Crítica: Poker Face (2023)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

4 atómicos: muy buenaRecomendación del EditorUSA, 2023: Natasha Lyonne (Charlie Cale), Benjamin Bratt (Cliff Legrand), Adrien Brody (Sterling Frost, Jr.), Ron Perlman (Sterling Frost Sr.), Hong Chau (Marge)

Creada por Rian Johnson

Trama:  Charlie Cale tiene un don innato: puede detectar quién miente de manera infalible. Charlie ha usado ese don para ganar en mesas de poker clandestinas en la zona de Las Vegas pero pronto el rumor sobre su fama se esparce y, cuando despluma a un poderoso mafioso, éste decide perdonarle la vida a cambio de no volver mas a las apuestas y aceptar un trabajo permanente en uno de sus casinos. Ahora es su hijo – Sterling Frost Jr – quien lo administra, y planea presionar a una de sus “ballenas” – apostadores de alta gama – a que abandone las partidas privadas que ha comenzado a montar en su suite y sobre las cuales el casino no se lleva ninguna comisión. Para ello precisa los dones de Charlie para quitarle todos sus fondos en una partida sin límite. Mientras tanto una camarera amiga de Charlie ha sido encontrada asesinada y todo indica que el culpable ha sido su marido – violento y alcohólico -, el cual se ha quitado la vida después de matarla. Pero hay indicios que a Charlie no le cuadran y comenzará a utilizar a full su habilidad para deducir las verdaderas causas de la muerte de su amiga; y todo apunta hacia Frost Jr. con lo cual la pesquisa hará que Charlie se meta en la mismísima boca del lobo… y con escasas posibilidades de salir con vida.

Crítica: Poker Face (2023)

La literatura policial está plagada de grandes detectives – desde Sherlock Holmes hasta Hercules Poirot -. Tipos que aparecen de la nada, se topan con un crimen y se devanan los sesos en resolverlo. Esos misterios suelen llamarse Whodunit (¿Quién lo hizo?) en donde el investigador sigue pistas y sospechosos sobre un hecho consumado hasta dar con el responsable de ello.

El problema con los Whodunit (al menos los de pura cepa que son los literarios) es que la única pirotecnia que exhiben es verbal; nunca una balacera, nunca una persecución, incluso el asesino termina confesando y se entrega mansito. Es por eso que a los ingleses les encanta tanto – AcornTV está llena de series policiales donde los tipos se toman una hora y media interrogando a medio mundo hasta descubrir al asesino -: no son tan banales como las modernas series policiales yanquis y le permiten al intérprete de turno flexionar sus músculos actorales aunque esto no sea precisamente Shakespeare. Se requiere paciencia, seguir la trama y, si la misma no es muy inteligente, el resultado es cansador y decepcionante – que es lo que me pasa con las tiras de AcornTV (mi mujer, en cambio, las adora) -. Y cuando trasladás una buena novela a la pantalla (chica o grande) el resultado final es mas parecido a teatro filmado. Kenneth Branagh podrá meterle una hermosa fotografía y una edición brillante pero Crimen en el Expreso de Oriente sigue siendo una obra estática. En cambio tipos como Rian Johnson permiten darle un baño de frescura al género al darle mucho humor a los diálogos y desacartonar a los personajes, los que – en la mayoría de estos misterios – nunca son tridimensionales sino meras piezas del rompecabezas intelectual que inventó el autor.

Si Rian Johnson hizo cosas brillantes por el Whodunit para modernizarlo – con Knives Out y Glass Onion -, ahora le llegó el turno a los Howcatchem o también conocido como Historias Invertidas de Detectives (que no es lo mismo que Historias de Detectives Invertidos!). Uno ve el asesinato, conoce al homicida desde el principio, incluso toma nota de la meticulosidad de los detalles del planeamiento. Ahora la gracia está en la llegada del detective a mitad del relato y el descubrimiento de pistas para atrapar al asesino – ver en qué la pifió y como va acorralándolo hasta la confesión final -. El ejemplo mas brillante del género es Columbo, la serie con Peter Falk que duró desde 1968 hasta el 2003. El formato de Columbo era muy especial – no era la típica serie de episodios de 45 minutos sino películas de hora y media en un ciclo rotativo (The NBC Mystery Movie o como se lo llamaba acá SuperCine Policial) que pasaba un filme distinto todas las semanas protagonizados por otros personajes / actores (muchos de ellos se volvieron muy populares aunque ninguno como Columbo, caso de McMillan y Señora con Rock Hudson y Susan Saint James; McCloud protagonizada por Dennis Weaver, Quincy con Jack Klugman, etc) – y eso le daba mucho oxígeno a los autores para crear tramas mucho mas elaboradas que lo usual en el medio televisivo. Mientras que el resto eran típicos Whodunit, Columbo tenía la peculiaridad de ser un Howcatchem: había algún ricachón – actor famoso como invitado de la semana – que cometía el crimen, falsificaba pistas y se creía tan inteligente y superconfiado que estaba convencido de salirse con la suya. A mitad del capítulo aparecía Peter Falk con su aspecto zaparrastroso, su impermeable arrugado y su cupé Peugeot 403 que se caía a pedazos; el asesino se le reía en la cara ya que con esa pinta parecía un burócrata palurdo e inoperante, y el tipo – con aspecto inofensivo, distraído e incluso lleno de historias banales sobre su vida – empezaba a hacer preguntas realmente molestas sobre detallitos que encontraba en el relato del asesino. Lo mas lindo era que el criminal terminaba colaborando con el detective (como si fuera un ocasional ayudante), no porque fuera idiota y quisiera quemarse a lo bonzo sino porque elaboraba teorías alternativas o segundas explicaciones para distraer la atención del investigador y apartarlo de las fallas que iba encontrando en su propia conspiración.

Poker Face es el homenaje de Rian Johnson a Columbolas letras de presentación son iguales! -. Como el público moderno adora las mitologías – que haya una historia central que hilvana todos los capítulos de la serie y, de paso, vaya descubriendo aspectos secretos del protagonistaPoker Face tiene una, sacada directamente de El Fugitivo o incluso la serie de El Increíble Hulk (la vintage con Bill Bixby): la protagonista debe huir de un pueblo a otro porque tiene un perseguidor incansable (en este caso un sicario protagonizado por Benjamin Bratt), el cual viene contratado por el mafioso dueño de un casino de Las Vegas para vengar la muerte de su hijo de la cual la protagonista es la responsable. ¿Y cómo ocurrió todo esto?.

Natasha Lyonne es Charlie Cale, una mina media rea que nació con un superpoder (si se lo quiere llamar así): se da cuenta al toque si alguien está diciendo una mentira. No es que haya perfeccionado una técnica (como en Lie to Me, que Tim Roth era un sicólogo repleto de títulos y estudios avanzados y podía notar detalles imperceptibles en lo físico para saber si alguien mentía) sino que lo suyo es un don natural. Eso va bárbaro en una partida de poker pero la voz se corre y como los mafiosos de turno regentean los grandes juegos de Las Vegas, Mr. Frost Padre (al cual escamoteó en un juego) decide sacarla de circulación dándole trabajo en uno de sus casinos a cambio de que no juegue mas a las cartas. El problema es que Charlie – que es una especie de versión white trailer trash de Harley Quinn – siempre se va de boca, se mete donde no debe y resuelve misterios que no le corresponden por lo cual siempre está en problemas. Acá vemos como una camarera – compañera de la Lyonne en el casino de Frost – es asesinada y Charlie empieza a notar que hay cosas que no cuadran en el relato que elaboró la policía con las pruebas que encontraron; y a la media hora ya la tenemos empardada con Adrien Brody – que hace de Frost Hijo y que es quien mandó matar a la chica -, haciendo la rutina típica de Columbo donde Charlie tiene una teoría, Brody la corrige, la nueva corrección del relato tiene sus fallas y de pronto todo se aclara y una flecha roja enorme aparece sobre la cabeza del culpable.

Con el pelo como estopa, chupando cervezas como agua y la ropa toda desarreglada (junto a un Plymouth Barracuda medio oxidado), no es difícil ver a la Lyonne sintonizando a Falk en las mejores épocas – hasta su voz suena igual en algunos momentos; falta que diga “ah!, me olvidaba un detalle!” -. La diferencia con Columbo es que la Lyonne no es una detective de la fuerza – para colmo es una fugitiva, así que tiene que tener el menor contacto posible con la policía -, hay mucho diálogo zarpado (y muy cómico) y los villanos de turno no siempre son genios criminales sino algún que otro palurdo al cual el crimen le ha salido bien de carambola hasta que la zaparrastrosa muñequita de trapo mete sus narices donde no debe. Pero el nivel de detalles menores que detecta y cómo va hilvanando el misterio es brillante, y tenemos un aggiornamiento de la fórmula de Columbo que se hace con personalidad propia.

Será cuestión de ver si Johnson & Cía pueden mantener el nivel de calidad en toda la temporada. La Lyonne es brillante, puro carisma, mostrando sensibilidad cuando debe y con un timing cómico super afilado cuando le corresponde. La serie le pertenece y lo suyo es super disfrutable… aunque Charlie Cale no porte un arma, a veces hable de más y se le ocurra desenmascarar al asesino en un cuarto lleno de matones.