Crítica: El Origen de los Guardianes (2012)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2012: Chris Pine (Jack Frost), Hugh Jackman (Conejo de Pascua), Alec Baldwin (Santa Claus), Jude Law (Cuco), Isla Fisher (Hada de los Dientes), Dakota Goyo (Jamie Bennett), George Grieve (Sophie Bennett)

Director: Peter Ramsey, Guión: David Lindsay-Abaire, basado en la saga de cuentos infantiles escritos por William Joyce

Trama: Santa Claus vive en el Polo Norte, monitoreando el bienestar de todos los niños del mundo. Pero ahora ha divisado una sombra que amenaza la felicidad de los chicos: es el Cuco, quien ha decidido expandir sus dominios, sembrando el terror en las mentes de los niños a través de sus pesadillas. Es por eso que Santa Claus ha llamado de urgencia a otros guardianes – como el hombre de arena, el conejo de Pascuas y el hada de los dientes – para enfrentarse al Cuco. Pero al ser sus esfuerzos infructuosos Santa Claus acude en busca de ayuda al hombre de la Luna, quiene le dice que el único que puede socorrerlos es Jack Frost – un chico que tiene el poder para crear hielo y nieve, y responsable de le alegría infantil por los juegos invernales -. Pero Frost es un muchacho poco confiable, rebelde y conflictuado porque cree que los chicos del mundo no creen en él como lo hacen con los otros guardianes. Aceptando a regañadientes la propuesta Frost se unirá a los otros guardianes… pero en el camino a combatir con el Cuco terminará descubriendo el secreto de su propia existencia.

El Origen de los Guardianes El Origen de los Guardianes es un filme tremendamente hueco. No comete ningún pecado terrible, pero no hay nada en él que resulte medianamente atractivo. Hay actuaciones (digitales) simpáticas, buenas animaciones, mucha pirotecnia visual y, en sí, la historia zafa, pero jamás termina por ser convincente. Quizás el problema de fondo con el filme es que intenta vendernos una mitología demasiado traída de los pelos, amén que está basada en una serie de figuras que la gente al Sur del Rio Grande apenas conoce. Yo no sé quién corno es el Conejo de Pascua ni el hombre de arena, y en vez de Hada de los Dientes tenemos acá al ratón Pérez (curiosamente el filme se despacha con un gag sobre esto). Pero si dichos personajes entran en la categoria de leyendas urbanas o mitos populares, el libretista se despacha con una interpretación muy fumada sobre lo que pueden hacer o sobre su función en el mundo. Por supuesto esto le importa un rábano al público cuya edad consta de un dígito – ya que está encandilado con los efectos y los chistes visuales -; pero, para los sufridos acompañantes adultos, hay momentos en que uno termina crujiendo los dientes debido a la débil y resentida credibilidad con que se maneja toda la historia.

El Origen de los Guardianes viene a ser la versión kinder de Los Vengadores: un grupo de personajes infantiles populares (al menos en el hemisferio norte) viene a ser una especie de ensamble de super héroes, que monitorea el bienestar de los chicos del mundo desde su central en el polo Norte. El Nick Fury / Reed Richards / Profesor X de turno viene a ser North, simpático apodo que le han dado a una especie de versión heavy de Santa Claus (tatuaje incluido), el que dispone de una pantalla gigante con gráficas del estado de felicidad infantil en todo el planeta y que, a falta de un avión Thunderbird negro, posee de un trineo turbo que mola de diez (dirían los españoles). El tipo es amigo del Conejo de Pascua – una especie de versión gigante, ninja y australiana del personaje -. el Hada de los Dientes, y el hombre de arena (y ése, ¿de qué cuento salió? ¿de El Hombre Araña 3?). Los tipos deben combatir al Cuco, el cual ha comenzado a aumentar su poder impidiendo la labor habitual de los mismos guardianes; por ejemplo, evitando que las haditas entreguen monedas a cambio de los dientes, robando los huevos de Pascua, o intentando arruinar el reparto de regalos en Navidad. Como al Cuco le han salido bien las cosas, ahora tiene más poder que los Guardianes (o, mejor dicho, éstos han comenzado a debilitarse), por lo cual deben llamar a un foráneo – que no es canadiense ni tiene garras enormes que le salen de las manos, y que vendría a ser una especie de versión albina de Justin Bieber -. El problema es que el flaco es un conflictuado de aquellos, especialmente porque los niños no lo identifican tan bien como al Conejo de Pascua o a Santa Claus. Para colmo padece amnesia, y las pistas sobre su origen aparecen aquí y allá, a medida que comienza a combatir al Cuco.

El gran problema con el filme es que la historia nunca termina de fijar sus propias reglas, sino que las inventa a cada rato y – cuando logra establecer alguna – la modifica a último momento. Cuando el héroe está super vencido, tiene un rapto de fe y recobra el poder; los chicos de pronto vuelven a creer en ellos y adquieren superpoderes para pelear contra el malo; y ni siquiera está muy claro cómo diablos van a derrotar al villano – y si lo hacen, qué van a hacer con él; matarlo no pueden, ya que esta es una película infantil, así que las alternativas vienen traidas de los pelos -. Es aburridor ver como la trama se reduce a un encadenamiento de Deus Ex Machina, cuyo único fin es mostrar a los tipos en acción exhibiendo una parafernalia de efectos especiales. No sólo la trama nunca termina por vender la idea que se propone, sino que al cabo de un rato resulta monótona. Es un exceso de estilo sobre substancia, o quizás las culpas haya que recargarlas sobre el director, el cual ha fallado en hacer atractivo este universo como para que uno se enganche y se emocione con él.

El Origen de los Guardianes es simplemente pasable, pero está mas cerca del nivel de una Madagascar que de Los Increíbles. Al menos Madagascar resultaba más disfrutable, ya que era hueca pero disparaba chistes – muchos de ellos graciosos – todo el tiempo. Acá la cosa es algo pretensiosa y se toma demasiado en serio a sí misma, con lo cual quedan sólo unos gags de fondo – implementados por los gnomos que trabajan con Santa Claus – que la hacen meramente simpática.