Crítica: Las Novias de Fu Manchu (1966)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB / Alemania, 1966: Christopher Lee (Fu Manchu), Douglas Wilmer (Sir Dennis Nayland Smith), Howard Marion Crawford (Dr Petrie), Tsai Chin (Lin Tang), Rupert Davies (Jules Merlin), Heinz Drache (Franz Palmer), Marie Versini (Marie Lentz), Carole Gray (Michel Merlin)

Director: Don Sharp, Guión: Harry Alan Towers

Trama: Numerosos secuestros de muchachas se suceden alrededor del mundo. El inspector de Scotland Yard Nayland Smith ha seguido el restro de ellos, y descubre que todas las chicas son hijas de poderosos industriales. Smith cree que el genio criminal Fu Manchú se encuentra detrás de los raptos, reteniendo a las muchachas para poder chantajear a sus padres y obtener tecnología para fabricar algún dispositivo letal que le permita dominar al mundo. Y sus sospechas son ciertas: Fu Manchú ahora se encuentra ultimando detalles sobre un aparato capaz de enviar una enorme masa de energía a través de ondas de radio, el cual piensa utilizar para atentar contra una conferencia mundial armamentista que tendrá lugar en Londres en pocos días.

Las Novias de Fu Manchu Fu Manchu es la creación de Sax Rohmer y data de 1913. Junto con Fantomas, se les considera como los dos personajes fundamentales que impondrían el molde del villano moderno. Uno puede tildar a la visión de Rohmer de xenófoba, pero lo cierto es que los villanos orientales existieron desde siempre en la literatura de aventuras – basta ver la literatura de Emilio Salgari y sus legiones de thugs, o toda la visión colonial de la literatura inglesa de fines del siglo XIX -, y la creación del escritor es simplemente una muestra de las tendencias de aquél entonces. Rohmer estuvo apostado como periodista durante la época de la revuelta Boxer, y quedó impresionado por la masividad de la nación oriental. Conjeturando sobre la posibilidad de que China pudiera lanzarse a la conquista del mundo, acuñaría el término “el peligro amarillo”, y desarrollaría a Fu Manchú como la representación materializada de los temores inconscientes de las naciones occidentales. Las novelas de Fu Manchú tendrían un pico de popularidad en los años 20 llegando incluso al cine con numerosas adaptaciones, comenzando por El Misterioso Dr Fu Manchu en 1929. Una característica común de todas las versiones es que este villano chino siempre sería interpretado por actores occidentales bajo toneladas de maquillaje.

En la década del sesenta la Bondmanía estaba desparramada por todo el mundo, y empezaron a surgir clones de todo tipo y color. Mientras que una inmensa mayoría se centró en el género del espionaje, otros entendieron que las verdaderas estrellas de la saga de 007 eran los gadgets y los villanos – el aspecto comic de la serie, lo cual no está muy errado -. De hecho el Dr. No de Ian Fleming es un personaje claramente modelado sobre Fu Manchu; y desde ese punto de vista el género de cerebros criminales se transformaría en una breve moda de finales de los años 60, con adaptaciones de Diabolik, Fantomas, Fu Manchu, Sadistik y otros caracteres surgidos tanto del comic como de la literatura de aventuras.

Las Novias de Fu Manchu es la segunda entrega de una saga producida por Harry Alan Towers – un conocido productor exploitation, que daría a luz varios títulos de la serie de Emanuelle por ejemplo – entre 1965 y 1969, compuesta por cinco títulos y con Christopher Lee en el rol central en todos ellos. Mientras que las primeras eran buenas aventuras de matineé, lo cierto es que la serie se fue quedando sin presupuesto y para la última entrega – dirigida por el abominable Jess Franco – la calidad y creatividad se habían ido a los caños.

Pero aquí aún las cosas estaban frescas. Aquí hay un cerebro criminal y su contrapartida, una dupla de inspectores de Scotland Yard, lo que sigue el mismo esquema de Sherlock Holmes / Watson / profesor Moriarty creado por Arthur Conan Doyle. Por el lado de los villanos la cosa es interesante: Fu Manchú no escatima en costos para tener fabulosas instalaciones subterráneas pobladas de aparatos de última tecnología (última para lo que es la década del veinte en donde se sitúa el relato), tiene una hija tan mala y letal como él, secuaces geniales y un montón de planes diabólicos para dominar el mundo. Es propiamente un villano de serial. El problema es por el lado de los buenos: Nayland Smith y Petrie son dos gerontes totalmente incompetentes a la hora de la pelea, y ni siquiera son demasiado sagaces. El relato compensa esto con un montón de personajes secundarios – como el prometido alemán de una de las chicas raptadas, un joven sargento de Scotland Yard y un detective de la policía francesa -, que al menos tienen mejor estado físico. El tema es que esto le quita un montón de peso a la dupla de los supuestos némesis de Fu Manchu, amén que dan la impresión de que sus errores terminan siendo arreglados por otros personajes más jóvenes y mejor dispuestos. Lo que se dice, Smith y Petrie pintan de inútiles con patente.

Eso no quita que sea una aventura entretenida. Están esos disparatados dispositivos mortales que sólo existen en la imaginación de los afiebrados guionistas de seriales, y que le dan un sabor pulp muy bueno al filme. Por otro lado los héroes siempre van un paso atrás del villano hasta el final. Ciertamente el guión pega a veces unos enormes saltos dentro de su propia lógica – Smith o no sabe nada o anticipa todo con lujo de detalles… y no hace nada para impedirlo; los traidores e infiltrados de turno ingresan en sus respectivos bandos enemigos para no hacer nada; incluso el tema de las supuestas antenas receptoras (que lanzan los rayos) no queda demasiado claro después de todo -, pero el 90% del tiempo está ok. Y en todo caso los planes del villano se desmoronan por su exceso de ambición, cuando todo el tiempo anterior estuvo comportándose con una inteligencia impecable.

Christopher Lee es muy bueno como Fu Manchu, pero merecería más tiempo de pantalla – toda la historia está repartida entre muchas escenas y personajes -. Como Nayland Smith está Douglas Wilmer, a quien vimos renegar con Peter Sellers en Un Disparo en la Oscuridad y era el visir deformado por las quemaduras en El Viaje Fantástico de Simbad; y en un papelito está la bella Carole Gray de La Isla del Terror.