Crítica: Jesucristo, Cazador de Vampiros (2001)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Canada, 2001: Phil Caracas (Jesús), Murielle Varhelyi (Maxine Schreck), Maria Moulton (Mary Magnum), Tim Devries (padre Eustace), Ian Driscoll (Johnny Golgotha), Josh Grace (Dr. Praetorious)

Director: Lee Demarbre, Guión: Ian Driscoll

Trama: Se suceden numerosos asesinatos de lesbianas en Canadá, y el padre Eustace sospecha que se tratan de vampiros. Por ello acude a Jesucristo, quien pronto se pone ropas de civil y sale a cazarlos. Con la ayuda de María Magdalena (que ahora se hace llamar Mary Magnum) y el luchador mexicano Santo el enmascarado de plata, Jesús comienza a exterminar criaturas de la noche; pero los vampiros asestan duros golpes a las fuerzas del bien y la lucha parece interminable.

Crítica: Jesucristo, Cazador de Vampiros (2001) Jesus Christ Vampire Hunter viene de Odessa Films, una productora independiente canadiense cuyos talentos creativos son Lee Demarbre e Ian Driscoll. Comenzaron rodando cortos a fines de los 90, pero recién con esta película obtendrían cierta repercusión que le permitiría llegar a rodar filmes serie B con presupuestos potables.

Jesus Christ Vampire Hunter es un típico producto serie Z. Actores amateurs, rodajes con dos mangos hechos durante los fines de semana a lo largo de dos años de producción, rubros técnicos deficientes. Ciertamente parte de una premisa tan interesante como riesgosa – utilizar la figura de Jesucristo como destructor de vampiros -, pero el film se dispara para el lado de la comedia, posiblemente para que los inquisidores de turno no se ensañen con la película. Por ello aparece Jesús, pero el personaje sólo está cinco minutos en su aspecto tradicional y es rápidamente mutado a Phil Caracas con pelo corto, arito, remera y jeans. Las referencias religiosas siguen, pero las alusiones personales a Jesús son bastante diluídas.

Es una película completamente descerebrada. Pero la premisa promete mucho más de lo que el filme realmente entrega. Uno no puede negar que pasa un rato realmente entretenido con Jesús combatiendo vampiros a puro golpe de karate, canciones bizarras que aparecen en cualquier momento y lugar, personajes disparatados por doquier, y peleas absurdamente malas; pero la dirección, el libreto y fundamentalmente la falta de presupuesto terminan por atentar contra sus nobles intenciones. En algunos momentos da la impresión que se tratara de El Ataque de los Tomates Asesinos dirigida por John Waters: hay curas punk, vampiras lesbianas, científicos dementes, víctimas lesbianas, luchadores de catch, cazadoras lesbianas, y ateos que se alían con los vampiros. Ah! Y también hay lesbianas. Todo el cast femenino es horrible y posee la misma delicadeza que un cuerpo de bomberos. Pero aquí todo el tema del lesbianismo pasa por la misma ingenuidad absurda que ponía John Waters en sus filmes; e incluso Phil Caracas – que interpreta a Jesús y se ve que no es más alto que una heladera de oficina – se ve minúsculo cuando es rodeado por las amazonas, produciendo un efecto cómico recurrente en la cinta.

Jesus Christ Vampire Hunter es ciertamente una película de culto pero no un clásico. Tiene un humor zumbón basado en lo bizarro de sus ideas, pero tiene un timing muy desprolijo a la hora de entregar las carcajadas. Hay algunas ideas festejables – la inclusión de un clon de el Santo, el wrestler mexicano, que es un tema recurrente en todos los filmes de Lee Demarbre; el combate final con Jesús bendiciendo la cerveza, tomando sorbos y escupiéndolos a la cara de los vampiros para liquidarlos como si fuera agua bendita; la pelea con Praetorius, que usa los intestinos de una de las victimas como si fuera un nunchaku (¿una idea tomada de préstamo por Plaga Zombie: Zona Mutante?) – pero todo tiene una ejecución medianamente pobre. Decididamente es un film que merece una remake con mayor presupuesto y un guión un poco más pulido.