Crítica: Matrix Revoluciones (Matrix Revolutions) (2003)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / Australia, 2003: Keanu Reeves (Thomas ‘Neo’ Anderson), Laurence Fishburne (Morpheus), Carrie-Anne Moss (Trinity), Hugo Weaving (Agente Smith), Mary Alice (Oráculo), Lambert Wilson (El Merovingio), Helmut Bakaitis (El Arquitecto)

Director: Larry y Andrew Wachowski, Musica – Don Davies, Guión: Larry y Andrew Wachowski

Trama: Neo se encuentra en coma, tras escapar de un ataque de los calamares y haber podido utilizar sus poderes en el mundo real. A su vez, el agente Smith ha podido infectar a un humano y se ha infiltrado en las tropas de Zion. Neo es recuperado del limbo en que lo mantiene el Merovingio en la Matriz, justo a tiempo para enterarse que faltan horas para que las máquinas lleguen a Zion. Decidido a todo por el todo, Neo emprende una carrera contra el tiempo, y decide ir a la ciudad de las máquinas, en una jugada suicida – sin sospechar que el agente Smith se ha escabullido en su nave -. Mientras, en Zion se monta una defensa desesperada, y ahora todo depende de que Neo realmente sea el elegido que menta la profecía, y puede destruir el poderío de las máquinas.

Matrix Revoluciones Ya hemos comentado en su momento que Matrix es el gran clásico de ciencia ficción de los 90. Es comparable a Star Wars, Blade Runner o El Señor de los Anillos (entre otros selectos), filmes que en los 70, 80 o 2000 se han establecido como pilares en la historia del cine, estableciendo nuevas temáticas, nuevos lenguajes cinematográficos y nuevos niveles de calidad en cuanto efectos especiales. Pero la característica sobresaliente de Matrix era su rasgo de sci fi pensante, que permitía su relectura en múltiples niveles. El éxito a nivel público y crítica animó (o empujó) a los hermanos Wachowski a despacharse con una trilogía.

Y si bien pasaron 4 años entre el original y las dos secuelas, algo se perdió por el camino, y pareciera que las ideas hubieran necesitado de más tiempo para depurarse. Toda la linealidad del concepto y el modo didáctico en que Matrix había explicado el mismo, termina por ser tirado por la borda en Matrix Recargado. Ciertamente Recargado no es un mal film – la acción es delirante, y hay ideas muy inteligentes desarrolladas en el film -, pero parece extasiarse en las acrobacias y olvidarse de explicar a nivel comprensible la trama que desea que los espectadores compremos. No sólo eso; complica la historia a niveles exhorbitantes, sin un prólogo que haga más digerible las cosas para una platea que tiene un recuerdo vago del primer film, desarrollado 4 años antes. Da la impresion que los hnos Wachowski se comienzan a enredar con sus propias ideas – el camino a seguir resulta vago -, pero dentro de todo, al ser la segunda entrega de una trilogía, merecía el beneficio de la duda.

Pero, lamentablemente en la tercera parte, las cosas van peor. Tampoco resulta ser un mal film – la acción resulta espectacular -, pero en cuanto a conceptos es definitivamente frustrante. Ya directamente los directores han abandonado a su suerte a la platea, la historia sobre el destino de Neo sigue un derrotero totalmente extraño, las ideas se complican a grados extremos, y – por lo que siempre será recordada Revoluciones – tiene un final absolutamente anti climático. Será original, pero es totalmente ilógico. Y por momentos uno hubiera querido que los hermanos Wachowski hubieran adoptado una receta más standard para dejar satisfecho al público.

Revoluciones tiene cosas absurdas. Neo se encuentra en coma, pero a su vez está vivo en la Matrix, atrapado en una estación de subte (Mobil Ave = Limbo) que es controlada por el Merovingio (a quien vimos en Recargado) y que es una suerte de pasaje entre el mundo real y la Matriz. Pero resulta inexplicable. Es cierto que los directores pretenden de que la historia siga una suerte de paralelismos con la Divina Comedia (la estación de tren sería una especie de purgatorio, donde los programas / personas que rompen las reglas aguardan el juicio de regresar a la Matriz o ser depurados), pero nunca queda claro por qué el Merovingio posee tal poder – él es el creador de la estación -. ¿El Merovingio es un programador con poder, un mortal o un programa renegado de la Matrix, al estilo del Oráculo?. No hay respuesta; la más probable es que se trata de un simple dispositivo del guión para generar secuencias de acción y cliffhangers (como dicen los americanos a esas secuencias de suspenso donde los héroes quedan en peligro hasta el próximo capítulo). Uno piensa en la injustificada (pero excelente) persecución en la autopista de Recargado, y está causada por acciones del Merovingio. Y acá hay un duelo a la Mexicana donde Trinity fuerza al Merovingio a decirle donde tiene a Neo. Resulta totalmente estúpido para un programa (o persona) con semejante poder, carece de sentido aún dentro de las reglas que quiere armar el film. Simplemente, es un tema mal resuelto.

También está el tema de la relación Trinity – Neo, que en Matrix Recargado no funcionaba, y acá resulta patético (en un momento, los hindúes de la estación de tren le dicen a Neo que ven amor en sus ojos (!)). Y es que directamente entre Reeves y Moss no hay química. En general, la saga ha intentado darle alguna carnadura a estos personajes, pero los resultados son lamentables. Ni la historia de Neo – Trinity, o las historias personales de la tripulación de Morpheus generan algo de humanidad para estos personajes. Consumen tiempo de proyección, y no aportan interés por el destino de dichos caracteres. Y además, porque en este tipo de obras tan conceptuales, es imposible generar tridimensionalidad a los personajes. Son peones en una teoría que intentan desarrollar los directores, amén de las secuencias de acción que incluyen en una historia apretada.

Es por eso que cuando llega la secuencia de la irrupción de las máquinas en Zion, el film pasa a una categoría similar a un videojuego. No resulta de interés qué caracter vive o muere. Es cierto que la secuencia es descomunal, pero los personajes no dejan de ser un clisé – la esposa de Link, antibelicista, que debe ir a la guerra; el novato que hace un acto heroico a último momento; el capitán aguerrido; la piloto intrépida; el comandante pesimista -, además de que, en los tiempos muertos, continúan con su bla bla bla sobre elección, destino y mesianismo, que no dicen nada nuevo y lastran al film.

En cuanto a las ideas, hay algunas interesantes. Smith es ahora un Némesis de Neo, similar en poder. Es un intento de contrarrestar el desbalance de la presencia del Elegido. Neo ahora tiene tanto poder que puede entrar a la Matrix sin conexión, y puede ejecutar sus poderes en el mundo real. Smith, contagiado con parte del “código” de Neo – cuando tuvieron contacto en el primer film – ha mutado, es un renegado y funciona como un virus, que se expande, contagia, asimila a los demás. Si Neo tiene poderes en este mundo, no suena ilógico que Smith haya podido pasarse al mundo real tomando un cuerpo. Y si cada cuerpo que asimila es la muerte cerebral (y por ende física) de un humano, es lógico que el virus Smith representa una amenaza para la Matrix (estaría matando a las baterías humanas). Cuando en un momento, Smith asimila al Oráculo, es cuando llega al pico del poder. Y la prueba de que es una amenaza, es ver como transforma al mundo virtual en un escenario apocalíptico.

Pero donde Revoluciones termina por desbarrancarse, es en la llegada de Neo a la Ciudad de las Máquinas. A mí se me ocurren algunos finales: uno standard, con Neo destruyendo todo y liberando a la humanidad. Otro, muy creativo, es que las máquinas pasaran a tener su propia Matrix, y vivieran en un mundo virtual donde creen que aún tienen el poder – mientras la humanidad se libera, y esta nueva Matrix fuera dominada por Neo -. Quizás aquí se hubiera precisado un guión standard, o uno escrito por Alejandro Jodorowski (como había pensado algo así para Duna), con un Neo omnisciente dominando todo como un Dios. En cambio, los hnos Wachowski optan por un final terriblemente ambiguo – Neo le ofrece a las máquinas una tregua a cambio de liberarla del virus Smith -, que resulta altamente insatisfactorio. No sólo uno espera una secuencia descomunal en vez de una simple pelea de artes marciales. Espera un triunfo resonante. Y por el contrario, el film termina en forma deprimente, con Neo como una especie de Jesús que ha dado la vida por la humanidad, pero sin lograr resultados totales – seguirán los humanos siendo criados como baterías viventes; las máquinas continuan dominando; ¿los humanos que han quedado vivos en Zion no seguirán liberando personas? -. No sólo es pésimo conceptualmente y desmerece los méritos que podía tener el film. Es un final tan abierto y que deja tantas interrogantes – ¿para una segunda trilogía? – que termina por hundir a la saga. Amén de la secuencia final, donde uno llega a pensar que toda esta batalla es en realidad un duelo de bandos – el bien y revolucionario, liderado por el Oráculo; y el mal y el orden, que representa el Arquitecto – donde los humanos son simples peones en una batalla por el dominio de la Matrix. Cualquiera fuera el caso, es definitivamente frustrante.

MATRIX

La saga de Matrix se compone de: Matrix, Matrix Recargado, y Matrix Revoluciones. Matrix Resurrecciones (2021) es una última entrega que pretende reiniciar la saga.