Crítica: Ikarie XB 1 (Viaje al Fin del Universo) (1963)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Checoslovaquia, 1963: Zdenek Stepánek (capitán Vladimir Abajev), Radovan Lukavský (comandante MacDonald), Dana Medrická (Nina), Miroslav Machácek (Marcel), Frantisek (Hopkins), Jirí Vrstála (Erik Svenson), Svatava Hubenaková (Rena)

Director: Jindrick Polak, Guión: Jindrick Polak & Pavel Juracek

Trama: La nave Ikarie XB 1 parte a Alfa Centauro, en donde han detectado planetas potencialmente viables para el desarrollo de la vida fuera de la Tierra. Pero cuando se acercan a su destino, la computadora de a bordo les advierte sobre la presencia de una estrella oscura, cuyas radiaciones comienzan a afectar a la tripulación. Ahora toda la misión se encuentra en peligro, especialmente después que el ingeniero Michael estuviera en el exterior de la nave y recibiera la mayor exposición a las radiaciones de la estrella oscura, las que lo han desquiciado y ha comenzado a destruir los sistemas vitales del cohete. Y con el tiempo contado, deberán detenerlo antes que termine por detonar la nave.

Ikarie XB 1 Es muy interesante descubrir rarezas como Ikarie XB 1, que es ciencia ficción rodada detrás de la Cortina de Hierro. En general toda la cinematografía soviética (y de sus países satélite) era financiada por el estado, y contaba con generosos presupuestos en escenarios y efectos especiales, lo que ponía a cualquier filme de entonces muy por encima de la calidad técnica de sus pares norteamericanos de la época. A Ikarie XB 1 le corresponden dos distinciones: viene de Checoslovaquia; y maneja la narración de una manera muy moderna, algo inusual en la cinematografía del bloque comunista.

Desde ese punto de vista, Ikarie XB 1 parece una aventura espacial rodada por Fellini. Esto es: no hay una historia central sino episodios protagonizados por la tripulación y encadenados bajo la premisa del viaje a Alfa Centauro. Cada episodio no dura más de dos minutos – con la excepción de dos segmentos más extensos, que involucran el descubrimiento de una nave espacial terrestre del pasado, y el pasaje por la letal estrella oscura que afecta a todos los tripulantes -, y pasan por lo cómico, lo anecdótico y lo reflexivo. Uno no termina por aburrirse demasiado durante la exhibición de Ikarie XB 1, ya que si hay algo monótono, en pocos segundos pasamos a otro tema. El otro punto destacable es que Polak ha puesto todo el empeño en desarrollar personajes y diálogos creíbles. La gente se comporta con naturalidad, se hacen bromas entre ellos y bromean acerca de las peculiaridades de semejante viaje espacial – la comida condensada; los robots asistentes; la posibilidad de montar un romance en el espacio -. Por ejemplo, uno de los miembros de la tripulación quiere cortejar a la nueva asistente; y como lo único disponible son semillas (que transportan para la eventual colonización en Alfa Centauro), decide germinar artificialmente un girasol para regalárselo (es la única flor que pueden tener en la nave). Mientras tanto, los amigos siguen el romance desde las cámaras de seguridad de la nave. Entre la excentricidad y la camaradería, ésta es una escena propiamente Fellinesca.

El tema está en que no pasa demasiado en Ikarie XB 1, más allá de proveer un buen número de viñetas sobre lo que sería la vida diaria de un largo viaje espacial. Algo así como Star Trek en versión de telenovela. Tampoco el libreto les da mucha personalidad a los caracteres ni sigue a ninguno de ellos en particular. Sabemos que hay un viejo matemático cascarrabias que anda con un robot del siglo XX (una mala copia de Robby de Planeta Prohibido); que el capitán no quiso llevar a su mujer embarazada en el viaje (ya que era científica), pero la chica que la reemplaza ya estaba preñada desde su reclutamiento en la Tierra; el romance antes comentado entre los miembros de la tripulación; y un ingeniero que sufre “fiebre de cabina” y que está cayendo en un estado sicótico. El resto es completamente anónimo.

Para amenizar un poco las cosas, el libreto de Polak pergueña dos situaciones de tensión. La primera es el encuentro con una nave espacial abandonada que proviene de la Tierra y del año 1987. Esta secuencia es por lejos lo mejor del filme. No solo se lucen los efectos especiales (impecables), sino que hay un gran clima de tensión en la exploración de la nave. Los trajes espaciales son excelentes (tienen unas botas magnéticas que se iluminan cuando pisan – estamos hablando de un filme de 1963!! -), y los astronautas avanzan lentamente para explorar los restos del naufragio espacial, sólo para descubrir que la nave está recargada de bombas atómicas. El problema aquí pasa porque, una vez resuelta la situación, ninguno se pregunta demasiado de dónde salió una nave de 1987, varada a mitad de camino de Alfa Centauro y que no le figura a nadie en los registros. A lo sumo se limitan a criticar las bombas atómicas de a bordo y disparar alguna reflexión – el Siglo XX dió a las bombas y a los nazis… pero también a exquisitos autores de música clásica -. Al siguiente corte, el filme se olvida de lo sucedido.

La otra situación es la existencia de una estrella oscura, cuya radiación le baja el ritmo vital a todos los tripulantes. Para colmo, cuando están a punto de entrar en coma por tiempo indeterminado, descubren que hay dos astronautas que trabajaron en la superficie de la nave y resultaron mucho más expuestos, y ahora la radiación los ha consumido o se han vuelto locos. En sí es un momento más rutinario y menos interesante que el anterior, aparte de que quienes hemos seguido la series televisivas de sci fi de los últimos 40 años hemos visto por lo menos media docena de capítulos en donde un tripulante – Spock, Starbuck, Buck Rogers o como se llame – le agarra un ataque de locura temporal y se vuelve malo.

Un detalle interesante que nota Richard Scheib en su blog, es que la sci fi soviética (y por vinculación, la de sus países satélite de aquel entonces) hace hincapié en la carrera espacial como una cuestión heroica, y en donde el universo es una fuente de peligros insospechados. Los héroes no son Flash Gordon ni Buck Rogers, sino versiones espaciales de Cristobal Colón – exploradores que lidian con los problemas de la travesía a lo desconocido -. A su vez, esa incursión fuera de los límites terrestres les acarrean amenazas que son de origen científico – alteraciones del tiempo y el espacio, meteoritos, cambios en el metabolismo -. No hay alienígenas invasores en la sci fi soviética; y cuando aparecen extraterrestres, lo hacen como representaciones intelectuales. Tanto en la incursión en la nave espacial abandonada como en el climax – donde la XB 1 llega a Alfa Centauro – hay un tratamiento eminentemente respetuoso y lógico de lo que debería ser el contacto con una forma de vida alienígena. Lo que intentan es encontrar los medios de comunicarse de una inteligencia a la otra.

Ikarie XB 1 es interesante si uno está de humor como para seguirla. Roger Corman compraría los derechos sobre el filme (tal como lo hizo con la soviética Planeta Bur), la reeditaría y la despacharía como Viaje al Fin del Universo, dándole un mensaje mucho más apocalíptico – cuando la expedición llega al final del viaje, descubren que han regresado a la Tierra (!) y ven una copia semiderruida de la Estatua de la Libertad (!!) (sí, de allí parece que sacaron la idea del clímax de El Planeta de los Simios) -. La versión original checoslovaca es más pacifista y literaria, y a mi juicio es la única que vale la pena.

CINE FANTASTICO SOVIETICO (incluyendo países satélite de la cortina de hierro) (1917 – 1991)

Viaje Cosmico: Una Novela Fantástica (1936) – First Spaceship to Venus (1959) – El Llamado de los Cielos (1959) – El Planeta de las Tormentas (1962) – Ikarie XB 1, Viaje al Fin del Universo (1963) – La Nebulosa de Andromeda (1967) – Solaris (1972) – Eolomea (1972) – En el Polvo de las Estrellas (1976) – El Bucle de Orion (1980) – Hacia las Estrellas, de la Manera Mas Dificil (1981) –