Crítica: Un Hombre Lobo Americano en Londres (1981)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1981: David Naughton (David Kessler), Jenny Agutter (Alex Price), Griffin Dunne (Jack Goodman), John Woodvine (Dr Hirsch)

Director: John Landis, Guión: John Landis

Trama: David y Jack son un par de mochileros norteamericanos que se encuentran vagando por el norte de Inglaterra. Pero el dúo es atacado violentamente por una criatura durante una noche en que se encontraban de camino a un pueblo. Al recobrar la conciencia, David es notificado que Jack ha muerto y que ambos han sido víctimas de un maníaco, el cual fue abatido por los pobladores. Mientras David duda de la versión oficial, comienza a recibir la visita del fantasma de su amigo muerto, el cual le dice que el atacante de ambos ha sido un hombre lobo y que pronto David se convertirá en uno de ellos. Y si bien el joven piensa que todo se trata de alucinaciones, la inminente luna llena terminará por demostrarle la cruel realidad de la manera más sangrienta posible.

Arlequin: Critica: Un Hombre Lobo Americano en Londres (1981)

  La leyenda dice que John Landis trabajaba como asistente de producción en El Botin de los Valientes (1970) cuando una noche, de regreso de la filmación, vio un cortejo fúnebre gitano y quedo fascinado con los rituales que los ancianos le hacían al difunto para que no pudiera regresar a la vida. Inmediatamente se puso a desarrollar el primer script de Un Hombre Lobo Americano en Londres, al cual terminaría de cajonear durante más de una decada. No sería hasta el éxito de The Blues Brothers y Animal House que Landis obtendría poder artístico y económico como para materializar su viejo libreto. Incluso el experto en maquillaje que tenía apalabrado – Rick Baker – lo esperaría durante años, hasta que recibió el llamado de Landis en 1981. Baker abandonaría el rodaje de otro filme de hombres lobo – Aullidos, la que junto con Un Hombre Lobo Americano … y Wolfen convertirían a 1981 en el año favorito de la licantropía -, se uniría al proyecto de Landis, crearía unos inolvidables efectos especiales y se llevaría el Oscar al mejor maquillaje de aquella temporada.

En realidad Un Hombre Lobo Americano en Londres es un filme extraño. Es una gran película de terror que viene de la mano de un director de comedia, y a su vez es una gran comedia negra dirigida por un tipo que, a partir de aquí, comenzaría a incursionar en el género fantástico. Es como si Judd Apatow dirigiera una versión de Drácula que revolucionara el género. El otro punto es que el filme no se siente en absoluto como una producción norteamericana, sino que parece una cinta de la Hammer. A los americanos le gustan los efectos, el gore y el shock cada cinco minutos; pero acá hay algo mucho más gradual, concentrado en el desarrollo de los personajes, salpicado de un humor moderado, con un suspenso muy medido, y con una criatura que recién aparece con toda su furia en los últimos minutos de la película (y de qué manera!). A excepción del dúo de David Naughton y Griffin Dunne, el resto es 100% británico, no sólo en actores y locaciones sino también en clima.

Es curioso ver cómo semejante experimento ha terminado por plasmarse de una manera mucho mejor a la esperada por el propio Landis. Lo que hace Landis es tomar textualmente el folklore cinematográfico del hombre lobo y satirizarlo, y lo hace de una manera tal que termina por generar algo completamente fresco – creando posiblemente la mejor película de hombres lobo de toda la historia -. Décadas antes de que Kevin Williamson se pusiera autorreferencial y paródico sobre el género slasher en Scream, Landis hacía lo mismo en 1981 sobre los licántropos. David Naughton y Griffin Dunne discuten cómo matar a un hombre lobo basándose en la mitología cinematográfica. Naughton sigue con fidelidad el karma de Lon Chaney Jr. – el inocente conflictuado por su maldición, la advertencia a su amada para que lo mate -, sólo que mechado con mucho humor (como cuando el protagonista se despierta en el zoológico, que es hilarante, o las visiones de su putrefacto amigo acompañado de sus numerosas víctimas de la noche anterior). Y por último las cosas se desencadenan de la peor manera posible. El final es algo abrupto, pero sólo las obras maestras se pueden dar el lujo de terminar de manera pesimista.

Si bien el libreto y las actuaciones son excelentes, hay un puñado de escenas que convierten al filme en un clásico de culto instantáneo: la sangrienta carnicería en Picadilly Circus, el ataque de la criatura al pasajero del subterráneo, y la memorable transformación de David Naughton en hombre lobo. Aún 30 años después de su estreno, no he visto ningún hombre lobo mejor que el de este filme – si bien la criatura no se ve bien en primeros planos y parece un oso mutante -. Ni siquiera Rick Baker llegaría a su propio nivel con los terribles FX de El Hombre Lobo 2010.

Un Hombre Lobo Americano en Londres es brillante. Es cómica, shockea cuando corresponde, tiene personajes realmente queribles e interesantes (y por eso nos importa tanto su suerte), y se mantiene fresca e irrepetible aún con 3 decadas de antigüedad sobre sus hombros. Posteriormente John Landis caería en desgracia – la muerte accidental de Vic Morrow en el set de filmación de La Dimensión Desconocida: La Película -, intentaría sin éxito repetir su hit – con una versión vampírica en Inocent Blood (1992) o produciendo la temible secuela Un Hombre Lobo Americano en Paris (1997) -, y quedaría sepultado en el olvido. Para el 2010 está anunciado su demorado comeback con Burke & Hare, una comedia negra sobre dos profanadores de tumbas del siglo XIX.