Crítica: Machete (2010)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2010: Danny Trejo (Machete), Robert De Niro (senador McLaughlin), Jessica Alba (Sartana), Steven Seagal (Torrez), Michelle Rodriguez (Luz), Jeff Fahey (Booth), Cheech Marin (padre), Don Johnson (teniente Stillman), Lindsay Lohan (April)

Director: Ethan Maniquis & Robert Rodriguez, Guión: Robert Rodriguez & Alvaro Rodriguez

Trama: Machete es un ex policía mexicano de frontera que ha sobrevivido a un feroz atentado contra su vida por parte del líder mafioso Torrez, pero ha perdido a toda su familia en el mismo. Ahora Machete se encuentra clandestinamente en Estados Unidos y hace contacto con un oscuro hombre de negocios llamado Booth, quien desea que asesine al racista senador Mc Laughlin – el que planea cerrar la frontera y establecer leyes más duras contra los ilegales -. Pero todo resulta ser un trampa para aumentar la popularidad del senador y obtener el respaldo a sus restrictivas políticas inmigratorias. Ahora Machete es buscado tanto por la policía como por los hombres de Booth – quien resultó ser un lugarteniente de Torrez y desea eliminar todos los cabos sueltos -. Pero este mexicano es terriblemente peligroso, especialmente cuando tiene algo afilado entre sus manos, y pronto comenzará a despedazar a sus enemigos bajo el peso de su gigantesco machete.

Machete Machete es la expansión a formato de largometraje del falso trailer que Robert Rodriguez había rodado para el proyecto (en dupla con Tarantino) de Grindhouse. De hecho es la materialización de un viejo sueño de Rodriguez que data de 1993, cuando el mexicano desembarcaba en Hollywood y conoció a Danny Trejo, a quien concibió como una suerte de versión latina de Charles Bronson. Desde entonces Rodriguez ha impulsado el proyecto, cosa que le costó 17 años concretar. Y aunque Danny Trejo está más gordo, petiso y viejo que nunca (el tipo tiene 66 años!), tiene el carisma intacto para despacharse como héroe de acción latino en toda su gloria. Rodriguez ha inventado el mexploitation, y acá monta una deslumbrante opera de excesos, aunque la trama no es tan fluída como debiera.

A mí me gustaba Rodriguez cuando era un buen imitador de Sergio Leone, lo que ocurría tanto en El Mariachi como en su secuela Desperado. Luego se hizo amigote de Quentin Tarantino, y pasó a ser una mediocre copia de éste (no le salen los diálogos excéntricos ni maneja tan bien las troupes de personajes estrafalarios). Eso no quita que las películas de Rodriguez no sean buenas, pero tienen baches narrativos y mezclan grandes excesos con momentos de insoportable seriedad. Es un tipo muy virtuoso en lo visual, pero descuidado respecto de los guiones que escribe. Eso mismo se repite en Machete, en donde el relato va a los saltos en más de una ocasión. También es posible que tenga que ver con ello la característica de producción multiestelar, en donde tantos astros figuran juntos en el casting pero en la realidad difícilmente rueden escenas juntos. Ello es particularmente notable en un puñado de casos: todas las escenas con Lindsay Lohan están insertadas con calzador e incluso parecen rodadas después de haber terminado el filme; la participación de Steven Seagal está levemente mejor incorporada al relato, pero no llega a compartir más de 10 minutos de escena con otro compañero de elenco, y el resto del tiempo se la pasa charlando vía webcam; y así ocurre con un par de intérpretes más.

A su vez, hay momentos en que el filme se toma muy en serio a sí mismo. Un dato curioso es que Rodriguez ha usado a Machete como escenario para despacharse con una crítica foribunda a las políticas inmigratorias americanas (tal como las recientes leyes del estado de Arizona), que son cada vez más xenófobas. Ciertamente es una causa noble, pero ver a gente haciendo discursos de barricada en medio de un show de excesos gore termina por desembocar en un espectáculo bizarro. Mientras que en el 50% de los casos hay un odio sincero y sanguíneo en contra de los racistas norteamericanos, el otro 50% se reparte en un delirio descerebrado, con organizaciones de ilegales armadas hasta los dientes y entrando en guerra con senadores corruptos, oscuros hombres de negocios y jefes de la droga. Es un mix muy raro, de algo real mezclado con algo completamente disparatado.

Eso no quita que cuando Danny Trejo pela su cimitarra mexicana Machete se convierta en un delirio fabulosamente divertido. Rodriguez hace lo mismo que Alexandre Aja en Pirañas 3D, y filma las matanzas de una manera gloriosamente excesiva. El tema es que, cuando la acción se calma, todo pasa nuevamente a descansarse en el desparejo guión y en la calidad de los intérpretes. Danny Trejo es una gloria, Jeff Fahey se deleita con su villano, Steven Seagal está ok (y sigue sin disimular su gordura), Don Johnson disfruta matando ilegales en la frontera como si fuera un deporte, y hasta Michelle Rodriguez está sexy; pero Jessica Alba es un bochorno en cada una de sus apariciones, y Lindsay Lohan parece descolgada, sin propósito en la trama. Para colmo, la mitad de sus apariciones (que son desnudos) están cubiertas por un doble, así que la actuación de la problemática estrella no deja de ser nominal.

Machete es delirante cuando está en movimiento; en el medio, las cosas son bizarras y no en el mejor sentido de la palabra. ¿Mexploitation con mensaje político?. Así es, y el resultado es algo extraño. Podría haber sido mucho mejor si no tuviera esos seudo momentos de seriedad. Igual, es mucho mejor que Planet Terror – el opus anterior de Rodriguez -, y a Trejo le sobra personalidad aunque tenga 80 años. Era el protagónico que se merecía.

GRINDHOUSE

Grindhouse es un film doble de Robert Rodriguez y Quentin Tarantino que analizamos en sus partes por separado: Grindhouse: Planeta del Terror y Grindhouse: A Prueba de Muerte . Posteriormente se desarrollarían tres filmes basados en los falsos trailers que acompañaban a Grindhouse: Machete (2010), su secuela Machete Mata (2013), y Vagabundo con una Escopeta (Hobo With a Shotgun) (2011)