Crítica: El Cieno Verde (The Green Slime) (1968)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA – Japon, 1968: Robert Horton (Comandante Jack Rankin), Richard Jaeckel (Comandante Vince Elliott), Luciana Paluzzi (Lisa Benson), Ted Gunther (Dr Hans Halvorsen)

Director: Kinji Fukasaku, Guión: Ivan Reiner, Tome Rowe & Charles Sinclair, Musica – Charles Fox & Toshiaki Tsushima

Trama: El asteroide Flora se acerca a la Tierra, en trayectoria de colisión directa. El veterano comandante Jack Rankin es enviado al espacio con la misión de plantar cargas explosivas para destruir al asteroide, y para ello debe organizar un grupo de tareas con personal de la estación orbital Gamma 3. La misión resulta todo un éxito, pero de regreso en la estación, un fragmento de masa orgánica que ha sido descubierto en Flora ha quedado prendido al traje de uno de los astronautas. Pronto, la viscosa masa verde evoluciona hasta convertirse en un monstruoso alienígena que comienza a atacar a la tripulación de Gamma 3. Y todos los intentos de detenerlo con armas resultan en vano, ya que de su sangre comienzan a surgir nuevas criaturas, las que amenazan con desbordar a la capacidad de defensa que han montado Rankin y los integrantes de la estación orbital.

The Green Slime Para quien vive en la Argentina y tiene cuarenta años (o más), The Green Slime es uno de los clásicos de los Sábados de Super Acción de Canal 11 – un ciclo que acercó una enorme cantidad de títulos de sci fi bizarros a la mayoría de la audiencia argentina -. Una figurita conocida que era repuesta con asiduidad en el ciclo. Y una muestra de la habitual calidad carnavalesca de la ciencia ficción japonesa.

Porque El Cieno Verde, a pesar de todo su casting norteamericano, es un film japonés de sci fi de pura cepa. Salvo el elenco principal – que eran actores de carrera -, el resto de los extras son reclutas de las bases militares americanas residentes en el imperio del sol naciente Es una extraña coproducción entre la MGM y los estudios Toei, que reunió a varias estrellas televisivas y de la serie B norteamericana con el director Kinji Fukasaku (el mismo de Battle Royale), y sumó a varios libretistas exploitation que trabajaban en el cine europeo – Ivan Reiner colaboró en varias obras de spaghetti sci fi -. Como si la mezcla no fuera suficientemente rara, el otro que aportó líneas al guión (aunque no esté acreditado) es Bill Finger. Finger es el co-creador (no reconocido oficialmente por Bob Kane) de Batman, padre de los villanos más populares de la serie (el Guasón, el Pingüino, el Acertijo, Dos Caras, Gatúbela), y también co-autor del personaje Linterna Verde.

Con semejante licuado de creativos y artistas, lo menos que se puede decir de The Green Slime es que resulta peculiar. Es ciencia ficción pulp lisa y llanamente, sin otras intenciones que el entretenimiento. El libreto despliega una excusa válida – estos alienígenas que son imposibles de exterminar, ya que de la sangre de sus cuerpos brotan automáticamente otras criaturas -, y se encarga de disparar secuencias de acción una tras otra – la expedición al asteroide, el combate en los corredores de la estación, las medidas desesperadas para evitar que la amenaza llegue a la Tierra -. No es un filme estático que termine por aburrir al espectador, y la premisa está bastante bien llevada a cabo – hasta uno podría llegar a pedir una remake del film, aunque en más de un sentido el clásico Alien toma la mayoría de sus ideas prestadas de esta película (amén de otras influencias como It! The Terror Beyond the Space) –

El problema con The Green Slime es que, apartando el núcleo central de la historia, el resto de los rubros va de lo terrible a lo francamente bizarro. Los FX son bastante tristes y, para peor, al director Fukasaku le encantan los primerísimos planos, los cuales evidencian los dos pesos con cincuenta que costaron los efectos especiales. Si uno tenía quejas acerca de las maquetas de los filmes de Godzilla de los años sesenta, los FX de Ishiro Honda, Eiji Tsuburaya & Co parecen la Industrial Light & Magic al lado de los modelos colorinches que ponen aquí en pantalla. Eso destroza la atmósfera que podía crear el director – uno ve a Robert Horton treparse a cohetes con formas de juguetes para chicos menores de tres años; los alienígenas son unos enormes cabezudos de aspecto ridículo; la estación Gamma 3 parece un sonajero gigante en órbita -. Aún cuando uno pueda abstraerse de la mala calidad de los efectos especiales, los decorados también se ven simplones y baratos – puro cartón pintado -. A uno le da la impresión de que The Green Slime fue concebida como una superproducción pero montada con el 5% del total del presupuesto que realmente necesitaba.

Los otros rubros tampoco son muy felices. La actuación es mediocre, y el casting de Robert Horton como el héroe de la historia es realmente desafortunado – además de ser un actor horrendo, tenía 44 años para la época pero luce como de 88 -. Cada vez que Horton aparece en pantalla, hay que ponerse lentes de sol para no quedar ciego con sus engominados. Richard Jaeckel aporta su rutina maderosa habitual, y la ex chica Bond Luciana Paluzzi (Thunderball) demuestra que lo suyo es el modelaje pero no la actuación. Para peor el guión se mete en un berenjenal realmente incómodo, haciendo que Horton salga a seducir a la Paluzzi cuando está a una semana de casarse con Jaeckel. Sí, amigos: el vaquero fué al espacio a soplarle la novia a su mejor amigo. Tacto no es la principal virtud del libreto.

Aún con toda su atmósfera de pastiche multicolor, The Green Slime se deja ver. Es bastante competente y tiene buen ritmo. Hay muchos defectos – malos actores, desarrollo dramático horrible, naves de juguete, un director al que hay que hacerle un electroshock para que suelte el zoom -, pero su espíritu pulp termina por triunfar por encima de sus limitaciones artísticas.