Crítica: Holocausto 2000 (1977)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Italia, 1977: Kirk Douglas (Robert Caine), Simon Ward (Angel Caine), Agostina Belli (Sara Golan), Romolo Valli (Monseñor Charrier), Massimo Foschi (asesino), Adolfo Celli (Dr Kerouac)

Director: Alberto de Martino, Guión: Alberto de Martino, Sergio Donati & Michael Robson

Trama: El millonario Robert Caine se encuentra a punto de construir una gigantesca planta termo nuclear en Medio Oriente. En plena inauguración de las obras descubre una cueva en las cercanías, en donde hay un grabado de un monstruo de siete cabezas además de la palabra IESUS escrita en una de las paredes. Caine considera anecdótico al descubrimiento, hasta que una serie de bizarras muertes comienzan a golpearle de cerca, y pronto empieza a descifrar que hay una conspiración allanándole el camino a la construcción de la planta, eliminando a todos los opositores al proyecto. Pero los acontecimientos tomarán otro rumbo cuando se tope accidentalmente con el monseñor Charrier, quien interpreta los sucesos como coincidencias con las profecías bíblicas sobre el apocalipsis. Y mayor será su sorpresa cuando descubra de que su hijo es el Anticristo y que la planta nuclear es el dragón de siete cabezas que lo ayudará a desencadenar el fin del mundo mediante un holocausto atómico.

Holocausto 2000 En 1976 apareció La Profecía (The Omen) y su suceso pronto disparó una camada de imitadores en todas partes del mundo. En realidad The Omen era una entrada tardía al subgénero de niños poseídos por el demonio – que arrancó a fines de los sesenta con El Bebé de Rosemary y tuvo su apogeo en 1973 con El Exorcista – pero que traía la importante novedad de explorar toda la temática apocalíptica y profética de la Biblia, y eso demostró tener un enorme enganche en el público. Holocausto 2000 es un clon italiano que explora el mismo tema – el surgimiento del Anticristo -, mezclado con las preocupaciones setentistas sobre la inestabilidad de las plantas nucleares y el peligro de un accidente atómico. Pero a pesar del empeño que pone el filme, el resultado termina siendo más o menos debido a la falta de sutileza del libreto.

Acá está el director todo terreno Alberto de Martino, quien tiene en su haber títulos tan bizarros como la aventura del agente 077 Misión Especial: Lady Chaplin (1966), la parodia de euroespías con el hermano de Sean Connery Ok Connery (1967) y el espantoso film de superhéroes El Hombre Puma (1980) (que curiosamente fué su siguiente película, demostrando que a Holocausto 2000 no le fue tan bien en taquilla y tuvo que agarrar cualquier laburo para seguir comiendo). De Martino no es un director particularmente malo sino uno prolijo y chato, incapaz de depurar los guiones que le llegaban a sus manos. Acá toda la idea parte de él, y uno debe admitir que hay algunas aristas interesantes, amén de contar con una producción generosa. Pero ello no quita de que toda la historia termina por caer en la obviedad, y Kirk Douglas termina de darse cuenta de la conspiración una hora más tarde que la misma audiencia, aún cuando el libreto se la pasa refregándole en la cara las coincidencias bíblicas de turno.

No es un libreto sutil. El hijo de Kirk Douglas se llama Angel Caine (angel Caín) como para que no queden dudas de que el tipo es malo (y, curiosamente, Simon Ward hace su mejor imitación de Michael Caine, ojos de huevo duro incluídos). La planta nuclear va a tener 7 torres con 10 dispositivos de seguridad, coincidente con la profecía bíblica del dragón que desatará el Apocalipsis (y que tendrá 7 cabezas y 10 coronas en cada una). Toda la numerología de la planta coincide con los versos de la Biblia, y el nombre de Jesús aparece en una ecuación que escupe la computadora, vaya a saber después de procesar qué dato. Esa ecuación tiene el número de un expediente médico (wtf?) el que termina por demostrar que Angel Caine es el Anticristo (chan chán!!), simplemente porque no tiene ondas cerebrales y nadie se dió cuenta de ese hecho en los exámenes de ingreso a la obra social (¿qué era? ¿una prepaga argentina?). Por supuesto todos los que van descubriendo la verdad van muriendo como moscas – muy al estilo de La Profecía -, lo que termina por hacer medianamente entretenido el relato. Y en el medio hay una subtrama en donde la novia de Douglas (Agostina Belli) queda embarazada y al hombre del hoyuelo se le mete en el marulo que ese bebé es el Anticristo, aunque 5 minutos antes la platea, la mitad del elenco, los extras, y hasta la gente que le hacían el catering al filme le estaban gritando en la cara que Angel Caine era el verdadero hijo del demonio. Y Kirk Douglas estaba de acuerdo.

El filme es estúpido y prolijo. Hay algún que otro momento inspirado (como la secuencia onírica), pero el principal problema pasa por el personaje de Kirk Douglas, que está escrito de manera inconsistente – ahora es creyente; ahora no – y el actor le inyecta cuotas de sobreactuación, como para que no queden dudas de que está laburando por el cheque y no se toma muy en serio el guión. Las muertes son coloridas pero tampoco hay grado de shock, y la conspiración es demasiado obvia como para sorprender a alguien. Incluso el libreto le agrega su cuota de pavadas, diciendo que si la super planta nuclear detona, también hará explotar a las bombas y plantas nucleares de los países cercanos (wtf!!) en una reacción en cadena que arrasará la superficie del planeta. He aquí otros libretistas que han hecho investigación científica en el Libro Gordo de Petete luego de una noche de borrachera.

Eso no quita que Holocausto 2000 no sea un filme que se deje ver, aunque uno debe saber que se va a topar con razonamientos absurdos y una trama torpe. Acá faltaba una pulida final al libreto y un director con un poco más de talento. El resultado final es mediocre y desperdicia la oportunidad de haber hecho algo interesante con el tema, el que termina sepultado bajo el peso de su propia impericia.