Crítica: El Monstruo Magnético (1953)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1953: Richard Carlson (Dr. Jeffrey Stewart), King Donovan (Dr. Dan Forbes), Jean Byron (Connie Stewart), Harry Ellerbe (Dr. Allard), Leo Britt (Dr. Benton)

Director: Curt Siodmak, Guión: Curt Siodmak & Ivan Tors

Trama: La Agencia de Investigación Científica ha detectado un extraño fenómeno de magnetismo en un local de venta de electrodomésticos. El Dr. Stewart deduce que es el efecto colateral de un poderoso isótopo radiactivo que estuvo cerca del establecimiento. Suponiendo que dicho material es parte de algún plan enemigo para construir una bomba atómica, Stewart ordena un masivo rastreo por tierra y aire. La búsqueda termina por dar con un científico, gravemente afectado por la radiación, quien porta un maletín que contiene serranium – un poderosísimo isótopo artificial que él ha desarrollado -. El problema es que el serranium es un material que devora energía de manera cíclica cada diez horas, duplicando su poder y masa. Stewart y la gente de la agencia deducen que deben detener al mineral mutante antes que su masa sea tan importante para que logre desviar el eje magnético de la Tierra y lance al planeta disparado al espacio; pero para ello deben destruir el isótopo, y carecen de una fuente de energía gigantesca para poder hacerlo.

El Monstruo Magnetico (1953) Este producto viene de la mano de dos artistas conocidos: primero está Curt Siodmak, guionista de la original El Hombre Lobo (1941) y una parva de títulos más como La Tierra vs los Platillos Volantes (1956), que acá oficia como director. El otro que mete mano es Ivan Tors, que obtendría gran popularidad en la década del sesenta por sus series protagonizadas por animales como Flipper y Daktari. De la imaginación de Tors surgió esta saga de aventuras protagonizada por la Agencia de Investigación Científica, la que comenzaría con este título, y seguiría con Gog y Riders to the Stars (1954).

Pero si bien Tors obtuvo prestigio con esta trilogía debido a su rigurosidad científica, lo cierto es que El Monstruo Magnético es tan divertida como ver un fascículo filmado de Mecánica Popular. Aquí el stock footageque era material de relleno habitual en el género en los 50 y los 60 – es usado en exceso y cubre aproximadamente un 80% del filme; en el medio hay unas larguísimas explicaciones técnicas que terminan por sumir en coma al espectador más voluntarioso. Aviones van, aviones vienen, movilizaciones de la policía, osciloscopios, material de archivo de computadoras militares… y mientras tanto el locutor habla, habla … y HABLA!. Cuando el narrador se calla (posiblemente debido a un grave caso de deshidratación salivar), aparece la puesta en escena de Siodmak que es groseramente pedestre. Los protagonistas hablan y actúan como si estuvieran en un documental naif de esos de propaganda oficial de la postguerra (como los que aparecen en The Atomic Cafe). Es dificil deducir qué aspecto del filme resulta menos horrendo, si la eterna perorata del narrador o las temibles performances de los actores.

Yo creo que aquí hay una buena historia, sólo que está narrada como el demonio. Hay toneladas de datos técnicos y, viendo los comentarios de gente que sabe, parecen acertados desde el punto de vista científico. El monstruo magnético de marras no es un bicho ni un robot sino un metal que muta cíclicamente, devorando energía de lo que lo rodea y generando poderosísimos pulsos electromagnéticos. Como este metal crece con cada absorción de energía, es cuestión de días para interfiera con el campo magnético de la Tierra y logre sacarla de órbita. El tema es que la mayoría del filme parece un documental universitario, con científicos apretando botones y viendo cosas en microscopios. Sin dudas la aproximación es seria y rigurosa, pero toda la película es cinematográficamente inerte.

Si usted entiende de química, electricidad, materiales radiactivos, quizás El Monstruo Magnético le resulte interesante. Para el 99.99% de la población restante es un bodrio insufrible. Se precisaba un guionista menos enciclopédico y un director más dinámico. Así como está resulta tan excitante como leerse toda la guía telefónica de un solo saque.