Crítica: La Isla Misteriosa (1961)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1961: Michael Craig (Capitán Cyrus Harding), Herbert Lom (Capitán Nemo), Joan Greenwood (Lady Mary Fairchild), Gary Merrill (Gideon Spillett), Michael Callan (Herbert Brown), Beth Rogan (Elena), Percy Herbert (Sargento Pencroft), Dan Jackson (Neb)

Director: Cy Endfield, Guión: John Prebble, Daniel Ullman & Crane Wilbur, basados en la novela homónima de Julio Verne

Trama: Año 1865, Guerra de Secesión norteamericana. Un grupo de soldados de la Unión liderados por el capitán Cyrus Harding logra escapar en globo de la prisión en donde se hallaban recluídos; pero al carecer de experiencia de vuelo, son llevados por las corrientes de aire hasta un punto remoto en el sur del Océano Pacífico, aterrizando de emergencia en una isla desierta. Allí el grupo deberá ingeniarse para sobrevivir, mientras descubren indicios de que la isla es periódicamente visitada por los piratas para reaprovisionarse de víveres. Como si los peligros fueran pocos, comienzan a toparse con animales gigantes, los que a duras penas logran combatir. Y tras la aparición de las enormes bestias terminarán por descubrir la presencia de un hombre extraño en la isla, el cual les ayuda anónimamente salvándolos de los peligros y proveyéndoles herramientas y armas. El hombre en cuestión es el enigmático capitán Nemo, quien se ha refugiado con el Nautilus en la isla y ha sobrevivido a una misteriosa enfermedad que ha diezmado a la tripulación de su submarino. Ahora Nemo, Harding y el resto del grupo tendrán el tiempo contado para encontrar una vía de escape, ya que el volcán de la isla ha entrado en una fase de inestabilidad, amenazando con estallar de un momento a otro.

La Isla Misteriosa (1961) La Isla Misteriosa es la secuela que Julio Verne escribió en 1875 para su inmenso éxito 20.000 Leguas de Viaje Submarino (1870). En cuanto al cine, la Disney había plasmado la aventura original de Verne con gran fidelidad y buen gusto en 1954, transformándose en un enorme hit y disparando una moda de adaptaciones del escritor francés que duraría al menos una década. Aquí la dupla del productor Charles Schneer y el animador Ray Harryhausen se hicieron cargo de montar la secuela, contando con la dirección del sólido Cy Endfield – quien daría a luz, años después, el clásico Zulú (1964) -. El resultado final es una fantástica aventura de matineé, cuya mayor contra es desperdiciar la presencia de un personaje tan fascinante como la del capitán Nemo, reduciéndola a una especie de cameo en los minutos finales del filme.

La película sigue con gran fidelidad a la novela de Verne. Hay un excitante viaje en globo, la llegada a una isla desierta, y una narrativa propia de las aventuras de Robinson Crusoe (el filme alude explícitamente a la novela), con la lucha por la superviviencia y peleas con piratas. En donde la película añade su cuota de delirio es con la aparición de criaturas gigantes, lo sirve de excusa para que Ray Harryhausen exhiba todos sus talentos con la animación stop motion. Si bien hay cosas que están ok – como el cangrejo gigante -, el resto de las criaturas no está tan logrado, y sin dudas no es la hora más brillante del animador.

Acá el filme funciona como una secuela directa de la versión Disney de 20.000 Leguas de Viaje Submarino. El diseño del Nautilus es idéntico, y la caracterización de Herbert Lom (el jefe Dreyfuss de La Pantera Rosa!) pasaría perfectamente como la versión envejecida de James Mason. Aquí Nemo es una especie de Deus Ex Machina que ayuda a los náufragos cuando las papas queman, y que permanece en las tinieblas la mayor parte del relato. El problema que su aparición se demora demasiado – Lom hace su entreé 15 minutos antes de los créditos finales -, y no le da tiempo al personaje como para desarrollarlo como corresponde. Mientras que en la novela original Nemo simplemente era un anciano que se moría de viejo, aquí es un benefactor de la humanidad que ha trabajado con ingeniería genética – bah, en los años 60 ni siquiera existía ese término – para crear plantas y criaturas gigantes, acabar con el hambre y terminar de ese modo con la guerra. Pero es un plan bastante naif, amén de que el perfil del personaje va a contramano del beligerante misántropo que había compuesto James Mason en 1954. Aquí se precisaban unos minutos extras de rodaje como para explicar por qué Nemo había evolucionado mentalmente hasta ese punto. Con tan poco tiempo en pantalla, lo de Nemo / Lom se reduce a un lujoso cameo de último momento.

Eso no quita que durante el 90% restante La Isla Misteriosa funcione perfectamente como una aventura. Incluso el climax es notable, con un show de efectos especiales para la hecatombe volcánica, fruto de la factoría Harryhausen. Quizás las soluciones de ingeniería que presenta el filme a último momento no suenen muy creíbles, y del mismo modo uno piensa en por qué Nemo no se decidió antes a ayudar a los náufragos con su plan de escape. Pero, mientras dura, La Isla Misteriosa es una sólida película de matineé que entretiene como sólo lo hacían las películas que rodaban en los 60 y 70.

RAY HARRYHAUSEN

Debido a su trabajo pionero con los efectos especiales, a Ray Harryhausen se lo considera parte creativa necesaria de todos los filmes donde ha participado. Aquí hemos reseñado las siguientes obras: The Beast From 20.000 Fathoms (1953) – It Came from Beneath the Sea (1955) – La Tierra vs los Platillos Voladores (1956) – 20 Million Miles to Earth (1957) –  El Septimo Viaje de Sinbad (1958) – Mysterious Island (1961) – Jason y los Argonautas (1963) – Los Primeros Hombres en la Luna (1964) – El Valle de Gwangi (1969) –  El Viaje Fantastico de Sinbad (1974) – Sinbad y el Ojo del Tigre (1977) – Furia de Titanes (1981)