Crítica: El Pago (Paycheck) (2003)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2003: Ben Affleck (Michael Jennings), Uma Thurman (Dra Rachel Porter), Aaron Eckhart (James Rethrick), Colm Feore (John Wolfe), Paul Giamatti (Shorty), Joe Morton (agente Dodge), Michael C. Hall (agente Klein)

Director: John Woo, Guión: Dean Georgaris, basado en el cuento homónimo de Philip K. Dick

Trama: Michael Jennings decide tomar un trabajo de su amigo, el poderosísimo industrial James Rethrick, el cual desea que descifre los componentes de un dispositivo de último tecnología y lo ayuda a mejorarlo. Ya que Jennings es un genio especializado en ingeniería inversa, el trabajo no supone mayor reto… con la excepción de que el trabajo le demandará cerca de cuatro años de su vida, los cuales serán borrados de su memoria para preservar la confidencialidad de sus descubrimientos. Ahora el plazo se ha cumplido y Jennings recupera el control de su vida… pero, en vez de toparse con la fortuna prometida como pago, descubre que ha regalado todo su dinero y que su única posesión es un sobre conteniendo veinte objetos de poco o ningún valor. Por si fuera poco, Jennings ha comenzado a ser perseguido por el FBI, quienes creen que el ingeniero es el responsable de la muerte de un científico que trabajaba para el gobierno. Pero en su fuga Jennings comienza a descubrir cosas asombrosas… como que los objetos que posee son extremadamente útiles para salvar su pellejo en cada una de las circunstancias acuciantes que se le presentan en la huída. Es por ello que Jennings deduce que él debe haber trabajado en una máquina capaz de prever el futuro – y, de ese modo, él pudo anticipar cada una de las circunstancias que le tocaría vivir -. Considerando el enorme poder que le daría semejante dispositivo a Rethrick, Jennings se encuentra decidido a destruir la máquina… una misión que puede costarle la propia vida.

El Pago (Paycheck) El Pago se basa en un cuento de Phillip K. Dick – uno de los autores más importantes del género de la ciencia ficción, cuyas obras sirvieron de base para una parva de filmes inolvidables como Blade Runner, El Vengador del Futuro, Minority Report y Next (entre tantos otros títulos) -, el cual data de 1952. Esta adaptación corre por cuenta de John Woo, un director de culto procedente de Hong Kong y que se ha hecho un nombre con letras mayúsculas en el género del cine de acción. El problema es que la combinación entre el movedizo Woo y el cerebral Dick no termina de cuajar, simplemente porque el cineasta termina poniendo a la acción por encima de la exploración intelectual de las premisas creadas por el texto de Dick. El resultado final es un pasable thriller pochoclero, el cual podría haber resultado mucho mejor en manos de otro artesano un tanto mas cerebral.

La esencia de la obra de Dick reside en el manejo de realidades desvirtuadas. A los protagonistas dickianos les falta un componente por lo cual perciben a la realidad habitual como extraña. Ese componente puede provenir del uso de una droga alucinógena, o bien de la alteración de un recuerdo – cuya magnitud puede llegar a afectar toda la personalidad del individuo -, lo cual los lleva a cuestionar su propia naturaleza y los pone en conflicto con el mundo que los rodea. En realidad la obra de Dick es paranoia pura – sus personajes creen que el mundo o que ellos mismos son una mentira, y que están siendo cazados por un grupo de gente, la cual resulta responsable de semejante conspiración -. Mientras que Blade Runner había planteado semejantes temas en términos más cerebrales (aunque salpicado con componentes de acción), las adaptaciones cinematográficas posteriores de Dick terminaron adoptando el modelo de acción sin barreras creado por Paul Verhoeven para El Vengador del Futuro: el protagonista descubre algo malo, y pronto comienza a ser perseguido a troche y moche por los malosos de turno, mientras va descubriendo sobre la marcha pistas sobre el enigma de fondo. El modelo Verhoeven se puede ver en Impostor (2002), Los Agentes del Destino (2011) y el filme que ahora nos ocupa.

Yo no me voy a hacer el estirado diciendo que es un sacrilegio traducir a Dick en términos del cine de acción. A final de cuentas el cine de ahora es más visual que cerebral y entiendo que se trata de un derecho de piso que hay que pagar, con lo cual lo único que pido es que no sepulten el componente intelectual que es, en definitiva, el núcleo esencial de la obra de Dick.

El problema con El Pago es que incurre exactamente en ese sacrilegio, despreciando una premisa tan jugosa como fascinante – la posibilidad que alguien invente una maquina capaz de leer el futuro, y disponer de la capacidad de alterarlo en base a sus lecturas -, y sepultándola bajo una tonelada de persecuciones filmadas de manera competente pero no memorable. Con el fin de mantener el ritmo, el filme va a toda velocidad y nunca termina por hacerse una pausa para explorar (y encandilarse) con las implicaciones de la premisa. Hay demasiadas correrías, un insípido y forzado romance, y una tonelada de situaciones rebuscadas. Porque si bien El Pago sigue con bastante fidelidad al cuento original de Dick, termina por expandir la premisa – en especial el inventario de objetos que porta el protagonista y que le sirve para salir de las situaciones apremiantes sobre el último minuto – a niveles asombrosamente ridículos. El sobre que porta Ben Affleck es menos la bolsita de fin de semana de MacGyver que un compendio de prepotentes Deus Ex Machina.

El Pago es un filme que no me hace muy feliz. La posibilidad de abrir una ventana en el tiempo es un micro género que ha tenido ejemplos brillantes – como Deja Vu, o incluso los escasos momentos originales de Hombres de Negro III con el alien capaz de prever futuros posibles que varían a cada instante – pero nunca ha sido lo suficientemente explotado. Pero en ninguno de los casos ante citados la premisa ha sido tan ferozmente maltratada como en la película de John Woo, en donde simplemente es un adorno exótico. Hay una persecución en moto filmada como los dioses, pero el resto carece de clima y se excede en personajes mediocres – otra vez tenemos al anodino Paul Giamatti haciendo de sí mismo; o los inocuos agentes del FBI que siempre llegan tarde a todos lados -. Algunas correrías son increíblemente rebuscadas y se van en soluciones absurdas; uno puede ver como el guión fracasa en construir la sensación de asombro que resulta indspensable para que la mecánica de la premisa funcione como corresponde. Ello es palpable si se la compara con Next, otra adaptación de Dick en donde el protagonista podía anticipar lo que le iba a ocurrir al siguiente instante, y que era muchísimo más efectiva a la hora de fascinar al público con el funcionamiento de la premisa (y eso que Lee Tamahori es un director mucho más flojo que John Woo).

Con todo ello es que El Pago está ok y resulta digerible, pero no deja de ser una de las adaptaciones más flojas de Dick. Aún considerando la bastardización que suele efectuar Hollywood sobre las obras de prominentes escritores, Dick ha corrido mejor suerte con otros directores que con John Woo, con lo cual el filme termina siendo pasable, siempre y cuando uno tolere los rebuscados vericuetos de la trama… y a Paul Giamatti.