Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco
USA, 2017: Keanu Reeves (John Wick), Riccardo Scamarcio (Santino D’Antonio), Ian McShane (Winston), Ruby Rose (Ares), Common (Cassian), Laurence Fishburne (Bowery King)
Director: Chad Stahelski, Guión: Derek Kolstad
Trama: El asesino a sueldo John Wick sigue sin obtener la paz que precisa para llorar su difunta esposa. Ahora es un mafioso italiano, Santino D’Antonio, quien le exige una deuda de honor sellada con su propia sangre. A regañadientes Wick acepta el encargo – para asesinar a la hermana de Santino, de manera de que éste pueda ocupar su silla en el alto consejo mafioso -, pero pronto descubre que todo se trata de una trampa. D’Antonio está dispuesto a eliminar a Wick para eliminar a los testigos de su conspiración y, para ello, ha abierto un contrato internacional en donde pagará 7 millones de dólares a quien logre matar al implacable sicario. Huyendo como puede, Wick deberá buscar aliados entre los escasos amigos que posee… lo cual le dará el tiempo suficiente para reponerse y rearmarse. El Cuco está de regreso, y esta vez está decidido a liquidar a D’Antonio de una vez y por todas… aunque ello suponga el odio y el rechazo de toda la comunidad criminal internacional.
El cómo una franquicia impactante y popular como John Wick junta monedas en la taquilla es todo un misterio para mí. La primera recaudó cerca de 90 millones de dólares a nivel mundial (contra un presupuesto de 20), y la segunda llegó a 161 palos verdes. Chauchas, considerando que aún franquicias flojas como Star Trek (cuyo mejor momento pasó hace rato) rozan los 400 millones de dólares a nivel mundial… y ni que hablar de los tanques billonarios producidos por Disney y Marvel.
John Wick es un éxito que salió de la nada, y que tuvo mucho mas suceso en video que en la taquilla. La critica la alabó a morir, y fue la recomendación boca a boca lo que garantizó su popularidad y su segura secuela. Lástima que los espectadores de las correrías del asesino implacable parecen quedar reducidos a un pequeño núcleo de fans del cine de acción ultraviolento. El público llena de dinero los bolsillos de Tyler Perry con sus bodrios inacabables… ¿y no son capaces de aportar unos dólares para un filme que vale la pena por la causa?.
Honestamente, John Wick 2: Un Nuevo Dia Para Matar es mas de lo mismo. Como los directores se volvieron famosos, decidieron partir rumbos y abarcar proyectos por separado – David Leitch se fue para rodar la wickiana Atomic Blonde y tiene en carpeta Deadpool 2; Chad Stahelski (que dirige aquí) tiene agendado el reboot de Highlander -, pero da la impresión que parte de la magia que hacía a la saga se fue con Leitch. Ciertamente uno le ve el pelo al huevo, pero acá las coreografías parecen algo mas lentas (por lo menos, las del principio del filme), y hasta el personaje parece menos despierto. El tipo sabe que lo van a estafar, acepta el último y forzado trato que le adeuda a un mafioso italiano… y después, ante la catarata de traiciones, termina haciendo lo que debió haber hecho en el primer momento; matarlos a todos de la manera mas violenta posible.
Si las peleas se ven algo mas lentas y Wick tiene algo menos de chispa, al menos por acumulación de coreografías descontroladas la secuela se gana su respeto. Cuando Keanu Reeves entra en calor – ojo, que le estamos pidiendo stunts de la gran siete a un tipo con 52 años! -, despacha flacos de la manera gloriosa como solo él sabe. Ya sea el teaser – recuperando su Mustang Mach 1 después de despanzar una tonelada de mafiosos rusos en el taller de Peter Stormare -, la fuga a sangre y fuego a través de las catacumbas romanas, o la batalla final en Nueva York, el tipo es excitante por los disparates que comete. Como “¿conoces el chiste en que hay dos asesinos en un bar, John Wick y un lápiz?”, que resulta tan chocante como gracioso, o las increibles piruetas que tiene que hacer para matar sicarios recargando balas al vuelo – sacándole cargadores a las victimas que ha dejado desparramadas por el piso – para seguir avanzando terreno hasta llegar al capo mafia que lo ha traicionado.
Sí, las peleas lo son todo aunque la trama no deje de ser un reciclado de la primera – el tipo se ve obligado a salir de su retiro para recuperar algo / saldar una deuda, y no terminan por respetar la honorabilidad de su acuerdo -. La pelea bestial entre Reeves y Common debe figurar entre las mas violentas de la historia del cine. Pero si John Wick 2 no tiene suficiente originalidad en la historia de base, lo que lo compensa – además de las brutales coreografias de acción – es la expansión de toda la fascinante mitología sobre las sociedades secretas de asesinos que se encuentran extendidas por todo el mundo (y que el primer filme apenas avizoraba). En mas de un sentido es un universo que opera como una versión comiquera de El Padrino – o de las cosas que mas nos fascinaban del filme de Francis Ford Coppola, que era ese submundo ilegal pleno de reglas de honor que bordeaban el código de ética samurai: asesinos con límites autoimpuestos, conversaciones urbanas de paz entre enemigos a muerte luego de haber librado una sangrienta guerra, la defensa a muerte de la familia y la existencia de organizaciones secretas que monitorean (y corrigen) la actividad ilegal de sus integrantes si estos rompen alguna regla -. Expandir el submundo del hotel Continental – un territorio neutral y desmilitarizado, con conexiones de inteligencia en todo el planeta y donde los asesinos tienen su base de operaciones – es realmente apasionante. Sume a eso algunas deudas de honor con otras sociedades marginales – incluyendo el cameo sobreactuado de Lawrence Fishburne – y tenemos una receta comiquera gloriosa en donde cada fotograma funciona como la viñeta de un fumetti italiano – tan amante de los personajes oscuros y los antihéroes -.
John Wick 2: Un Nuevo Dia Para Matar sigue siendo una pelicula formidable y recomendadísima. Quizás pierde menos tiempo que la primera para meternos en el rollo, pero la original tenía el placer de la sorpresa. Acá es mas de lo mismo, mejor hecho (en algunos casos) y condimentado con especias sabrosisimas, las cuales camuflan de maravilla el gusto a reciclado.