Crítica: Miss Meadows (2014)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2014: Katie Holmes (Miss Meadows), James Badge Dale (Sheriff), Callan Mulvey (Skylar), Jean Smart (madre)

Director: Karen Leigh Hopkins, Guión: Karen Leigh Hopkins

Trama: La adorable Miss Meadows acaba de llegar al pueblo y acaba de encontrar trabajo como maestra sustituta en la escuela local. Sus modos, su simpatía y su particular filosofía la hacen tan extraña como encantadora. Habiéndole impuesto una multa por mal estacionamiento, el sheriff del pueblo pronto queda prendado de la muchacha, con la cual inicia un extraño y prolongado cortejo. Pero lo que desconoce el sheriff es que Miss Meadows es una violenta vigilante, la cual ha asesinado al menos a una decena de pederastas y peligrosos criminales convictos en todos los pueblos en que ha vivido. Y si bien Meadows mantiene el secreto bien guardado bajo su aura de inocencia, pronto su mundo comenzará a resquebrajarse cuando un violador se mude al lado de su casa y comience a acosarla en la escuela que enseña… mientras que una de sus alumnas ha sido testigo de una de sus ejecuciones. Y con el espíritu fracturado, la letal Miss Meadows ha perdido su efectividad… lo cual la pone a merced del depredador que la elegido como presa.

Miss Meadows Hay algo peor que una película mala, y es una película con potencial pero mal dirigida. Es como cuando uno pide el gusto mas sabroso del catálogo de la heladería mas prestigiosa de la ciudad, y descubre que la crema está rancia: entra por los ojos pero se vuelve ajenjo en el paladar. Algo de ello ocurre con Miss Meadows, la que parte de la premisa apasionante – lidiar con una versión sicópata y vigilante de Mary Poppins – y termina por cocinarla mal. Imaginen una maestra de jardinera aniñada, empapada de moralina, aforismos y poesía, amante de los niños de día, y asesina serial de criminales por la noche. Lástima que el licuado aquí no cuaja, gracias a un montón de tibias decisiones artisticas que terminan por torpedear la efectividad del proyecto.

Ciertamente la idea es deslumbrante. A la legua se nota que a esta treintona aniñada la faltan varios caramelos en el frasco, pero uno no termina de captar la totalidad de la mecánica mental del personaje, por lo cual descubrirlo puede ser una tarea fascinante. Parece salida de una película Disneyhablando con ciervos y pájaros, bailando tap cuando quiere festejar algo, usando términos ñoños para hacerse la simpática -, y tal como Drax el Destructor en Guardianes de la Galaxia, es una criatura literal – no entiende doble sentidos, hace metáforas extrañas y tiene un raro sentido del humor -. La primera vez que la vemos es caminando por la calle con guantecitos y faldas llenas de volados y corazoncitos, justo cuando se le acerca un viejo pervertido que pretende hacerle de todo y, mientras el tipo parece estar en comando de la situación, esta tontita disfrazada saca su pistola 25 y le estampa un tiro en la frente… tras lo cual sigue su paseo por la vereda tropical como si nada hubiera pasado.

Lo que lastima la efectividad del filme es la falta de decisión y energía para ejecutar la premisa. Es como si la directora y guionista Karen Leigh Hopkins no supiera si decantarse por una sátira, un thriller sicológico plagado de humor negro, o un retorcido drama con toques agridulces, con lo cual el filme cambia de tono de una escena a la otra y, cuando las cosas amenazan con ponerse risqué, la cineasta le pone un freno. También es cierto que parte del problema (por partida doble) puede ser la presencia de Katie Holmes en el cast: por un lado es la productora del filme (y es probable que le haya puesto limites a Leigh Hopkins para no convertir a su personaje en una criatura desagradable o demasiado sombría); y por el otro, simplemente no es la actriz adecuada para el papel. Yo creo que la Holmes es una buena actriz – no excepcional, pero se defiende en lo suyo -, pero carece de la simpatía, el carisma y la locura que precisaba el personaje. La Holmes es muy buena a la hora del llanto y del drama pero, cuando estalla de furia y se pone a liquidar perversos, hace menos estruendo que un petardo rompeportones. Para colmo se la ve muy apagada y envejecida – no tanto como en The Giver (donde parece una abuela) pero está visto que el divorcio de Tom Cruise ha sido sufrido y las marcas se notan en su cuerpo y su rostro -, con lo cual es tan distrayente como poco efectiva. Aquí se precisaba alguna comediante que buscara un papel jugado, tipo Sarah Silverman, Melissa Rauch (de The Big Bang Theory) o incluso Jennifer Garner, la cual – a mi juicio – es una actriz super talentosa y tremendamente desperdiciada. Si la Garner hubiera actuado con el mismo desparpajo que tuvo en 13 Going on 30 (2004), podría haberle dado el corazón que la Holmes no logra darle al personaje.

Hay ramalazos de lo que podría haber sido este papel en manos de creativos mas expertos, como cuando Holmes y James Badge Dale hacen el amor (y ella permanece tan desconectada y ajena a todo que se divierte mas con las caras de gozo del muchacho que con el acto mismo de la penetración), o como cuando una de las alumnas descubre que la Holmes es una asesina, momento en que ella la abraza… y se asoma la duda si debe liquidar a la niña o no. Lastima que la timidez y la inseguridad de la directora le impiden hacer cosas jugadas, con lo cual los momentos incómodos son despachados de apuro y sin mucha ceremonia. Aquí hay un personaje con un costado realmente oscuro – miss Meadows es una sicópata en todo sentido de la palabra; una mujer que vive en su propio universo regido con sus particulares reglas morales, en donde la mentira es un pecado castigado con la muerte, y en donde los perversos son asesinados simplemente por una cuestión de librar al mundo del dolor de su presencia – y un montón de implicaciones que podrían haber sido deliciosas si se hubieran orquestado de manera mas experta. En particular el romance con el sheriff, un tipo corto de ideas que termina comprando la locura de la señorita Meadows con el único fin de armar una familia… siquiera una muy disfuncional.

Si uno tolera la primera media hora – que es algo lenta -, verá que Miss Meadows es pasable. Es una lástima que todo se vea sanitizado o limitado, ya que la trama tiene un enorme potencial que no hubiera tenido desperdicio en manos de Diablo Cody, Tarantino o Ivan Reitman; pero aquí las cosas no pasan de tibias, transformandose en una apuesta sin riesgo que termina por aplacar toda la riqueza escondida en la historia.