Crítica: La Princesa de Marte (2009)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2009: Antonio Sabato Jr. (John Carter), Traci Lords (Princesa Dejah Thoris), Matt Lasky (Tars Tarkas), Chacko Vadaketh (Sarka), Mitchell Gordon (Tal Hajus), Matt Lagan (Kantos Kan), Noelle Perris (Sola)

Director: Mark Atkins, Guión: Mark Atkins, basado en la novela homónima de Edgar Rice Burroughs

Trama: John Carter es un soldado norteamericano que combate en Afganistán. Luego de una emboscada, Carter cae malherido y es recogido por el ejército. En vista de su situación desesperante, los militares deciden utilizar a Carter para un experimento científico, transportándolo – con una mente y cuerpo regenerados – al planeta Marte 216 en una lejana galaxia. Allí Carter descubrirá que posee super poderes debido a la gravedad y el Sol de Marte 216, y pronto se verá envuelto en la guerra entre bandos nativos: los humanos, liderados por la Princesa Dejah Thoris, y los reptilescos Tharks, comandados por Tars Tarkas, y que ven a Carter como envíado de una profecía debido a sus extraordinarios dones. Ahora el terrícola será intermediario entre ambos, pero no tardará mucho en descubrir que una tercera facción conspira contra cualquier tipo de alianza, ya que desea hacerse con el control de la nación humana. Pero en su complot han dañado los gigantescos motores que proveen el aire respirable para todo el planeta y, a menos que Carter haga un milagro y consiga arreglar las turbinas, todo Marte 216 morirá en cuestión de minutos.

La Princesa de Marte Todo el mundo reconoce a Edgar Rice Burroughs como el autor de Tarzán. Lo que pocos conocen es que también escribió aventuras fantásticas de todo tipo y color, como travesías al centro de la Tierra, encuentros con continentes y razas perdidas, y viajes interplanetarios. Precisamente en este último apartado, entre 1912 y 1948, desarrolló una saga basada en las aventuras de su personaje John Carter en Marte. A Burroughs no le interesaba el rigor científico – si la vida era posible o no en Marte, etc -, sino que simplemente usaba el planeta rojo como escenario para escribir fantasia camuflada de ciencia ficción.

En sí, las correrías de John Carter de Marte no diferían mucho de las de Flash Gordonque es un personaje posterior, tomó el molde de Burroughs, pulió sus premisas y popularizó el género de “fantasía planetaria” (al cual George Lucas le debe más de una idea) -. John Carter of Mars apareció en novelas pulp a lo largo de tres décadas y fue extremadamente popular, hasta el punto que en los años 30 hubo un proyecto de largometraje animado impulsado por Bob Clampett, colaborador habitual de los Looney Tunes de la Warner Brothers. Y aunque en 1936 se desarrollaron algunas escenas de prueba para la MGM, el proyecto nunca terminó de despegar debido al prejuicio que se tenía en aquel entonces contra los dibujos animados, considerándolos un espectáculo meramente infantil e incapaz de atraer a un público adulto.

La idea de materializar en el celuloide al héroe interplanetario de Burroughs no terminaría allí. A finales de los 80 la Disney compró los derechos, con la idea de desarrollar una franquicia a la Star Wars, con Tom Cruise y John McTiernan como protagonista y director respectivamente. Pero el vasto despliegue de efectos que requería la historia asustó a quienes hacían el presupuesto del proyecto, quienes prefirieron cajonearlo hasta otro momento.

Llegaría el nuevo milenio y, tras el éxito de Peter Jackson y su Trilogía del Anillo, se desataría una áspera batalla por los derechos sobre el personaje entre la Paramount y la Columbia. Luego que la Paramount ganó el juicio, comenzó el development hellen donde los estudios creen haber dado con un diamante en bruto y comienzan a desfilar miles de directores y guionistas por el proyecto, incapaces de lidiar con la presion que les meten los ejecutivos para que desarrollen una obra maestra, taquillera, altamente rentable y de bajo costo -. Así pasaron Robert Rodriguez (Sin City), Kerry Conran (Capitán Sky y el Mundo del Mañana) y Jon Favreau (Iron Man), el último de los cuales llevó el proyecto a un auténtico estado de madurez, manteniéndose completamente fiel al relato original. Sin embargo todo esto se cayó, e incluso los derechos volvieron a parar a manos de la Disney en el 2007, en donde fueron vistos con curiosidad por Andrew Stanton y Mark Andrews, director y guionista pertenecientes al staff de Pixar. Ambos retomaron la idea, rediseñaron el proyecto y comenzaron a rodarlo en el 2010, previendo más de un año de post producción y un estreno oficial para Marzo del 2012.

Pero… antes de que ocurra algo de todo eso, la gente de The Asylum (empresa especializada en Mockbusters, filmes directos a video de calidad mediocre, y de temática y título similar a una película evento de estreno inminente) salió a ganar de mano el mercado. Total no les cuesta nada, ya que las novelas de Burroughs han entrado en dominio público desde el 2000, y las adaptaciones de vintage sci fi – como su versión de La Guerra de los Mundos – les ha rendido jugosas ganancias. Acá han montado un despliegue inusual de CGI, maquillaje y decorados, y el resultado final es técnicamente superior a la factura habitual de The Asylum. Lamentablemente la dirección de Mark Atkins es horrenda y el casting le va en saga.

Hay algunos cambios a la historia original que están metidos con calzador. En la novela original John Carter era un soldado confederado que incursionaba en terreno sagrado indio (donde había una especie de portal), y terminaba en Marte, sin opción de regreso. Acá la actualización lo pone en Afganistán, en donde queda gravemente herido y es transportado a otra galaxia quién sabe cómo – en un momento le dicen que todo su patrón genético ha sido convertido en bytes y metido en un pen drive (?), tras lo cual será transmitido a otro planeta; espero que en Alfa Centauri no usen Arnet para recibir la transmisión, que si no… -. El tipo aparece en Marte 216, se traga un gusano asqueroso que se le va al cerebro y le permite entender el lenguaje nativo, y pronto está combatiendo arañas espaciales y comiendo porquerías de todo tipo y color. Como Carter tiene superfuerza y puede saltar distancias increíbles, se gana el respeto de los Tarks, se suma a su bando y pronto se ve combatiendo a los humanos que residen en Marte 216, los que son regidos por la princesa Dejah Thoris. Luego de eso, el resto no se entiende mucho.

En los momentos en que al director Mark Atkins le dan un Valium y está tranquilo, La Princesa de Marte se entiende y deja entrever que hay una muy buena historia detrás. Por supuesto uno nota dos millones de influencias procedentes de otros filmes – desde los guerreros Tuskens de Star Wars hasta las máquinas alienigenas de oxígeno de El Vengador del Futuro -, pero el tema está en que esas ideas ya estaban en el original de Edgar Rice Burroughs de 1912 (!) y luego fueron depredadas por los inimaginativos guionistas de Hollywood. El problema es la exposición que hace el director, ya que el tipo cree que ritmo es intercalar planos nuevos cada 3 segundos y termina por agotar. No importa si hay una secuencia de acción o un diálogo tranquilo, siempre hay 50 planos como mínimo en cada escena. El segundo problema es el libreto, que en la segunda mitad del filme se vuelve cada vez más vago e incoherente (en especial el climax). Y el tercer punto son los intérpretes. La ex reina porno Traci Lords tendrá buen cuerpo para sus 41 años, pero su rostro parece una máscara de cera deforme, fruto de exceso de colágeno y otras cirugias faciales. Tampoco calza con el concepto que uno tiene de princesa, que debe ser alguien joven y fresco (y virginal… ejem!). Antonio Sabato Jr. directamente no sabe actuar y parece un taxi boy desempleado. Y el resto del casting no actúa mucho mejor que sus líderes de reparto.

En lo profundo de La Princesa de Marte hay una buena película esperando ser desenterrada algún día. Uno obtiene pantallazos de la brillantez de las ideas del original Burroughs, las cuales son asesinadas por una ejecución terriblemente mediocre. Y sólo nos resta esperar hasta el 2012, para poder ver una adaptación decente de una historia con enorme potencial.

JOHN CARTER DE MARTE

El personaje de Edgar Rice Burroughs ha sido adaptado al cine en los siguientes filmes: La Princesa de Marte (2009) y John Carter: Entre Dos Mundos (2012)