Crítica: La Máquina del Tiempo (2002) (The Time Machine)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2002: Guy Pearce (Dr Alexander Hartdegen), Samantha Mumba (Mara), Omero Mumba (Kalen), Orlando Jones (Holograma), Mark Addy (David Philby), Jeremy Irons (Uber-Morlock), Sienna Guillory (Emma), Phyllida Law (Mrs Watchit), Max Baker (Mugger)

Director: Simon Wells, Guión: John Logan, basado en el guión del film de 1960 escrito por David Duncan sobre la novela homónima de H.G. Wells, Musica – Klaus Bardelt

Trama: Nueva York, principios del siglo XX. El inventor Alexander Hartdegen pierde a su novia en un robo armado, justo en la noche que le proponía casamiento. Cuatro años más tarde la frustración de Hartdegen lo ha convertido en un ermitaño obsesionado con la idea de modificar el pasado, y para ello ha perfeccionado la idea de viajar en el tiempo. Con su máquina, regresa al pasado para evitar la muerte de su prometida pero termina por descubrir que lo sucedido es inevitable – Emma perece en otro accidente el mismo día -. Decidido a buscar la solución de la paradoja, comienza a viajar hacia el futuro. Lo que encuentra Hartdegen no es alentador; la Tierra ha colonizado la Luna y la humanidad vive en construcciones subterráneas en territorio selenita. Pero los trabajos de demolición han desviado al satélite de su órbita y choca con nuestro planeta. Hartdegen continúa avanzando hacia el futuro hasta llegar al año 802.701, donde encuentra a la paradisíaca civilización Eloi viviendo de la naturaleza. Pero la paz se termina cuando descubre a una raza subterránea llamada los Morlocks, que han evolucionado desde la época que la Luna chocara con el planeta, y ahora son una comunidad de caníbales que terminan por criar a los Eloi como ganado para su propio alimento.

La Maquina del Tiempo (2002) No soy un particular fan de la versión de George Pal de The Time Machine de 1960, aunque debo reconocer que tiene sus momentos. Me resulta bastante inconsistente en unas cuantas escenas y toda la parte de la historia desarrollada en el futuro de los Eloi y Morlocks es bastante tosca.

En el 2002 llega esta remake para la pantalla grande, de la mano del nieto del mismo H.G. Wells. No es la primera adaptación post Pal de la novela – hubo otras versiones para TV, bastante terribles -. La Máquina del Tiempo 2002 viene con todo el respaldo de Dreamworks, lo que garantiza una superproducción de calidad impecable.

Y si bien técnicamente es formidable (como cualquier producción que actualmente surja de las factorías de Hollywood), es un filme sorprendentemente torpe. Simon Wells podrá reclamar su derecho sanguíneo a realizar la adaptación, y podrá defenderse con el hecho de no ser un recién llegado a Hollywood – ha trabajado en numerosos proyectos de animación, como El Principe de Egipto -, pero dirigiendo actores es terrible. Guy Pearce, que es un actor bastante sólido, acá parece totalmente confundido entre las escenas: hay momentos en que parece una caricatura, y hay otros en que transmite sentimientos totalmente equivocados respecto a lo que pasa realmente en la trama en ese momento. En ningún momento logra despertar la simpatía del público y más se asemeja a un neurótico obsesionado con una idea disparatada antes que un idealista romántico.

A diferencia de la versión 1960 (en la que el film expresamente se basa), hay un setup romántico donde se intenta explicar los motivos del protagonista para armar el proyecto, pero resulta banal. No es que la idea esté mal, pero la dirección es tan torpe que uno no siente ni la angustia de Pearce, ni le interesan los motivos del personaje para realizar su búsqueda. Es una lástima porque resulta interesante la idea que intenta desarrollar: el pasado es imposible de cambiar, no existen paradojas temporales en tal sentido, y si uno cambia algo, de alguna forma va a suceder inevitablemente de modo que siempre se obtienen los mismos resultados.

El problema de este setup es el enfoque. En la versión de 1960 el científico buscaba explicar sus teorías sobre el tiempo a través de la máquina, lo que era mucho más interesante. Aquí, al intentar darle un enfoque romántico – con cierto tufillo al Drácula de Coppola, con el tema de los amantes perdidos en el tiempo que quieren reencontrarse – precisaba más tiempo para darle carnadura al personaje de Hartdegen (y que resultara interesante). Por el contrario, el científico neurótico termina por viajar al futuro y encontrar una parafernalia de efectos especiales sin que a uno le interese demasiado su suerte. Hay algunos reciclados de escenas de la versión 1960 con bastante estilo: la máquina del tiempo es impresionante pero no deja de perder el estilo victoriano del aparato que guiaba Rod Taylor; el científico sigue viendo el paso de las épocas desde su ventana, el crecimiento de las plantas, los cambios de ropa en los maniquíes de la tienda de enfrente, etc.; y en vez de un satélite nuclear, ahora lo que cae a tierra es la misma Luna, en una escena breve pero impresionante. La llegada a la época de los Eloi y Morlocks es mejor que la de los 60. Los Eloi ahora hablan y son una civilización pacífica (compuesta por morenos, la evolución de la raza humana) mientras que los Morlocks lucen como demonios atemorizantes. El problema es que la historia va a los saltos – nunca se explica que pasó con la máquina, ni cómo Mara dió con Alexander -, amén de que Jeremy Irons aparece fugazmente como el líder pensante de los Morlocks para dar unas explicaciones breves del caso y perecer en cuestión de instantes. El final es simplemente exhorbitado y carente de lógica.

Uno puede ver que en el fondo hay una semilla de lo que podría haber sido un buen filme, pero así como está reclama a gritos otro director que no fuera Simon Wells. Es una película muy despareja, donde el director se embarra con los problemas del guión (y su propia impericia), y no hace nada más para mejorarlo.

LA MAQUINA DEL TIEMPO

La Máquina del Tiempo (1960) es la versión clásica de George Pal. La Máquina del Tiempo (2002) es la remake