Crítica: La Aventura del Poseidón (1972)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1972: Gene Hackman (reverendo Scott), Ernest Borgnine (Rogo), Red Buttons (Martin), Carol Lynley (Nonnie), Roddy McDowall (Acres), Stella Stevens (Linda Rogo), Shelley Winters (Belle Rosen), Jack Albertson (Manny Rosen)

Director: Ronald Neame, Guión: Stirling Silliphant & Wendell Mayes, basados en la novela homónima de Paul Gallico

Trama: El S.S. Poseidón es un crucero de lujo que se dirige hacia Atenas. Pero la nave es demasiado antigua y los nuevos administradores no le han provisto el mantenimiento requerido, razón por la cual el buque navega demasiado rápido para el escaso lastre que posee. Para colmo un terremoto submarino ha provocado que una ola gigante se cruce en su trayectoria, razón por la cual el crucero hace una vuelta de campana y queda boca abajo. Entre los sobrevivientes del incidente se encuentra el reverendo Scott, un furibundo pragmático que descree de los milagros y pregona por la chispa interior que poseen todos los hombres para resolver sus problemas. Ahora Scott lleva a un nutrido grupo de pasajeros hacia el cuarto de máquinas – en donde estima que el acero del casco es mas fino y podrán salir al exterior -; pero el crucero dado vuelta se ha convertido en una trampa mortal de hierros retorcidos y gases calientes, amén de que el barco genera explosiones ocasionales que sacuden violentamente a toda la estructura. Y con el agua comenzando a inundar todos los compartimientos, las probabilidades de Scott y su gente se reducen cada vez más y más, con el tiempo jugándole definitivamente en contra.

La Aventura del Poseidon (1972) Odio el cine catástrofe. Son cinco minutos de fantásticos efectos especiales, y dos horas de gente caminando, llorando y cruzando en cámara lenta obstáculos fabricados por el departamento de decorados del estudio. Podría decirse que el cine catástrofe viene a representar el antecedente del mediocre cine que se hace ahora: una secuencia recargada de magníficas maquetas para lucir en el trailer y en el poster, y dos horas de tortura a manos de guionistas inoperantes, capaces de escribir los diálogos más anodinos del mundo.

Aún así y con todo, La Aventura del Poseidón es de los filmes más potables del género. No es el mejor – de lo que he visto hasta ahora me sigo quedando con Infierno en la Torre, simplemente porque fusionaron dos libros y con ello dispusieron de una gran cantidad de situaciones anecdóticas y entretenidas -, pero es uno de los mas pulidos. Al menos los libretistas escribieron un par de situaciones interesantes, y los actores le pusieron convicción a sus personajes.

El comienzo es directamente horrible, en donde todo el mundo tiene una cuota pareja de diálogos atroces. El niño sabelotodo molesto, los espantosos pasos de comedia entre el policia y su mujer la ex-prostituta (!), el reverendo gritón que padece una crisis de fe, el solterón maniático, y la pareja de veteranos que son demasiado amorosos. Considerando lo que el género ha parido con el correr de los años, uno espera simplemente lo peor – que esta gente siga diciendo pavadas y actuando con cara de muertos de frío mientras esperan que el contador del estudio les firme el cheque -, pero las cosas cambian radicalmente cuando ocurre el accidente (¡eso les pasa por dejar el mando del barco al teniente Frank Drebin!). La secuencia del volcado del salón es realmente espectacular – está hecha con dobles y decorados móviles, lo cual es mucho mas meritorio que la toma “similar” (en exteriores y a puro CGI) que hizo James Cameron en Titanic -, y deja establecido el cuadro de situación con el cual los protagonistas lidiarán durante el resto del filme: esta gente se la pasará subiendo y bajando de decorados hechos trizas con lo cual, en algún momento, perderán a alguno en el camino.

Es posible que el acto II de La Aventura del Poseidón funcione mejor que el I debido a la química surgida dentro del grupo de actores debido a las apremiantes condiciones de filmación que a otra cosa – acá hay poco trabajo de dobles; los que se mojan el pellejo y se golpean son, mayoritariamente, los mismos intérpretes -. Gene Hackman es quizás demasiado furibundo, pero es realmente una fuerza incontenible que empuja a todos hacia arriba. Es curioso que su personaje sea un religioso, ya que posee todas las características de un furioso agnóstico – las diatribas y reclamos al Señor van más allá de lo que haría un hombre de fe; siquiera uno muy enojado con su Dios -. En todo caso, toda la aventura termina siendo una prueba de fe para el personaje. Por su parte el desempeño del resto es muy bueno (en especial Shelley Winters, que exuda tranquilidad y cariño). Además se le agrega el componente del morbo, en donde tenemos el lujo de ver a Carol Lynley y Stella Stevens haciendo un concurso de camisetas mojadas en soberbio Cinemascope y a todo color.

Además de Hackman y unos buenos personajes secundarios, el filme se da el lujo de ir liquidando estrellas… y no siempre en el orden de la cartelera. Es realmente un misterio descifrar quién va a quedar vivo al final de la aventura, con lo cual uno se lleva unas cuantas sorpresas. Por otro lado, las secuencias de cruzar obstáculos – la clásica y tediosa rutina de la mayoría de los filmes del cine catástrofe – están rodadas con nervio.

La Aventura del Poseidón es, quizás, el más representativo exponente del cine catástrofe. Todos los filmes posteriores copiarían hasta el hartazgo la mayoría de sus recetas. Pero aquí la fórmula aún era fresca, y los artesanos aún disponían de trucos para encandilar a la audiencia con una historia semejante. El filme recibiría dos innecesarias remakes y una espantosa secuela en 1979, la cual no terminaría de gustarle a nadie.