Crítica: En el Nombre del Rey (In The Name of The King: A Dungeon Siege Tale) (2008)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Alemania / Canada / USA, 2008: Jason Statham (granjero), Leelee Sobieski (Muriella), John Rhys-Davies (Merick), Ron Perlman (Norick), Claire Forlani (Solana), Kristanna Loken (Elora), Matthew Lillard (duque Fallow), Ray Liotta (Gallian), Burt Reynolds (rey Konreid)

Director: Uwe Boll, Guión: Doug Taylor, basado en la saga de video juegos Dungeon Siege escritas por Chris Taylor y publicadas por Microsoft, Musica – Henning Lohner

Trama: En el reino de Ehb hay un hombre conocido como granjero, que vive con su familia y se encuentra totalmente apartado de las guerras entre el ejército del rey Konreid y la raza de los Krugs. Pero cuando los Krugs atacan la aldea de Stonebridge, producen una masacre, matando a su hijo y secuestrando a su esposa. El granjero comienza a seguir desesperadamente el rastro de los Krugs, pero ello lo lleva a toparse con las tropas reales y con el mismísimo monarca Konreid. El hechicero del reino, Merick, cree percibir algo inusual en el granjero y comienza a seguirlo. Mientras tanto el mago oscuro Gallian ha tejido una conspiración junto con el sobrino del rey para apoderarse del trono. Pero la tenacidad del granjero parece ser el único obstáculo que se interpone entre Gallian y su deseo por arrasar a las tropas de Konreid.

In the Name of the King: A Dungeon Siege Tale Dungeon Siege era una serie de juegos de rol escrita por Chris Taylor (el mismo del RTS Total Annihilation) y publicado por Microsoft entre el 2002 y el 2006. Y, como no podía ser de otra manera, pronto llamó la atención del director Uwe Boll, cuyo metie es la adaptación de videojuegos a la pantalla grande.

Si hay un personaje pintoresco en el mundo del cine actual, es Uwe Boll. Este alemán comenzó a dirigir películas en 1991 (dramas, comedias) hasta que descubrió el mercado de los videogames en el 2003 y se lanzó con la adaptación de House of the Dead. Desde entonces, la temática exclusiva de la filmografía de Boll ha sido llevar al cine libretos basados en juegos populares. La inmensa mayoría de sus filmes son desastres financieros, pero Boll cuenta con mejores presupuestos a medida que pasa el tiempo. El curro de Uwe Boll es que el gobierno alemán reintegra hasta el 50% de la inversión de los proyectos cinematográficos; súmese a esto las regalías de las compañías de videojuegos y la vida en video de sus películas, y Boll siempre termina ganando algunos euros.

El tema es que sus filmes siempre fueron destrozados por la crítica – con justicia -, e incluso se ha ganado el título del peor director del cine contemporáneo. Es posible que sea una calificación excesiva – hay peores directores que Boll, y sus filmes tienen cierto valor de entretenimiento, siquiera como películas tan malas que terminan por ser buenas en un sentido de humor camp -, pero la mala prensa de Boll ha provocado que sus películas terminen por ser vistas, tarde o temprano, aunque sea para burlarse de ellas. Inclusive se ha hecho un petitorio popular, juntando un millon de firmas vía internet, exigiéndole que se retire del cine. Lo más gracioso de los entretelones de esta historia es el episodio ocurrido en Junio del 2006, cuando Uwe Boll retó a un match de box a una larga lista de críticos y directores de cine que vapuleaban sus películas. Cinco críticos se presentaron al combate y Boll los liquidó a todos. Realmente es un personaje.

Aquí Boll regresa al territorio de la fantasía – tal como hiciera en BloodRayne -; y sin dudas el fin del mundo debe estar cerca, ya que se trata de un film medianamente digerible. Es cierto que aquí le damos una calificación algo generosa (lo correcto hubiera sido darle 2 atómicos y medio), pero pareciera que Boll hubiera aprendido un poco de cómo dirigir decentemente un film. Eso no quita que haya barbaridades de diversa índole, pero al menos como entretenimiento resulta pasable.

In The Name of The King: A Dungeon Siege Tale es el enésimo clon de El Señor de los Anillos. Y aunque parezca broma, me resultó más potable que las plomizas secuelas de Las Cronicas de Narnia. El film toma segmentos completos de la trilogía de Peter Jackson, y los reconstruye según la óptica Boll. Pero, aunque suene a mentira, la reconstrucción resulta mejor que lo que uno puede pensar de antemano. Hay un combate feroz en medio de los bosques, en donde el director conjuga partes de la adaptación de Tolkien con la batalla inicial en la Selva Negra de Gladiator, pero al menos está hecho con gusto. Y cerca del final, conduce una variante del combate del Abismo de Helm, sólo que en una colina en vez de una fortaleza. Las secuencias de acción están razonablemente bien coreografiadas, y tienen un par de detalles originales. Incluso Boll logra mantener cierta fluidez en el relato, con buenos paneos (copiados de Jackson) pero con mejor sentido de la continuidad que su experimento anterior BloodRayne. Pareciera que el alemán hubiera aprendido algo de cine.

En general la historia es bastante potable; y hasta allí llegan las virtudes del film. Porque el resto de In The Name of The King: A Dungeon Siege Tale ya termina por entrar en el terreno de lo bizarro. Comenzando por el casting, que es enormemente desparejo. Jason Statham sigue siendo un buen héroe de acción, pero cuando recién aparece en escena, no deja de ser un inglés cockney vestido con un disfraz barato. Ciertamente el mérito de Statham es que nos olvidemos, al cabo de unos minutos, de que no es el Turco que vendía las peleas de Brad Pitt en Snatch. John Rhys Davies y Ron Perlman aportan su aplomo habitual, y Ray Liotta desfruta con su rol de villano, aunque es demasiado joven y no deja de ser el mismo buen muchacho que acompañaba a Robert de Niro en GoodFellas (es raro ver a un mafioso haciendo de hechicero malvado). Burt Reynolds está obviamente incómodo en el papel, LeeLee Sobieski parece preguntar desesperadamente donde está su cheque y, para postre, está la espeluznante performance de Matthew Lillard como el sobrino del rey. Decir que su actuación es malísima es quedarse corto. Si el libreto hubiera podado a su personaje, la película remontaría puntos y hasta podría ser recomendable.

Pero además del casting, el libreto tiene agujeros de coherencia. Por momentos pareciera que se hubiera perdido alguna escena en el cuarto de edición. El héroe se comporta con cierta inteligencia lo mismo que el villano, pero el resto de los personajes no, y encima hay volteretas ridículas del guión que carecen de sentido – como la toma de dos legiones por parte del duque para aliarse con los krugs sin que los soldados protesten, que es completamente incomprensible -. Para colmo, hay un montón de secundarios que son completamente inexpresivos – el hermano de Solana, por ejemplo -, y diálogos completamente anacrónicos (demasiado modernos para la historia), amén de toda una sarta de clisés propios del cine de acción.

In The Name of The King: A Dungeon Siege Tale no es un buen film, pero es uno que entretiene. Además de sus pocas virtudes, uno puede divertirse apedreando los errores de criterio artístico de Boll. Pero tiene bastante buen ritmo y deja pasar el rato. Y, si este no es el mejor film de Uwe Boll, por lo menos pega en el palo.