Crítica: Impacto Profundo (1998)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1998: Tea Leoni (Jenny Lerner), Robert Duvall (Capitán Spurgeon ‘Fish’ Tanner), Elijah Wood (Leo Beiderman), Morgan Freeman (Presidente Beck), Maximilian Schell (Jason Lerner), Ron Eldard (Oren Monash), Vanessa Redgrave (Robin Lerner), Leelee Sobieski (Sarah Hotchner), Mary McCormack (Andrea Baker), Jon Favreau (Gus Partenza)

Director: Mimi Leder, Guión: Bruce Joel Rubin & Michael Tolkin

Trama: Dos estudiantes de astronomía dan por casualidad con lo que parece ser un nuevo cuerpo celeste. Sin embargo, al introducir sus datos de velocidad y trayectoria en la computadora, ésta lanza la alarmante respuesta de que el cuerpo – un cometa del tamaño de la ciudad de Nueva York – se encuentra en curso de colisión con el planeta Tierra. Con un plazo cortísimo de tiempo – apenas dos años – el gobierno acuerda en secreto con sus pares rusos la construcción de una nave espacial de avanzada – llamada Mesías -, la cual transportará a un puñado de astronautas a la superficie del cometa con tal de depositarle una serie de ojivas nucleares cuya detonación termine por despedazarlo. El problema es que las cosas no salen como lo esperado y el cometa se ha particionado en dos pedazos cuyo impacto es capaz de borrar todo vestigio de vida de la faz del planeta de un solo plumazo. Y sólo un milagro podrá salvar a la humanidad de lo que parece ser su segura extinción.

Impacto Profundo A veces los estudios poseen cierta sincronización mental para producir dos o mas bodrios similares al unísono. En realidad quizás no sea una cuestión metafísica sino que simplemente hay espías en todos lados, y un estudio termina por montar un proyecto de apuro en vista del inminente lanzamiento de algo parecido que hará la competencia. Así es como hemos tenido toneladas de versiones duplicadas de Dráculas, Robin Hoodes, volcanes explotando en los lugares mas recónditos del planeta, y asteroides chocando contra la Tierra. 1998 fue el año de los asteroides (bah, aquí un cometa) y, en ninguno de los casos, la experiencia resultó satisfactoria. Michael Bay vomitó Armaggedon y la factoría Spielberg se despachó con Impacto Profundo. Mientras que el filme de Mimi Leder es un poco mas formal y menos ridículo, no por ello cataloga automáticamente como filme potable. Un libreto infestado de horrendo melodrama, historias huecas y algunas espantosas decisiones de casting terminan por hundir lo que podría haber sido algo siquiera rutinario y pasable.

Una de las razones por las cuales Impacto Profundo es intragable es Tea Leoni. Mujer bonita, espantosa actriz. La Leoni es incapaz de montarse un filme sobre sus hombros y se nota: su voz nasal aturde y, a la hora de mover un músculo facial, su cara es de mármol de Carrara. Pocas veces me he encontrado odiando tanto a una protagonista al poco tiempo de haber comenzado un filme. No sólo la performance de la Leoni es molesta sino que su personaje es irritante – no es mas que una típica egocéntrica escaladora de posiciones, a la cual sólo le importa su carrera -. En base a un personaje detestable, es difícil que uno sienta algún mínimo interés por lo que ocurre en su entorno, lo cual no deja de ser drama barato – como el suicidio de su madre (Vanessa Redgrave, la cual parece haberse escapado de la sección de momias del museo de Londres), o el nuevo matrimonio de su padre con una chica 30 años menor (un vetusto Maximilian Schell, deformado por las cirugías y cuyos ojos impresionan ya que parecen dos bolas gigantes de vidrio) -. La segunda historia principal es aún menos interesante, con un adolescente Elijah Wood sufriendo el histeriqueo constante de Leelee Sobieski, quien no sabe si se va, si se queda o si quiere que un pedazo de cometa le caiga en el coco. Después está la subtrama con el veterano astronauta que compone Robert Duvall (otro que parece tener 80 años en vez de los 50 que pretende vender el libreto), el cual vive enfrentado con el resto de los miembros de la misión a causa de su edad. En todos los casos ninguna de las historias es satisfactoria y hay momentos en los que la pedantería alcanza niveles estratosféricos, como alguno de los discursos finales del habitualmente solvente Morgan Freeman, las despedidas sobre la hora de los familiares de los cosmonautas, o los cambios de decisión de Frodo Wood, que prefiere regresar a los bosques de Fangorn antes de internarse en las cuevas que el gobierno construyó en el interior de Moria.

Si Armaggedon era ofensiva por lo ridículo y prepotente, Impacto Profundo te aturde por su solemnidad y su drama de telenovela de la tarde. Algunas actuaciones – como las de Freeman y Duvall – ayudan a digerir el relato mientras dura, pero todo esto es de una superficialidad asombrosa considerando las circunstancias que plantea la historia. No hay sentido de urgencia, de sacrificio, de horror… de nada; sólo hay diálogos mediocres en abundancia y una historia escrita a contramano de la lógica.

Quizás el problema pase porque a Impacto Profundo le sobran 115 minutos de tiempo. La historia debería haber sido así: descubren el cometa y a la escena siguiente explota el mundo. FIN. Eso nos libraría de dos horas de mediocridad, las cuales toleramos para ver 10 minutos de sobresalientes efectos espaciales, los cuales terminan siendo una compensación demasiado corta para el sacrificio efectuado. Como sea, lo cierto es que yo odio más a las películas incompetentes que a las malas, ya que las incompetentes siempre amenazan con mejorar en algún momento – el cual nunca llega -, y por eso Impacto Profundo figura en mi lista negra: simplemente porque se da ínfulas de gran espectáculo y termina siendo un drama de asquerosa calidad adornado con carísimos efectos especiales.