Crítica: Patrick (2013)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Australia, 2013: Charles Dance (doctor Sebastián Roget), Rachel Griffiths (jefa Cassidy), Sharni Vinson (Kathy Jacquard), Peta Sergeant (enfermera Williams), Damon Gameau (Ed Penhaligon)

Director: Mark Hartley, Guión: Justin King, basado en el filme de 1978 escrito por Everett De Roche

Trama: Kathy Jacquard ha sido contratada como enfermera para trabajar en la prestigiosa clínica del doctor Sebastian Roget. Allí permanecen internado un puñado de pacientes en coma, individuos deshauciados y carentes de familia con los cuales el médico se encuentra experimentando drogas para regresarlos a la vida. Entre todos ellos se destaca Patrick, un adolescente cuya belleza termina por prendar a Kathy. Al tratarlo con mas cariño que a los demás, Kathy obtiene una seria reprimenda por parte del doctor Roget; sin embargo, durante el reto, extraños acontecimientos empiezan a ocurrir, un detalle que se repite cada vez que alguien se mete con la muchacha. Y es así como Kathy deduce que – de algún modo – Patrick está provocándolos desde su estado de coma, posiblemente porque haya desarrollado poderes telekinéticos debido a los tratamientos de Roget. Sin embargo el poder de Patrick aumenta día a día y, lo que es peor, el adolescente ha comenzado a manifestar una personalidad sicótica, atacando a todos aquellos que discuten con Kathy y llegando incluso al asesinato. Ahora la enfermera deberá lidiar por su cuenta con un poder que escapa a su comprensión, el cual parece obsesionado con ella y la desea de una manera enfermiza… llegando a matar a todos aquellos que amenazan su influencia.

Patrick (2013) Para mediados de los 70 había aparecido Carrie (1976), la cual había puesto de moda a los sicópatas con poderes telekinéticos. Surgieron montones de clones – ninguno de demasiada calidad – y, entre los pocos destacados del pelotón, figuraba una modesta producción australiana. Patrick (1978) estaba escrita por el prócer del cine fantástico australiano Everett De Roche – autor de títulos como Link, Razorback (Destructor), Arlequín, y la notable Fin de Semana Salvaje -, estaba dirigida con cierto nervio y al menos tenía una vuelta de tuerca novedosa al tema – un sicópata en estado de coma, el cual había desarrollado super poderes telekinéticos -. 25 años después llega esta remake, mucho mas prolija en lo técnico, pero mucho mas rutinaria en términos narrativos. Los efectos especiales serán mejores pero se ha perdido el sentido de clima, con lo cual la versión 2013 de Patrick carece de personalidad y termina siendo una película de terror común y silvestre, una más del gigantesco montón que atestan las estanterías de los videoclubes todos los años.

Nunca ví el filme original, así que terminé wikipediándome sobre el tema. Al parecer la fidelidad es bastante notable y los cambios que le han hecho a la nueva versión consisten en trasladar al Patrick del título, de un hospital común a una clínica aislada en algún lugar remoto de Australia – la cual se ve excesivamente tétrica y parece salida de algún capítulo de Silent Hill, con paredes oscuras y plagadas de tintes rojizos, lo que la hace ver como si estuvieran bañadas en sangre -, hacer que el muchacho sea producto de una serie de pruebas con una droga experimental, y mutar al doctor principal en una especie de científico loco obsesionado con “despertar” a pacientes comatosos a cualquier precio – incluso utilizando métodos ilegales -. El cast es bastante bueno: está el delicioso Charles Dance, el cual puede componer villanos hasta en sueños; Rachel Griffith, la que sigue estando tan estirada como en El Sueño de Walt Disney (¿acaso no tiene otra expresión posible?), y la sorpresa es Sharni Vinson, una chica de ojazos enormes y profundos, carentes de pupila y que pareciera salida de un manga japonés. La Vinson se defiende muy bien en el papel, siendo éste su primer protagónico de importancia.

El problema con Patrick es la dirección, la cual parece enviciada con todos los lugares comunes del cine de terror. Gente que aparece en cámara súbitamente, personajes siniestros insertados ridículamente en la trama (como el chiflado con el cuerpo quemado, cuyo único propósito es hacer de Deus Ex Machina durante el climax del filme), miradas sospechosas, teléfonos que suenan de repente, ruidos inesperados… es una galería de sustos baratos que terminan arruinando las posibilidades de la obra. No es que Patrick tuviera que ser una maravilla, pero en manos de otro director hubiera resultado menos obvia. Tan sólo en la secuencia pre créditos nos damos cuenta de lo rutinario que va a ir todo esto. Esos cinco minutos – que deberían ser espeluznantes – sólo se basan en tomas torcidas de cámara, efectos de la banda de sonido, y decorados artificialmente creados para parecer siniestros. El horror no surge como algo natural y cercano sino que es pre fabricado y artificial, y el fuerte tufillo a Silent Hillenfermeras encerradas en un lugar siniestro – resulta distrayente.

La progresión del relato tampoco ayuda. A medida que se acerca al final, el filme va perdiendo su escasa credibilidad en haras del efectismo – Charles Dance devorando sapos vivos, gente achicharrándose contra instalaciones eléctricas de alta tensión, o tipos que hacen clavados desde un precipicio… junto con sus autos -, y nunca termina de asustar. Todo es tan rebuscado que resulta mas bizarro que shockeante.

Resulta difícil recomendar la versión 2013 de Patrick; yo creo que era una buena oportunidad para hacer un thriller común y pasable, pero el filme se va en poses y exageraciones, y el director nunca demuestra tener talento como para crear shocks novedosos. En todo caso es un serie B carente de inspiración, el cual lastima el prestigio del filme original al hacer cosas rutinarias y enviciarse con el estilo. Es una macana, ya que los ingredientes que aquí figuran eran buenos, lástima que el cocinero terminó por arruinarlos al mezclarlos sin la mas mínima gracia.