Crítica: Looper, Asesinos del Futuro (2012)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2012: Joseph Gordon-Levitt (Joe), Bruce Willis (viejo Joe), Emily Blunt (Sara), Paul Dano (Seth), Jeff Daniels (Abe)

Director: Rian Johnson, Guión: Rian Johnson

Trama: Año 2074. Norteamérica está sumida en el caos y reina el crimen organizado. Los viajes en el tiempo son posibles pero ilegales, y son monopolizados por las organizaciones mafiosas, quienes envian a sus victimas 30 años al pasado para que sean asesinadas por sicarios conocidos como loopers o “bucleros” – los cuales se encargan de disponer de los cadáveres, algo que resulta imposible en el futuro -. Ahora estamos en el año 2044 y vemos la historia de Joe, un looper que ha estado acumulando una gran cantidad de dinero para su retiro. Pero algo extraño ha estado ocurriendo y es que los loopers se han topado con que sus próximas víctimas han sido las versiones futuras de sí mismos – con lo cual cierran el bucle temporal y acceden a su jubilación inmediata a cambio de una enorme suma de dinero -. Dicha orden ha sido impartida por el jefe de la mafia organizada del año 2074, al cual se le conoce como Rainmaker o el Hacedor de Lluvias. Pero ahora Joe ha llegado a dicha instancia y, para colmo, su versión del futuro ha logrado escapar. Al no concretarse el asesinato, una paradoja temporal ha comenzado a generarse, la que sólo puede solucionarse con el homicidio del Joe del futuro; pero éste ha regresado al 2044 para matar a Rainmaker – quien aún es un niño – y, de ese modo, detener la orden de su propia ejecución. Con visiones antagónicas de sus propias misiones, no pasará mucho tiempo antes que las versiones del presente y del futuro de Joe se enfrenten en un duelo a muerte.

Looper, Asesinos del Futuro (2012) A veces uno se topa con una película excepcionalmente inteligente cuyo final es meramente adecuado. Ese es el caso de Looper, Asesinos del Futuro. Durante 110 minutos se dedica a explorar en profundidad – y de manera fascinante – todas las paradojas posibles de los viajes en el tiempo; y, cuando llega la hora del climax, se despacha con una resolución que es prolija pero que a uno le deja sabor a poco en la boca. Quizás sea una sensación injusta, provocada por todo el deslumbrante desarrollo previo generado por el director y guionista Rian Johnson, y al cual le exigíamos una descomunal genialidad para apagar la luz y bajar la persiana, pero es más una cuestión de perspectiva que de balance. De acá a un tiempo, en una nueva revisión del filme – y siendo menos venales – coincidiremos en que no existía otro climax posible que el que figura en la cinta.

Looper (que traduciré como “buclero”) es una película de viajes en el tiempo. En general el género de los viajes en el tiempo es uno bastante bastardeado por la ciencia ficción, simplemente porque la mayoría de los autores eligen caminos fáciles para resolverlos: mandan a alguien de esta época al pasado a detener a Hitler (y, de paso, mostrar una tonelada de material de archivo, algo muy propio de la serie El Túnel del Tiempo), o lo despachan al futuro, a pelear contra los Morlocks en algún escenario post apocaliptico. En dichos casos el pasado es inalterable – surgen caminos alternativos, p.ej. nace Joe Perez y hace lo mismo que Hitler -, o el viaje al futuro es una simple excusa para despacharse con una aventura en un escenario fantástico pleno de decorados raros. Hay pocos casos en donde los autores han jugado inteligentemente con la premisa y la han llevado más allá, entre los que figura la trilogía clásica de Volver al Futuro, Primer y hasta FAQ Sobre los Viajes en el Tiempo. A ellos se suma Looper, Asesinos del Futuro, la que se anima a explorar la paradoja de poner a dos versiones de la misma persona – la actual y la del futuro – en el mismo escenario y jugar con la idea de que una de ellas puede alterar al instante los recuerdos / la vida / la evolución de la otra y viceversa.

Los loopers son asesinos a sueldo. Sus victimas se las mandan desde el futuro – en donde los equipos CSI son tan sofisticados que resulta imposible esconder los cadáveres -, y los chivos expiatorios viene atachados con lingotes de plata, los cuales hacen las veces de pago. Estos loopers son organizados por Abe (el siempre versátil Jeff Daniels, que compone a un afable jefe de asesinos), quien los recluta y monitorea. Los “bucleros” se llaman así porque, llegado el caso, deberán matar a su versión del futuro de sí mismos – cerrando el bucle -y, a partir de entonces, dispondrán de treinta años para disfrutar de la fortuna que han acumulado.

Por supuesto las cosas no salen bien para Joseph Gordon-Levitt (con toneladas de maquillaje para brucewillizarlo) cuando se enfrenta al geronte de su otro yo del futuro; el problema es que el tipo es extremadamente letal aún sin armas, y lo deja inconsciente en un abrir y cerrar de ojos. Resulta que Bruce Willis ha encontrado la felicidad en brazos de una mujer, la cual ha sido asesinada por un mafioso conocido como Rainmaker y que es quien lo ha mandado al pasado para freirlo. Pero Willis se ha dado maña para sobrevivir el viaje y va en busca de la versión infantil de Rainmakerbien onda Terminator -, para lo cual tiene algunas pistas de dónde hallarlo. Mientras tanto, Gordon-Levitt sólo desea liquidar a Willis para jubilarse, amén de esquivar a las huestes de Jeff Daniels, quienes no están muy contentos de que las cosas se salieran de control y quieren cerrar la paradoja con una o, si es necesario, dos muertes – las de las versiones presente y futura de Gordon Levitt -.

Si bien uno pone algunos reparos al inicio del filme – ¿nadie más en el futuro puede viajar en el tiempo? ¿siquiera la policía? -, la premisa pronto comienza a transformarse en algo absorbente, especialmente cuando el filme pasa la primera hora. Es cierto que el filme explora de manera fascinante los mecanismos de las paradojas temporales – cosas que hace Gordon Levitt provocan cambios instantáneos en los recuerdos de Bruce Willis -, pero la cosa se pone mejor cuando vemos que estos personajes se ven forzados a tomar decisiones morales peliagudas con tal de cambiar (o preservar, según se trate de la óptica de la versión vieja / nueva del protagonista) la versión de la historia que más les conviene. Casi diría que todo esto se trata de un problema de moral y redención, en donde uno – decidido a defender su bienestar – termina haciendo muchísimo mas daño que si directamente no obrara. ¿Acaso la versión futura del protagonista es tan valiosa que merece tantas muertes? ¿Acaso su misión no es de un supremo egoismo? ¿O acaso la versión actual sea la egoista, pensando sólo en la fortuna y el retiro, y no midiendo las consecuencias de su inacción?. Es dificil tomar partido, más cuando ambas versiones del personaje están interpretadas por actores que merecen nuestra gracia. Será porque son anti héroes, individuos torturados por sus pasados que se han redimido y que intentan justificar el rumbo de sus acciones desde su propio punto de vista moral… el cual nunca termina por ser equlibrado.

No sé si la palabra adecuado para calificar a Looper, Asesinos del Futuro es “satisfactoria”. Es apasionante, sin dudas, pero creo que en un momento el libreto desvía su atención, centrándose demasiado en el tema del asesinato de la versión infantil del futuro jefe mafioso – y la sub trama de los poderes síquicos -, cuando en realidad el punto central pasa por el quiebre moral del protagonista (actual y futuro). Incluso diría que la historia tiene cierto tufillo a western, en donde el protagonista depura su conciencia a la hora de enfrentarse con su enemigo – durante media película nos pasamos esperando que haya un gran duelo en la granja que regentea Emily Blunt -. Por lo demás Looper, Asesinos del Futuro es una película inteligente, bien armada y bien interpretada.

Looper es un gran filme, aunque uno con un par de detalles – yo le hubiera sacado todo el tema de la telekinesis -. Eso no quita que uno reconozca a una obra absolutamente original cuando la tiene enfrente, pero quizás le hubiera venido bien un par de ajustes y una pequeña pulida. Eso no quita que entre al panteón de los mejores filmes sobre viajes en el tiempo, simplemente porque juega con mucha inteligencia con todos los factores posibles y los explica de manera lógica y didáctica. Y eso, para mí, de por sí solo merece un sobresaliente.