Crítica: Max Payne (2008)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2007: Mark Wahlberg (detective Max Payne), Mila Kunis (Mona Sax), Beau Bridges (BB Hensley), Chris ‘Ludacris’ Bridges (teniente James Bravura), Olga Kurylenko (Natasha Sax), Chris O’Donnell (Jason Colvin), Donal Logue (detective Alex Balder)

Director: John Moore, Guión: Beau Thorne, basado en el videogame homónimo de Remedy Entertainment & 3D Games

Trama: El detective Max Payne se encuentra asignado a la sección de Casos Sin Resolver desde el traumático asesinato de su esposa y su hijo. Desde entonces, sale todas las noches a cazar sospechosos que le puedan dar pistas sobre la muerte de su familia. Pero Payne logrará descubrir indicios que le revelarán que la corporación Aesir – para la cual trabajaba su esposa – se encuentra íntimamente ligada con su asesinato y con la comercialización de una misteriosa droga llamada Valkiria.

Max Payne Max Payne es la adaptación a la pantalla grande de un shoot´em up en tercera persona creado por Remedy Entertainment y 3D Games en el 2001. Poseía buenos gráficos y un clima extremadamente violento. Pero lo singular del juego es que el protagonista podía acceder a dosis de adrenalina cada tanto, lo que habilitaba al jugador a ralentizar el tiempo y manejar balaceras en cámara lenta – léase el efecto bullet time inventado por Matrix -. Ahora llega esta versión filmica de la mano de John Moore, responsable de la remake 2008 de La Profecía.

Ciertamente Max Payne es un filme muy interesante desde el punto de vista visual. La película tiene un look desaturado de colores que le da una imagen muy particular, y por momentos asemeja la óptica verde que se vivía en Matrix cuando Neo hacía sus correrías en el mundo virtual. Además a uno le da la impresión de que hay escenas generadas con decorados digitales – cuando Donal Logue recoge a Mark Wahlberg en una avenida en plena nevada, el look de la ciudad es completamente irreal y fascinante -. Además la premisa sobre la droga Valkiria da lugar a una imaginería visual fabulosa, en donde los drogados alucinan con visiones de demonios alados surcando cielos en llamas que resultan estupendos. En el aspecto fotografía, es una película estéticamente bella.

El problema es que Max Payne no tiene mucho más para ofrecer, aparte de sus fascinantes efectos visuales. Es un film plomizo, en gran parte debido a que su historia es una catarata de clichés propia de un policial directo a video. No hay ningún tipo de suspenso en la trama, y apenas Mark Wahlberg pisa el edificio de la corporación Aesir, ya sabemos cómo viene la mano y quienes son los villanos. No hay demasiada investigación – Payne al punto A y recoge pruebas para ir al punto B, donde encuentra pistas que lo llevan a C,… y así -, y las interpretaciones son maderosas. Incluso está Mila Kunis – de That 70´s Show -, quien se roba la película en los segmentos en que aparece, pero el guión tiene el mal tino de mantenerla en el aguantadero la mayor parte del tiempo. Kunis tiene carisma y misterio, y sobrepasa sobradamente al resto del cast. Mark Wahlberg es un héroe anodino y, por más que su filmografía insista en ello, no sirve para figura de acción.

El tema pasa porque Max Payne no intenta hacer nada nuevo, más allá de sus figuras aladas – que parecen un engaño de marketing para atraer a un público que piense que el film trata sobre algún tema sobrenatural -. Se conversa demasiado sobre lo obvio, los personajes entran y salen sin demasiada coherencia con el resto de la historia, ni siquiera hay demasiada acción, y al relato no le interesa en absoluto la lógica. Personajes cargados con decenas de balas en su cuerpo regresan de la muerte como si nada – vean la secuencia post créditos -; nadie va a juicio, aparecen caracteres de la nada en la penúltima hora… Está tan mal escrito el guión que al público no le interesa en absoluto Payne ni el resto de sus aliados y enemigos. Es un filme que, sacando lo visual y los seudo demonios alados, podría haber sido una típica aventura de vengadores anónimos de los 80 con Chuck Norris o Steven Seagal en el rol principal.

Si le sobra el tiempo y el dinero, alquile Max Payne. Pero salvo que no haya nada mejor en su videoclub, déjela pasar. No se perderá de nada.