Crítica: Intriga en Venecia (The Venetian Affair) (1967)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

4 atómicos: muy buenaUSA , 1967: Robert Vaughn (Bill Fenner), Elke Sommer (Sandra Fane), Felicia Farr (Claire Connor), Karl Boehm (Robert Wahl), Luciana Paluzzi (Giulia Almeranti), Boris Karloff (Dr. Pierre Vaugiroud), Roger C. Carmel (Mike Ballard), Edward Asner (Frank Rosenfeld)

Director: Jerry Thorpe, Guión: E. Jack Neuman, basado en la novela homónima de Helen MacInnes

Recomendación del Editor

Trama: Venecia, tiempos de la Guerra Fría. Delegados de las principales potencias se han reunido para una conferencia de paz, en donde comenzarán a hablar sobre puntos clave como el desarme del arsenal nuclear. Pero la explosión de una bomba ha aniquilado a todos los asistentes, generando una crisis diplomática de proporciones inimaginables. Para cubrir el evento ha partido el periodista norteamericano Bill Fenner, el cual fuera operador de la CIA en su momento y posee numerosos contactos en los círculos de inteligencia. Así es como Fenner se entera que el jefe de seguridad de la conferencia, el doctor Pierre Vaugiroud, ha montado su propia investigación y ha llegado a conclusiones alarmantes. Y una de ellas es que el disparador del atentado ha sido el propio delegado diplomático norteamericano, el cual introdujo la bomba en la sala y se inmoló durante la explosión. Pero lo peor de todo es que Fenner terminará por descubrir que su ex mujer – ahora devenida en agente enemiga – estuvo en contacto con el diplomático horas antes del atentado suicida. Y, a menos que la encuentre antes que lo haga la CIA y otros servicios de inteligencia, su suerte estará echada… ya que ella es la única que que sabe lo que realmente pasó en aquella sala el día del atentado.

Intriga en Venecia (1967)Intriga en Venecia es un thriller de espionaje puro y duro. Hecho en la época en que la Bondmanía hacía furor y todo el mundo apostaba por el cine de espías, se trata de uno de los ejemplares más serios del género. En aquellos años o uno hacía una pavada superproducida con locos que intentaban dominar el mundo (y rodeados por chicas en bikinis), o intentaba decantarse por la diferencia, adaptando alguna novela de calidad hecha por especialistas del género. Intriga en Venecia entra en la última categoría y es muy lendeightoniana, – uno podría citarla como una prima no muy lejano de las aventuras típicas de Harry Palmer que Michael Caine protagonizaba a finales de los 60 -. Sigue esa estructura en donde todo el mundo está enfundado en gabardinas, habla en clave, y es seguido por una parva de tipos pertenecientes a un puñado de servicios de inteligencia diferentes – los cuales se vigilan entre sí todo el tiempo -.

A mí me gustó bastante Intriga en Venecia, aunque debo reconocer que es una película bastante densa y difícil de seguir. Es un filme demandante, ya que hay que ir razonando a la par del protagonista, y hay que admitir que el grueso de sus acciones resulta lógica – por contrario a la mayoría de los thrillers del género (incluyendo obras de John Le Carré) en donde en un determinado momento la casualidad entra a jugar groseramente ya que al autor se le terminan los recursos para seguir avanzando con la trama -. El héroe es un periodista borrachín, ex operador de la CIA y un tipo que claramente está en la mala, al cual lo mandan a cubrir un atentado ocurrido en una conferencia de paz llevada a cabo en Venecia. Lo que no sabe el protagonista es que él es tan sólo un peón de las intrigas de la inteligencia internacional, ya que la CIA ha presionado a su empleador para que lo mande a Italia y termine funcionando como una especie de agente independiente. ¿La razón?. Su ex esposa – a la cual abandonó cuando se enteró que se trataba de una doble agente enemiga – está vinculada con el caso. Y es que ella es la que estuvo hasta último momento con el diplomático norteamericano que cometió el atentado suicida en Venecia. Las causas después derivarán a un operador independiente de inteligencia – un tipo tan inteligente como sádico llamado Robert Wahl, un sólido villano interpretado por Karl Boehm -, el cual se encuentra experimentando con una droga que convierte a la gente en robots – otra que The Manchurian Candidate -. Así fue como logró que el diplomático se convirtiera en un terrorista suicida.

Tal como en los filmes de Harry Palmer, Bill Fenner es un antihéroe que siempre toma el camino indirecto (o inverso a la lógica que usaría el espectador en semejante situación) para obtener resultados. Se presenta ante el jefe de la comisión investigadora (Boris Karloff, en una rara participación fuera del cine de terror) y se hace echar, sólo para que el tipo le preste atención y termine por llamarlo aparte. Toda esta gente dispara la información retaceada, y Fenner se convierte en un mandadero entre los distintos servicios de inteligencia. El quía decide tomar una valija vacía del departamento de su ex esposa, solo para ver quién lo sigue (y así, capturarlo y sacarle información).

El problema con todo esto es que la trama se va en palabras, y Bill Fenner no es el héroe más simpático del mundo. La performance de Robert Vaughn tampoco ayuda – siempre está con cara de tránsito lento, y no mueve más de dos músculos faciales -, con lo cual otro intérprete con más ángel hubiera ayudado (por ejemplo… Michael Caine!). La historia también mete un par de subtramas de relleno que bien podrían haberse podado – como la de Roger C. Carmel y Luciana Paluzzi, actores finos que aquí están criminalmente desperdiciados como comic relief -. Por contra el villano es inteligente y sádico. Incluso el filme tiene su momento memorable cuando Karl Boehm decide mostrarle a Robert Vaughn las bondades de la droga, inyectándosela a un gato y metiéndolo en la misma jaula con un ratoncito de laboratorio. El minino termina a los gritos pelados, presa del ataque de pánico que le produce el ratón (o la visión distorsionada que recibe su cerebro). Entre eso y un par de balaceras es a lo que se reduce toda la acción de la película. Después el resto es pura palabrería, interesante pero agotadora.

Intriga en Venecia es un sólido filme de espionaje. No es para cualquiera, pero es inteligente y la trama presenta pocos agujeros. Recomendado para gente cansada de ver tanta estupidez sobrecargada de efectos especiales, y que quiere ver algo que le estimule la neurona. Y aunque no sea lo mejor de su género, al menos es lo suficientemente desafiante como para que no sea un desperdicio de tiempo.