Crítica: Milagro en la Calle 8 / Nuestros Maravillosos Aliados (1987)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1987: Hume Cronyn (Frank Riley), Jessica Tandy (Faye Riley), Dennis Boutsikaris (Mason Bailer), Elizabeth Peña (Marisa Esquavar), Michael Carmine (Carlos), Frank McRae (Harry)

Director: Matthew Robbins, Guión: Matthew Robbins, Brad Bird, Brent Maddock & S.S. Wilson

Trama: Frank y Faye Riley son una pareja de ancianos que pelean denodadamente para evitar la demolición de su edificio a manos de un contratista millonario. Pero la construcción apenas puede mantenerse en pie, y resulta imposible obtener siquiera una condonación del gobierno de la ciudad. A su vez los Riley – junto con una chica embarazada, un pintor desocupado y un ex boxeador – deben combatir a las pandillas financiadas por el contratista, que hacen lo imposible para que ellos abandonen el edificio. En un acto de desesperación Frank implora al cielo por un milagro… y a la noche siguiente un grupo de minúsculas naves espaciales aparecen por el edificio. Estos simpáticos visitantes extraterrestres comienzan a reconstruir las instalaciones, y pronto los Riley comienzan a ilusionarse que su suerte haya cambiado y puedan salvar a su hogar. Pero las pandillas han preparado un golpe mortal contra el vetusto edificio, algo que ni siquiera los minúsculos alienígenas podrán evitar.

Milagro en la Calle 8 A partir de 1982 Steven Spielberg se cansó de los estudios y comenzó a desplegar sus alas como masiva potencia creativa. Para ello puso a trabajar a full su productora Amblin, desarrollando numerosos proyectos en cine y televisión, y dándole al director de cine un poderío económico jamás visto, lo que culminaría en la creación de su propio estudio Dreamworks. Todo lo que Spielberg tocaba era oro, y bajo su égida florecieron una generación de cineastas que brillaría con luz propia como Joe Dante, Robert Zemeckis, Frank Marshall y un largo etcétera. Entre toda esa tanda de producciones figura Milagro en la Calle 8, que es el filme que hoy nos ocupa.

Esta es una pelicula que pone en relieve todos los elementos exitosos a la formula de Spielberg. Gente en crisis que se topa con un acontecimiento extraordinario, y cuya vida cambia radicalmente a partir de ello. Abundante gotas de melodrama, y personajes encantadores. En sí, lo que ha hecho Spielberg es modernizar al melodrama optimista de Frank Capra, sustituyendo ángeles por marcianos. Y aquí ese detalle resulta más que evidente. Nunca queda claro por qué los extraterrestres decidieron aterrizar en ese arcaico edificio a medio demoler, ni cuál es la causa por la que ayudan a los inquilinos. Simplemente son buenos samaritanos venidos de otra galaxia.

Si uno se atiene a los detalles, Milagro en la Calle 8 es abrumadoramente ridícula. Una visión racista de los latinos neoyorkinos – catalogados como pandilleros -, y débilmente compensada con la latina embarazada que habita el edificio. Naves espaciales que dan a luz pequeños robotitos. Un puñado de débiles, tontos, tímidos e incapaces frente a las megacorporaciones malévolas de turno. Alienígenas que hacen sus respuestos a partir de tostadoras y latas de Pepsi. Y aún con todo ello, y con su enorme previsibilidad – ¿alguien piensa seriamente que las cosas pueden salir realmente mal en un filme de Spielberg? -, Milagro en la Calle 8 rebosa de encanto. La puesta en escena del director Matthew Robbins está plagada de pequeños placeres, comenzando por el encantador personaje de Jessica Tandy (esposa en la vida real de Hume Cronyn). Su demencia senil es tan deliciosa y conmovedora que las emociones traspasan la pantalla.

Este es un filme que uno termina por comprar simplemente por la enorme carga sentimental que transpira. Lo de la dupla de Cronyn y Tandy es tan fácilmente identificable – ¿quién no ha tenido a un abuelo o un pariente en ese estado? – que rápidamente la historia se enlaza al corazón del espectador. No sólo por las excelentes performances de dos veteranos actores, sino también porque toda la historia tiene algo de alegoría sobre la vejez. Son dos ancianos avasallados por el mundo moderno, son dos personas mayores a las que la sociedad las obliga al retiro … aunque ellos se sientan capaces.

Oh sí, todo esto es melodrama de alta calidad, de esos que uno tiene que tener un grueso paquete de pañuelos descartables al lado. Me dirán que es muy idiota emocionarse por unos robotitos simpáticos, pero acá todo está construido para emocionar a cada instante. Esperando el momento en que el gigante tímido saque a relucir su enorme fuerza, aguardando que el pintor y la latina se enamoren, o que el edificio sea salvado. Es una suma de pequeñas victorias que a uno termina por iluminarle el corazón cuando se encuentra en un día muy sentimental.

Milagro en la Calle 8 es una película excepcional. No es que su argumento sea maravilloso, pero sus personajes poseen un enorme calidez. Y son muy pocas las veces en que una historia logra conmover a la audiencia sin que suene falsa. Aquí la autenticidad y la buena voluntad abundan, y terminan por ganarse un lugar en el corazón del espectador.