: Frank Murphy es un oficial de la división aérea de la policía de Los Angeles. Todas las noches vigila las calles a bordo de un helicóptero en compañía de Lymangood, un joven observador que comienza a hacer sus primeros pininos en la fuerza. Ahora Murphy ha sido seleccionado para tripular el Relámpago Azul – un helicóptero de última tecnología – el cual ha sido diseñado para aplacar revueltas callejeras y combatir posibles ataques terroristas. El tema es que, durante una ronda de vigilancia, Murphy ha captado conversaciones secretas que vinculan al Relámpago Azul con una conspiración tramada por altos oficiales de inteligencia, los cuales desean provocar disturbios urbanos para poder probar al helicóptero como arma de guerra. Pero éstos han descubierto la jugada de Murphy y han asesinado a Lymangood, con lo cual el veterano piloto de la policía es la única pieza suelta que les queda por eliminar. Y la única esperanza de Murphy es treparse a bordo del Relámpago Azul y resistir todo el tiempo que pueda, mientras intenta encontrar la cinta que contiene la charla grabada de los conspiradores… pero el tiempo pasa, y los F 16 han comenzado a sobrevolar Los Angeles – con toda la intención de derribarle -, acortando los escasos minutos que le quedan de vida.

Relampago Azul A veces una idea merece pasar por varios estadíos para terminar por ser aceptada. Hoy todo el mundo va a ver filmes de tipos con superpoderes, pero ello sólo resultó posible luego que bombazos como Batman (1989), Blade, X-Men y tantos otros cimentaran el camino que llevara a la aceptación generalizada del género de superhéroes. Antes de ello, lo más parecido que había era el subgénero de justicieros a bordo de máquinas maravillosas, el cual cuenta como punteros al filme de Clint Eastwood Firefox (1982) y, desde ya, a la serie de culto Knight Rider (1982). Mientras que el público de aquella época no terminaba de digerir la existencia de un tipo de capita roja capaz de volar y echar fuego por los ojos, en cambio podía asimilar que la existencia de un auto parlachín capaz de manejarse solo a causa de poseer una computadora de recontra última tecnología. En el fondo todo esto no eran mas que iteraciones del viejo y venerable Batimóvil, sólo que mutado a la forma de autos de calle y vehículos de mar y aire mucho mas convencionales.

En esa movida de aventureros dotados de vehículos copados, apareció Relámpago Azul, un filme cuya idea es mucho mas interesante que su ejecución. Si bien la película recaudó bien, no le alcanzó para generar secuelas y a lo sumo dió a luz una mediocre serie televisiva con James Farentino y Dana Carvey (!), la que duraría menos de una temporada. En todo caso el legado de Blue Thunder es haber inspirado un clon de mayor vuelo y algo mas logrado como fue Airwolf, una tira que duraría 4 temporadas entre los años 1982 y 1987, y protagonizado por otro helicóptero de hiper recontra última tecnología.

Ahora que uno tiene cierto kilometraje sobre el lomo, termina por sorprenderse al reconocer los nombres de varios de los involucrados en el proyecto de Relámpago Azul. El guión es de Dan O’Bannon (Alien, Vengador del Futuro, y dos toneladas de títulos memorables de ciencia ficción) y Don Jakoby (quien co escribió con O’Bannon Lifeforce, y firmó los libretos de Vampiros y Evolución), y la dirección de John Badham, un tipo capaz de hacer cosas tan disímiles como Fiebre de Sábado a la Noche o Juegos de Guerra. La otra sorpresa es ver un jovencísimo Daniel Stern en el rol del insufrible copiloto que acompaña a Roy Scheider en todas sus correrías, siglos antes de aturdir a las audiencias de todo el mundo en Mi Pobre Angelito y sus interminables secuelas.

En sí, la trama de Relámpago Azul es tan improbable como predecible. Roy Scheider es un veterano ex piloto de Vietnam que vive atormentado por pesadillas – cada vez que veo esa secuencia, me hace acordar a las ridiculas sudoraciones nocturnas que padecía Robert Hays en Donde Está el Piloto? -, y que ahora oficia en el escuadrón aéreo de la policía de Los Angeles. Como se aproximan las Olimpíadas – hablamos de 1984 -, se les ocurre testear un vehículo aéreo anti mitines, el cual termina siendo un helicóptero de ultima tecnología y artillado hasta los dientes. El concepto en sí es bastante ridículo como termina por subrayar la secuencia de la exhibición áerea, ya que el vehículo tiene tanto poder de fuego que es capaz de generar una masacre en cuestión de escasos segundos – algo así como mandar a un tanque M1 Abrams a calmar una turba callejera -, lo cual es mucho mas daño del que pueden generar diez tipos armados con simples fusiles Kalashnikov. Como sea, esta gente se lo da a pilotear al único tipo desequilibrado de la fuerza, el cual termina por descubrir que se trata de un arma militar a la cual van a probar con varias revueltas provocadas por sucios oficiales de inteligencia, cuando no corruptos contratistas del estado. Lo que sigue es obvio: uno se la pasa esperando 40 minutos hasta ver a Scheider a bordo del Relámpago Azul e ir en modo fugitivo mientras medio mundo intenta derribarlo.

El gran problema con Relámpago Azul es que todo es tan prolijo y chato que termina pasando como una película televisiva. Da la impresión que la inserción de una nudista exhibicionista al principio del filme fue un tibio intento de darle una calificación menos ñoña que apta para todo público, ya que el resto resulta tremendamente aséptico. Las correrías en el cielo están ok, pero han sido filmadas sin nervio, y todo termina resultando un disparate si se lo piensa en términos lógicos – en su huída Murphy termina aniquilando dos rascacielos, volando una fábrica de pollos al spiedo, y derribando un par de costosos F 16; aún así, ¿piensan dejarlo en libertad? -.

En realidad la versión final de Relámpago Azul difiere bastante del libreto original de O’ Bannon y Jakoby, los cuales se imaginaban a un loco suelto por los cielos de Los Angeles y a bordo de una máquina de matar de última tecnología – como una versión high tech de Tiburón, sólo que con un helicóptero silencioso y ultra artillado como el depredador de turno -. Quizás ese enfoque hubiera resultado mucho mas interesante que la versión final de Relámpago Azul, la cual es entretenida pero no memorable, simplemente porque Badham es incapaz de crear algo medianamente espectacular con todas las refriegas que le tiene reservado el libreto. A lo sumo Blue Thunder es un filme de matineé, digerible y sólido, pero tibiamente excitante y excesivamente olvidable.