Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco
USA, 2011, piloto de TV: Adrianne Palicki (Diana Prince / Diana Themyscira / Mujer Maravilla), Cary Elwes (Henry Johns), Elizabeth Hurley (Veronica Cale), Tracie Thoms (Etta Candy), Justin Bruening (Steve Trevor)
Director: Jeffrey Reiner, Guión: David E. Kelley, basado en el personaje de la DC Comics creado por William Moulton Marston
Trama: La corporación Themyscira financia las actividades de una heroína conocida como la Mujer Maravilla, una meta-humana capaz de realizar proezas físicas imposibles y que se dedica todo el tiempo a combatir el crimen. Pero los violentos procedimientos de la Mujer Maravilla no son compartidos por las autoridades, quienes la consideran una vigilante al borde de la ley. Ahora la Mujer Maravilla está investigando las actividades de Veronica Cale, de quien sospecha estaría realizando experimentos ilegales para producir una raza de super soldados. Pero las atrocidades de Cale sólo quedarán en evidencia cuando la amazona logre introducirse en sus laboratorios subterráneos, los cuales están tan fuertemente custodiados que infiltrarse resulta una tarea tan difícil como mortal.
Ciertamente nadie quedó muy contento que digamos cuando vió por primera vez en internet una foto del rodaje del piloto para la TV que David E. Kelley estaba preparando sobre la amazona de la DC Comics. Que la chica se veía fea, que el traje era cualquier cosa, bla, bla, bla. El tufo a podrido llegó a confirmarse luego que la NBC decidiera no comprar el proyecto y sepultara el piloto bajo la alfombra.
Cuando uno tiene la oportunidad de apreciar La Mujer Maravilla 2011, se da cuenta que el menor problema que tiene el capítulo es la actriz o el traje de la heroína. Que la foto no le hacía gracia es cierto, pero Adrianne Palicki es realmente bella, tiene una personalidad bastante recia, es enorme (en todo sentido!) y da bien para el personaje. Que cuando hace frío se ponga los pantalones largos y cuando siente calor se calza la mallita que todos conocemos del comic, no deja de ser un detalle menor. Pero el libreto que escribió David E. Kelley es un desastre: mete dos toneladas de cambios al personaje y ni siquiera se toma la molestia de explicarlos. Como ésta no es una historia de origen, los neófitos jamás sabrán por qué esta mina anda vestida con ese trajecito ridículo y tiene tanta fuerza; las cosas empeoran con los conocedores y fans del personaje, quienes arderán en llamas al ver el sacrilegio que han cometido con la heroina de sus sueños. Y al 90% de la gente restante – el público común, que decide si ver esto, un noticiero o un programa de chistes – le parecerá una cosa tan insulsa e inentendible que terminará por sintonizar cualquier otra cosa.
Ahora la Mujer Maravilla es Diana Themyscira, una justiciera plagada de gadgets de última tecnología y que cuenta con el patrocinio de Themyscira Corporation. Mientras combate al crimen Diana hace su propio merchandising, algo que sirve para financiar sus actividades. Pero Diana durante el día no se esconde, sino que se calza un trajecito pret a porter y se aboca a tareas ejecutivas y de relaciones publicas. Ciertamente existe su alter ego Diana Prince, pero sólo lo usa para alquilar un departamentito en algún lugar modesto de Los Angeles e intentar vivir una vida común y corriente durante las noches en que no sale a capturar malosos. Es como si Superman se disfrazara de Clark Kent los días de semana para ir al cine o quedarse en casa a comer tortas fritas y ver el programa de Tinelli. Como puede verse, al diablo se fueron los orígenes griegos / místicos del personaje, su doble identidad, y la mayoría de la mitología clásica que rodea su historia de origen. ¿Por qué? David E.Kelley no sabe, no contesta.
Ciertamente el comic de La Mujer Maravilla ha sido reinventado numerosas veces, el 99% de las cuales sin éxito – como espía, como mujer sin poderes, como agente del gobierno, etc -. La versión de David E. Kelley bien puede sumarse a la larga lista de fracasos. Se nota que la mitología del comic no es el fuerte de Kelley; mientras que hay escenas bastante buenas cuando Diana interactúa con la villana, con su jefe en Themyscira o con su antiguo amor Steve Trevor – reducido a funcionario del poder judicial que investiga las actividades de la justiciera -, el escenario de base que crea Kelley directamente apesta. ¿Cómo es que hay una corporación que la financia? ¿Por qué ella no es humana? ¿Por qué nadie la detiene?. ¿Cuándo tuvo un amorío con Steve Trevor? ¿Por qué combate al crimen?.
Yo creo que Kelley quiso seguir un patrón similar al de Doc Savage – millonario dedicado a combatir el crimen de manera pública, a diferencia de Batman y otros que precisan disfraces -, y batió tanto la mayonesa que se le terminó por cortar. Digo: aún si abandonara mis conocimientos del personaje, la cantidad de preguntas que me asaltan (por qué esto o aquello) es abrumadora. Aquí se precisaba una mínima historia de origen para justificar toda esta paparruchada.
En realidad La Mujer Maravilla 2011 no deja de ser una reinvención generada por gente que cree que el personaje necesita ser reinventado (y que no entiende nada del personaje). Yo creo que en el 1% de los casos esos experimentos funcionan: por ejemplo, vean Smallville y verán de lo que hablo. Pero por cada Smallville hay dos millones de toneladas de pilotos y series fallidas basadas en superhéroes, como La Mujer Bionica, Kolchak The Night Stalker, Aquaman y un largo etcétera.
Es una macana que La Mujer Maravilla 2011 tenga una premisa tan chota. El resto de la historia es genérica, con Liz Hurley como villana invitada. Aquí había una buena intérprete aniquilada por un libreto que intenta hacerse el modernoso sin nada de éxito. ¿Tan atroz les resulta mantener la idea de que Diana es una amazona guerrera que llega a la civilización humana para combatir el crimen y proteger a su amado Steve Trevor desde una identidad secreta?. Al parecer David E. Kelley no entendió la idea… y nosotros tampoco la suya.