Crítica: 2010: Moby Dick (2010)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2010: Barry Bostwick (capitán Ahab), Renée O’Connor (Dra. Michelle Herman), Matt Lagan (capitán ‘Boomer’ Enderby), Adam Grimes (comandante Starbuck)

Director: Trey Stokes, Guión: Paul Bales, basado en la novela clásica de Herman Melville

Trama: Una serie de naufragios han puesto en alerta a la Armada norteamericana, quienes han despachado al submarino experimental USS Pequod y a su comandante, el capitán Ahab, a investigar los sucesos. Ahab está convencido que los desastres han sido causados por una ballena mutante conocida como Moby Dick – cuya existencia es legendaria -, pero carece de elementos científicos para probarlo. Así es cmo Ahab recluta compulsivamente a la Dra. Michelle Herman, especialista en cetáceos, para que le ayude a tenderle una trampa a Moby Dick. Y a medida que persiguen a la criatura, el instinto de venganza de Ahab comienza a enceguecerlo, ya que él ha perdido una de sus piernas en una batalla contra el gigantesco cetáceo hace ya más de cuarenta años. Pero su misión de revancha lo ha desquiciado hasta el punto de poner en peligro las vidas de todos los tripulantes de USS Pequod.

2010: Moby Dick Hay productos bizarros… y hay productos bizarros. Algunos son bodrios monumentales y hay otros que son una auténtica pasada. Quizás la diferencia esté en la actitud: hay mal cine solemne, y hay mal cine con onda. Y entre estos últimos figuran los productos del estudio The Asylum, los mismos tipos que se han dedicado durante años a realizar clones de cuarta directos a video de las películas evento que los grandes estudios de Hollywood se encargan de estrenar todas las temporadas. Si ellos tienen un Terminator, Asylum sacarán un Exterminator; si hay un Thor, ellos tendrán una versión del dios noruego hecha con dos mangos y sin riesgo de infringir ningún copyright ya que la mitología escandinava carece de derechos de autor; y así con dos toneladas de películas… similares pero diferentes.

A mí me gusta The Asylum. Son baratos y bizarros pero, por sobre todo, son creativos y a veces están muy inspirados. Tienen mejor gusto que los filmes de Troma, y no son tan estoicos como las espantosas producciones del SyFy Channel. En el caso que nos ocupa, decidieron despacharse con una versión muuy sui generis del clásico de la literatura Moby Dick. Casi puedo imaginar la reunión de productores y creativos del estudio:

– Estamos haciendo mucho dinero con cosas tales como Mega Shark vs Crocosaurius (2010) … ¿por qué no hacemos algo sobre un tiburón gigante capaz de partir en dos a un crucero con sus mandíbulas?.

– Ok. Adaptemos Moby Dick, que está en dominio público y no nos va a costar un peso de derechos de autor.

– Señor… Moby Dick trata sobre una ballena…

– Pérez: no me distraiga con nimiedades!. Y consiga a los actores más baratos y decadentes que pueda encontrar en Hollywood.

Y así fue como llamaron al marimacho de Renee O´Connor (que luego de Xena no ha hecho nada decente) y a Barry Bostwick, quien venía haciendo una colecta para comprarse una caja de Viagra. Con algunos decorados reciclados, una Commodore 64 para los efectos especiales, y un director novel y entusiasta (Trey Stokes, que viene del rubro de los efectos especiales y ha trabajado en cosas tales como Starship Troopers), se lanzaron a pergueñar este engendro.

Si uno se atiene a los hechos, 2010: Moby Dick es una abominación. La ballena es mutante, mide 160 metros de altura y tiene dos millones de dientes enormes. El ballenero de la novela original se ha transformado en un submarino atómico que busca liquidar al cetáceo con misiles nucleares (!!!). Barry Bostwick arrastra una bota de metal y se la pasa maldiciendo todo el tiempo. Y aún así y con todo, 2010: Moby Dick es muy entretenida. Tiene un buen ritmo, y a veces Bostwick se despacha con unos excelentes monólogos – demostrando que la potencia del original de Melville puede sobresalir entre toda la basura que le ha impuesto esta versión -. La macana que todo esto termina por explotar por los aires cuando llega al final. Bostwick – que venía poniéndole mucha actitud a un personaje mal escrito – decide largar todo por la borda y se despacha con una sobreactuación salvaje al momento de ir al duelo cara a cara con la ballena. Por cierto, el climax es un delirio sin pies ni cabeza: acorralan a la ballena dentro de un atolón circular y – en vez de torpedearla o tirarle un misil atómico – deciden ir con lanchitas y ametralladoras. Por Dios, ¿qué estaba consumiendo esta gente cuando estaba escribiendo esto?.

Si a usted le gusta el delirio, necesita una ración de 2010: Moby Dick. No es el típico film malo, sino que es un show bizarro hecho con entusiasmo, una película tan mala que resulta buena. Tiene ritmo, tiene escenas inspiradas y tiene escenas horrendas. Y es la clase de películas que terminamos por adorar en esta columna.