Crítica: El Valle de Gwangi (1969)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1969: James Franciscus (Tuck Kirby), Gila Golan (T.J. Breckinridge), Lawrence Naismith (profesor Horace Bromley), Curtis Arden (Lope), Gustavo Rojo (Carlos), Richard Carlson (Champ Connors), Freda Jackson (Tia Zorina)

Director: James O’Connolly, Guión: William E. Bast, Musica – Jerome Moross

Trama: Mexico, principios del siglo XX. El empresario Tuck Kirby va al encuentro de su ex amante T.J. Breckinridge, a quien desea comprarle su circo de rodeo. Ante la negativa de la chica, Kirby ronda el lugar y descubre que T.J. tiene preparado un acto sorpresa que consiste en la presentación de un caballo en miniatura. El mismo resulta ser un Eohippus, un antecedente prehistórico de los actuales equinos. Cegado por la ambición – y con la ayuda del paleontólogo inglés Horace Bromley -, Kirby se lanza a averiguar el origen del Eohippus, el cual se remonta a un lugar secreto conocido como el Valle Prohibido. Pero a último momento Kirby se arrepiente de haber traicionado a T.J.; lo cual resulta demasiado tarde, ya que Bromley ha liberado al animal y – siguiendo su rastro – ha descubierto un acceso oculto al valle. Ahora Kirby, T.J., Bromley y un grupo de vaqueros del circo han quedado atrapados en el paraje, el cual se encuentra infestado de criaturas prehistóricas. Y el rey del lugar parece ser un Tiranosaurio Rex al que llaman Gwangi. Para compensar por la pérdida del Eohippus, Kirby y los vaqueros logran atrapar a Gwangi y planean exhibirlo como atracción de feria, desconociendo los inmensos peligros que ello acarrea.

El Valle de Gwangi El Valle de Gwangi está basada en una idea del animador Willis O´Brien – el mismo que diera vida a King Kong -, un proyecto que intentó vender durante años (aproximadamente desde la década del 40, cuando Mighty Joe Young pisó la pantalla). Fallecido O´Brien en 1962, la posta fue tomada por su discípulo Ray Harryhausen – el mismo de 20 Million Miles From Earth, Jason y los Argonautas, y El Séptimo Viaje de Sinbad -, quien logro juntar los capitales necesarios para ponerla en pantalla.

La idea en sí no es original; es un reciclado de la historia de King Kong que mezcla escenas tomadas de otros trabajos anteriores de Harryhausen – la secuencia del enlazamiento de la criatura está copiada de Mighty Joe Young mientras que el choque entre el Tiranosaurio y el elefante proviene de 20 Million Miles From Earth; e incluso parte del climax tiene lugar en una plaza de toros a falta del Coliseo Romano usado en ese film -. Dependiendo de la cultura cinematográfica del espectador, El Valle de Gwangi puede ser un reciclado de menor calidad de filmes superiores, o un trabajo destacado de Harryhausen. Quizás lo más justo sea valorarlo en un punto medio: es un entretenimiento sólido, pero que podría haberse esforzado en esbozar escenas de acción más originales que las incluídas en el film.

El libreto es una catarata de clisés con pésima definición de los personajes: el carácter de James Franciscus es una mezcla de Jack Driscoll y Carl Denham de King Kong, que posee una volubilidad sorprendente y pasa de héroe a empresario ambicioso y sin escrúpulos de un fotograma a otro, y regresa a su estadío anterior todo el tiempo. Están tan mal delineados los papeles que en un momento el inestable Franciscus asume el rol de doncella enamorada mientras que Gila Golan (ex chica Flint de Our Man Flint) pasa a personificar un Carl Denham con faldas. Dramáticamente es inconsistente e incoherente, lo cual es una muestra de ineptitud de los libretistas que se están moviendo sobre un terreno tan seguro y trillado como éste. Para colmo hay un chico (Curtis Arden) que, como todos los niños de los filmes de Harryhausen, suelen cometer los actos más increíblemente estúpidos y peligrosos. Y el uruguayo Gustavo Rojo resulta mucho más heroico que James Franciscus, lástima que termina como aperitivo de Gwangi. El guión definitivamente no es un candidato al Oscar.

El otro problema, aparte de la definición de los personajes, es Gwangi – que se ve idéntico a Barney, el dinosaurio gay de la TV (chiste!) -. Debido al corto tiempo disponible para la pre-producción, Harryhausen no pudo testear los colores del celuloide, y tenemos a un dinosaurio azul que muta hasta el color púrpura (¿¿no era mejor que fuera gris??). Es un factor altamente distrayente. Se suma a esto los problemas habituales del stop motion, que queda muy bien en planos generales pero en primeros planos se ve completamente artificial. Quizás si la película hubiera sido rodada en blanco y negro el resultado general hubiera sido muy superior.

Ciertamente uno corre el riesgo de resultar cínico viendo a El Valle de Gwangi. La premisa es fascinante – encontrar un valle perdido poblado de criaturas prehistóricas – pero el film se empeña en seguir textualmente los pasos del clásico King Kong y abandona toda originalidad posible. La película bien podría haber tomado otros líneamientos, centrándose en las aventuras dentro del valle prohibido – una premisa parecida a la del comic clásico Turok (1954), donde dos indígenas intentaban encontrar una ruta de escape de un valle similar mientras luchaban por sobrevivir en un mundo infestado de dinosaurios -. A su vez, la ejecución es dispar y uno no puede discernir si es un film para adolescentes o para el público adulto. Existen momentos en que la película parece regodearse en el sadismo de algunas escenas – protagonistas devorados por el dinosaurio; Gwangi a dentellada limpia contra el elefante; el incendio final -, algo que otro director y colaborador habitual de Harryhausen como Nathan Juran hubiera exorcisado. Si bien el film recicla escenas de otros filmes, es muy distinto ver a Joe Young peleando con leones, o a Ymir combatiendo a otro elefante en Roma – los originales en los cuales basa sus secuencias de acción El Valle de Gwangi -. La diferencia fundamental estriba en que una criatura matando a golpes a otra es mucho mas aséptica que verla asesinándola a dentelladas.. Pero como la película se empeña en mostrar a Gwangi como el mal puro, se encarga de imputarle todo tipo de atrocidades. Si el film era para público adulto, merecía un libreto dramáticamente mejor; si era para adolescentes, es sádica y sangrienta.

El Valle de Gwangi es una aventura sólida, aún con todos sus defectos. No es la mejor hora de Harryhausen en cuanto a la prolijidad de la factura técnica, ni el film más original de su carrera. Es simplemente aventura de matineé, típica serie B, que tiene desprolijidades y algunas escenas demasiado sádicas – que quedan fuera de contexto -, pero termina por entretener.

RAY HARRYHAUSEN

Debido a su trabajo pionero con los efectos especiales, a Ray Harryhausen se lo considera parte creativa necesaria de todos los filmes donde ha participado. Aquí hemos reseñado las siguientes obras: The Beast From 20.000 Fathoms (1953) – It Came from Beneath the Sea (1955) – La Tierra vs los Platillos Voladores (1956) – 20 Million Miles to Earth (1957) –  El Septimo Viaje de Sinbad (1958) – Mysterious Island (1961) – Jason y los Argonautas (1963) – Los Primeros Hombres en la Luna (1964) – El Valle de Gwangi (1969) –  El Viaje Fantastico de Sinbad (1974) – Sinbad y el Ojo del Tigre (1977) – Furia de Titanes (1981)