Crítica: El Pájaro de las Plumas de Cristal (1970)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Italia, 1970: Tony Musante (Sam Dalmas), Suzy Kendall (Julia), Enrico Maria Salerno (inspector Morosini), Eva Renzi (Monica Ranieri), Umberto Raho (Alberto Ranieri)

Director: Dario Argento, Guión: Dario Argento, Musica – Ennio Morricone

Trama: El escritor americano Sam Dalmas presencia, en Roma, el intento de asesinato de Eva Renzi – la acaudalada dueña de una galería de arte -. El inspector Morosini retiene el pasaporte de Dalmas, ya que lo considera un testigo clave del incidente. Es que en realidad el perpetrador del atentado resultaría ser el mismo responsable de los asesinatos de otras tres mujeres en circunstancias misteriosas. Ante la imposibilidad de partir de Italia, Dalmas comienza su propia investigación. Pero el asesino ha descubierto que el escritor anda tras su pista, y pronto se encontrará dándole caza a Dalmas y a su joven novia.

El Pajaro de las Plumas de Cristal El giallo es el equivalente italiano de la literatura pulp norteamericana. Ambos surgieron después de la crisis económica de 1929; y mientras que al pulp se lo denomina así por la baja calidad del papel en que estaba impreso, el giallo (amarillo en italiano) obtiene el nombre por el color de fondo de las tapas de dichas novelitas baratas.

En un principio no hay demasiada diferencia entre el pulp y el giallo en sus orígenes; pero a medida que pasaba el tiempo, el giallo terminaría tomando la forma de una literatura policial con ribetes exploitation – tripas, sexo y hasta tonos fantásticos -. Lo usual es que las tapas de las novelas tuvieran chicas muy ligeras de ropas y escenas de fondo bastante sangrientas. En la cinematografía, Mario Bava hizo el honor de inaugurar el género con La Chica que Sabía Demasiado (La Ragazza Che Sapeva Troppo – 1963).

El giallo italiano tomó y generó influencias. Sin dudas, lo que salta a la vista es que toda esa camada de directores adoraba a los filmes de Hitchcock, generando situaciones de suspenso y siguiendo estilos similares al del director inglés. Pero, por otro lado, la extrema violencia y el tono sexista terminarían por generar las simientes del nuevo cine de horror italiano – que tendría su auge en los 70, con Darío Argento y Lucio Fulci a la cabeza -, amén de que estilísticamente influenciarían al cine policial norteamericano de los 80 a esta parte. Uno puede tomar a El Pajaro de las Plumas de Cristal, ponerle un casting completamente americano y situarla en Nueva York, y obtendría un título similar a Striking Distance (1993), o cualquier otro film policial yanqui con asesino serial escondido entre los amigos y familiares del protagonista.

El mayor problema del giallo es que no le interesa demasiado la coherencia, y en El Pajaro de las Plumas de Cristal se nota. El film de Dario Argento termina por ser lo que Hitchcock definía como película de refrigerador – un film que uno disfruta en el momento y que, horas mas tarde, cuando uno baja a comer algo de la heladera comienza a caer en la cuenta de la larga lista de sus inconsistencias -. Usualmente esto se define como un triunfo de estilo del director por encima de los agujeros de la trama – capta su atención, hace pases de magia y desvía el punto de vista del espectador de las fallas del libreto -. Si uno recapacita en la historia de El Pajaro de las Plumas de Cristal, cae en la cuenta que es una sucesión de absurdos, comenzando por la pregunta de cuál sería el sentido de la pelea inicial en la galería de arte, siguiendo por la aparición de asesinos paralelos, el artista que pinta cuadros bizarros, el inexplicable secuaz que pretende asesinar a Dalmas… y un largo etcétera. El otro detalle que resta puntos es la sucesión de personajes secundarios caricaturescos, que si bien algunos tienen mucha gracia – como el alpinista, que padece algún tipo de desorden que le lleva a contradecirse cada dos segundos -, parecen pertenecer a otro film. Y cuando el asesino no está en acción, el ritmo decae notablemente. Incluso el final es muy pero muuy traído de los pelos, en especial la pista que tiene que ver con el pájaro del título.

Pero donde El Pajaro de las Plumas de Cristal triunfa es con Argento imitando a Hitchcock. El italiano crea escenas de suspenso con gusto – el ataque a la chica que fuma en su cuarto, o la secuencia de la joven en las escaleras de su edificio -, y algunas de ellas son notables. Hay algún que otro desnudo, y alguna gota de hemoglobina que otra, pero ni por asomo tiene el grado de shock a lo grand guignol que otros filmes posteriores de Argento – como su siguiente giallo El Gato de las Nueves Colas, que tenía algunas muertes realmente violentas -. Tambien toma de Hitchcock algunos patrones que se transformarían en clásicos – el detective aficionado, la pista inconsciente que el protagonista no termina de recordar, el juego del gato y el ratón con el asesino, los principales sospechosos que terminan por ser asesinados -, y que el mismo Argento retomaría en unas cuantas de sus obras posteriores.

El Pajaro de las Plumas de Cristal es un entretenimiento ok. Tiene muy buenas escenas pero un guión lleno de elaboraciones demasiado artificiales. A los ojos del espectador de hoy se sigue percibiendo como un film policial moderno, con todas las virtudes y defectos que ello implica.