Crítica: Meet the Feebles (1990)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Nueva Zelandia, 1990: con las voces de Donna Akersten, Stuart Devenie, Mark Hadlow, Peter Vere Jones, Ross Jolley, Mark Wright, Brian Sergent

Director: Peter Jackson, Guión: Peter Jackson, Daniel Mulheron, Stephen Sinclair & Fran Walsh

Trama: Es cuestión de horas hasta que El Show de los Feebles salga al aire por TV. El erizo Robert ha llegado para unirse al coro y se ha enamorado de la bailarina Lucille. Pero, mientras tanto, Robert comienza a perder su ingenuidad a ver el circo de excesos que resulta ser la compañía. La morsa Bletch, manager de la compañía, engaña a su novia, la hipopótama Heidi y estrella del show, con una gatita que es su secretaria; Heidi se encuentra en una espiral suicida; el productor está involucrado en drogas y filmación de cintas porno; el conejo comediante se encuentra infectado con SIDA; el lagarto tirador de cuchillos padece síndrome de abstinencia de las drogas y ha matado por error a varias de sus asistentes; y una mosca paparazzi se encuentra tomando registro de todo para la prensa. Y todo parece indicar que el show corre serios riesgos de que no termine por salir al aire.

Meet the Feebles Después de su debut con el hit de culto Mal Gusto (1987), Peter Jackson siguió en la corriente de la comedia escatológica y se anotó otro poroto con Meet The Feebles (1989). ¿Quien imaginaría que diez años después este señor estaría haciendo la multimillonaria y multipremiada adaptación del clásico El Señor de los Anillos?.

Pero si bien Meet the Feebles es otro clásico de culto de los primeros tiempos de Jackson, lo cierto es que termina siendo bastante sobrevalorada. Quizás sea el mismo problema que me ocurrió con Braindead, en donde las expectativas eran muy altas y la realidad del producto resultó ser muy irregular. Aquí Jackson parece ser un niño obsesionado con tripas y obscenidades, y se dispara decidido a superar los límites de lo tolerable. El chiste aquí es tomar un show de marionetas al estilo de Los Muppets, y transformarlo en una comedia negra de recalcitrante mal gusto. El problema no pasa ni por las masacres ni por las aberraciones, ni siquiera por el exceso de fluidos corporales; uno ya ha visto de todo, e incluso las cosas más extremas pueden resultar graciosas si están en el contexto adecuado. Pero el tema es que hay una avalancha de ellas, y parecen ser el único recurso al cual apela Jackson para hacer reír a la platea.

Al parecer Jackson estaba decidido a hacer algo en la misma onda que otro hit de culto como fue Fritz el Gato (de 1972 y dirigida por Ralph Bakshi; otro que probaría suerte para llevar a Tolkien al cine con su version seudo animada de El Señor de los Anillos – 1978), pero no termina ni por llegarle a los talones. Si bien Fritz the Cat no era una joyita, al menos tenía un enfoque novedoso – dibujos animados para adultos – y la historia terminaba por ser un reflejo de la ansiedad de la época con sus personajes practicando sexo libre, drogándose y convirtiéndose en terroristas. Pero aquí, en cambio, Jackson dispara todos los clichés habidos y por haber sobre el mundo del espectáculo – managers vinculados con la droga, estrellas sexópatas, el ingenuo que llega virgen al universo del show business -, con la novedad de que cada personaje es una marioneta y tiene la raza animal que representa su caracter (como en Fritz the Cat, en donde las gatas eran las prostitutas y las urracas eran los morenos anarquistas). Entonces la gracia – según Jackson – consiste en poner a esas marionetas de aspecto infantil a hacer aberraciones, lo que sería una versión extrema de la versión humana y real de individuos similares.

No soy moralista ni conservador, pero Meet the Feebles tiene poca gracia. Quítenle las chanchadas y quedan muy pocas escenas que sean realmente cómicas, o siquiera una historia que sea potable. Como para Jackson la única manera de hacer reír es mediante el uso de lo escatológico, empieza a disparar munición gruesa, pero la mayoría de las veces sólo resulta ser desagradable. Pongamos un ejemplo: hablemos de semen. Una cosa es un gag gracioso y original como la crema para el pelo de Ben Stiller en Loco por Mary, y otra cosa es ver a un oso hormiguero masturbándose numerosas veces mientras ve una orgía de conejos. Es gratuito y patético. Eso no quita que haya un par de escenas buenas como la vaca ninfómana que hace una película porno, o las añoranzas del lagarto acerca de su vida de soldado en Vietnam, en donde parodian a un montón de filmes de guerra. Pero la mayoría de los gags del film sólo existen por el hecho de mostrar cosas cada vez más extremas y desagradables.

Meet the Feebles no es para cualquiera. Seguramente deja una impresión imborrable, pero no es una película inteligente. Su status de culto se basa en su catálogo de aberraciones, lo que la debe convertir en la película más zarpada del mundo. Pero más allá de las chanchadas, no termina de funcionar como la sátira que pretende ser. Sólo consigue ser desagradable la mayor parte del tiempo y, lo que es peor, carece de gracia.